Incendio del macrovertedero de Seseña

Un desastre medioambiental más que anunciado

El incendio descontrolado del mayor vertedero de neumáticos de Europa, con 70.000 toneladas ilegales, no es simplemente desidia y dejadez por parte de las administraciones (Comunidad de Madrid, Junta de Castilla-La Mancha y Ayto. de Seseña). Es negligencia criminal acerca de un problema -denunciado desde hace décadas por numerosos escritos de organizaciones ecologistas y vecinales- de consecuencias extremadamente graves para la salud de la población y el medio ambiente, como finalmente ha ocurrido.

Han tenido muchos años para resolver el problema, pero han preferido despilfarrar el dinero público en obras faraónicas al servicio de intereses monopolistas, o en prevendas y corruptelas, antes que invertir los recursos necesarios para desactivar la bomba medioambiental que suponía el vertedero.

Ahora ya es tarde, y la bomba ha estallado. Aunque no hay forma de medirlo con exactitud, los estudios de Ecologistas en Acción indican que en pocos días, se han vertido a la atmósfera cantidades de sustancias extremadamente cancerígenas -hidrocarburos arómáticos (HAP), dioxinas, metales pesados…- equivalentes a los incendios de todo un año en toda España. Y el desastre no se acaba al apagar el incendio. El agua usada en la extinción arrastra los aceites y las sustancias tóxicas lixiviadas hasta los acuíferos y arroyos que van a parar al entronque Jarama-Tajo. «Ellos, la oligarquía financiera y sus administraciones, siempre ponen por delante la “rentabilidad económica” a la salud y la seguridad de todos»

Y todo ello a menos de 400m de una urbanización de 8000 personas, la famosa ciudad del Pocero de Seseña, símbolo del boom inmobiliario y la corrupción urbanística.

Las 90.000 toneladas de neumáticos podían haber sido utilizadas como fuente de riqueza, montando industrias de reciclaje (pueden reutilizarse para asfaltar carreteras) y puestos de trabajo en Seseña, al tiempo que se daba una solución a un polvorín medioambiental. Nada de eso se hizo. Ayuntamiento y pocero utilizaron el suelo barato para construir miles de viviendas al lado del peligro.

Invertir en seguridad medioambiental, en prevenir -cuesten lo que cuesten- desastres como éste, que tendrán consecuencias para la salud de los ciudadanos y para la naturaleza que aún estamos por ver, es en primer lugar, una cuestión de principios, una cuestión de clase.

Nosotros, las clases populares, sabemos que la salud y el cuidado del medio ambiente están inseparablemente unidos, que no son una “opción”. Ellos, la oligarquía financiera y sus administraciones, siempre ponen por delante la “rentabilidad económica” a la salud y la seguridad de todos. Está en su naturaleza, que es tan negra como la columna de humo que ha envenenado los cielos de Seseña.

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