Televisión

Un dibujo de 75 años

Rabietas ininteligibles bajo un disfraz de marinero. Fue la cara menos amable de la omnipresente Disney, sobre todo durante los años de ese esplendor que vivió la compañí­a abanderando la progresión de los Estados Unidos como potencia mundial, también en lo cultural. 75 años después los improperios «codificados» del Pato Donald han penetrado en la mayorí­a de paises del mundo, incluidos China y algunos de los paí­ses árabes, convirtiéndose en un icono de la cultura occidental en medio del mundo globalizado. Curiosamente su éxito se disparó especialmente en el mundo hispano.

El 9 de Junio de 1934, Donald hacía su debut en antalla, mostrando ya sus maneras de “cascarrabias”, como personaje secundario en la historia "The Wise Little Hen". Su singularidad, marcada por una voz solo comprensible para el resto de los personajes Disney, le llevó a protagonizar su primer corto de animación en 1937, "Don Donald", momento en el que también se presentó a la audiencia la que sería la eterna novia del quejoso pato, Donna, que pasaría a denominarse Daisy más adelante.El éxito del que gozó, en un momento en el que la animación despertaba un enorme interés (introduciéndose por primera vez en los Oscar), hizo que en poco tiempo hubiera protagonizado más historias que el propio Mickey Mouse. El simpático ratoncito era –y paradójicamente sigue siéndolo-, la cara amble de América, el dudoso símbolo de sus buenas intenciones para con el resto del mundo. Era obvio por tanto, que un personaje tan “humano” como Donald, con unos defectos tan evidentes como comprensibles, acabara ganándose el interés del público con más facilidad.Pero donde el Pato marinero conquistó más éxito fue, curiosamente, en el mundo hispano. Donald comenzó a traspasar las fronteras anglófonas y se convirtió en un fenómeno en Latinoamérica, en 1942 con Saludos amigos y The Three Caballeros (1944), dos producciones que compaginaban animación con actuaciones reales y que presentó Disney en América Latina. Ambas citas, en las que el pato aparecía con el loro Joe Carioca, fueron candidatas al Óscar. Parecía que la cara menos amable del gigante Disney era la que mejor reflejaba la presencia de los Estados Unidos en el sur del continente.Un icono del cine y la televisión, invento que sin duda catapultó la popularidad de los personajes clásicos de Disney, reservando el glamour cinematográfico para las superproducciones basadas en cuentos.Las instituciones americanas han cubierto de honores a Donald a lo largo de su historia. Incluso llegó a ser nombrado “Marine de honor”, teniendo el privilegio de pasar revista a las tropas. Un ejemplo claro de la importancia social que estos iconos gráficos han llegado a alcanzar en el último siglo. Incluso sería enormemente interesante dejarle hablar en una entrevista… a él, o al trabajador que se enfunda su traje en el parque temático de Orlando, que junto con sus compañeros se encuentra en permanente lucha sindical a causa del maltrato que reciben los actores de Disneyworld por parte de la gigantesca productora. Cosas entre millonarios y patos que hablan.

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