Las cifras y los crímenes de Israel en la Franja

Un año de genocidio, 365 días de crímenes de guerra en Gaza

Cuando se cumple un año del inicio de la brutal ofensiva de Israel sobre Gaza, los datos de muerte y destrucción nos dibujan un horror de dimensiones no vistas en conflictos recientes, algo que sólo puede ser descrito con una palabra: genocidio

Las cifras de muertes oficiales ya se acercan a los 42.000 muertos, de los que el 95% son civiles, y el 40% son niños. Pero no están computados los varios miles de cadáveres sepultados bajo las 40 millones de toneladas de escombros, así que una estimación conservadora rebasa los 50.000 muertos, el 2% de la población de la Franja, y hay más de 95.000 heridos, el 10% de los gazatíes. ¿Se imagina usted que hubieran exterminado a 140.000 habitantes del área metropolitana de Madrid, y de ellos a 27.000 niños?

La intensidad de los bombardeos y la «densidad» de los ataques aéreos (su distribución por días y kilómetros cuadrados) no admite comparación con ningún otro conflicto bélico contemporáneo. En términos relativos, y en los momentos álgidos de la ofensiva, Gaza ha recibido una media de 846 bombardeos al día, ocho veces más que la media de 100 ataques aéreos diarios que ha recibido Ucrania.

En términos absolutos, un estrecho territorio del tamaño de la isla de La Gomera ha sido atacada durante un año con 80.000 toneladas de explosivos, el equivalente a cuatro bombas atómicas. Según el historiador norteamericano Robert Pape, experto en los bombardeos de la II Guerra Mundial, Gaza está “en el cuartil más alto de las campañas de bombardeos más devastadoras de la historia”.

Ataques aéreos israelíes que además han seguido con un claro sesgo: tener como blanco objetivos civiles, algo claramente tipificado como crimen de guerra. Los misiles y bombas israelíes han destruido 516.500 hogares familiares, 489 escuelas, 760 mezquitas, 203 refugios y 2.830 infraestructuras industriales o comerciales, incluyendo depuradoras de agua, panaderías y mercados. El 70% de los edificios de Gaza han sido reducidos a ruinas, mucho más que el brutal castigo de Rusia contra la ciudad ucraniana de Mariúpol, donde la aplicación de la criminal ‘doctrina Grozni’ destruyó el 32% de los edificios.

Infografía de El País

Israel ha destruido el 89% de los 36 hospitales de la Franja de Gaza, dejando apenas cuatro centros que operan al 30% de su capacidad, sin antibióticos, ni analgésicos, ni insumos médicos. Hasta 523 trabajadores sanitarios gazatíes han sido deliberadamente asesinados, y otros 717 heridos. Lo mismo que 172 periodistas y 72 rescatistas. El 80% de las escuelas de Gaza, incluyendo las de la UNRWA, que servían de refugios para la población civil, han sido atacados mientras albergaban a mujeres y a niños.

Israel se ha empleado a fondo en reducir a Gaza a un espacio inhabitable, destruyendo con saña todo lo que posibilite la vida -conducciones de agua y saneamientos- o aniquilando el 70% de los árboles frutales y campos de cultivo de la Franja.

¿Se imagina usted que hubieran exterminado a 140.000 habitantes del área metropolitana de Madrid, y de ellos a 27.000 niños?

El 90% de la población ha sido forzada a convertirse en desplazada interna, obligada a tener que refugiarse en escuelas o tiendas de campaña, que han sido igualmente bombardeadas con proyectiles de hasta una tonelada. El 96% de los dos millones de gazatíes son víctimas de la hambruna o de la falta de agua potable. El 60% de los envíos de ayuda humanitaria han sido interceptados por las tropas israelíes o por turbas de colonos bajo la complicidad de los soldados.

Las tropas israelíes sobre el terreno han cometido todo tipo de crímenes de guerra, a menudo grabados en vídeo por ellos mismos. Sus francotiradores han asesinado de forma premeditada y sádica a gazatíes haciendo cola para conseguir agua o alimentos. Hay documentados 3.600 detenidos y desaparecidos por los soldados, así como cientos de violaciones y agresiones sexuales, torturas mediante electroshocks, trato vejatorio y ejecuciones sumarias a los detenidos.

Todo ello demuestra una expresa y nítida voluntad genocida por parte del gobierno de Netanyahu, el más fanático, extremista y ultrasionista de la historia de Israel. Un Estado de Israel que está siendo juzgado, a instancias de Sudáfrica y bajo la acusación de genocidio por la Corte Penal Internacional, por delitos como asesinatos en masa, uso del hambre y la sed como arma, imposición deliberada de condiciones de vida inhumanas, desplazamientos forzados e incitación pública al holocausto, entre otros muchos crímenes de guerra.

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El movimiento pacifista en Israel

Pacifismo contra el genocidio… en el vientre de la bestia

A lo largo de todo este año, la vorágine de la guerra -primero con Gaza y ahora con Líbano- ha permitido al gobierno Netanyahu encuadrar a la mayoría de la sociedad israelí en un ponzoñoso y ultrareaccionario marco de odio, miedo y fanatismo ultranacionalista.

Pero no a todos los israelíes. Una minoría significativa -en la que hay una amalgama de familiares de rehenes, junto a pacifistas, izquierda antiimperialista, partidos árabes y sindicatos- han resistido y resisten, y le han declarado la guerra al holocausto y a la escalada belicista de los halcones del sionismo.

«¡Traedlos a casa YA!», «¡Alto el fuego ahora!», «Las vidas palestinas importan», «Acuerdo inmediato», “Tú eres el líder, tú eres culpable”, «Líbranos ya de Netanyahu”, “Bibi, asesino”. Con carteles y consignas como éstas, más de 300.000 personas se manifestaban a mediados de septiembre en Tel Aviv y otras ciudades israelíes. Era el cúlmen de una jornada de huelga general convocada por la principal central sindical israelí, la Histadrut.

Todos los sábados en la capital hebrea, manifestaciones más discretas o más multitudinarias, pero siempre de miles o decenas de miles de personas han salido a las calles para exigir el fin de la guerra genocida contra Gaza, junto a un acuerdo con Hamás que permita devolver a sus hogares a los más de 100 rehenes que aún permanecen prisioneros.

A lo largo de este año hemos puesto rostro y voz a algunos de los protagonistas de esta valiente izquierda pacifista y antiimperialista israelí, que a contracorriente y desde el vientre de la bestia se atreve a decir «no en nuestro nombre» ante el genocidio en Gaza.

Héroes como el joven Yotam Kipnis. Sus padres y su tío también fueron asesinados el 7 de octubre. Y hasta siete miembros de su familia, entre ellos sus tíos, sus primos y dos niños de tres y ocho años, fueron secuestrados y mantenidas cautivas por Hamás durante siete semanas. Pero lejos de pedir venganza, clama por el alto el fuego y por un proceso de paz que conduzca a un Estado Palestino independiente que conviva en seguridad y amistad con sus vecinos hebreos. «La gente inocente de Gaza, incluidos los niños, nadie merece morir”, grita en el megáfono.

Hagamos nuestras sus voces. Amplifiquemos -en medio de tanta barbarie- este faro de luz, de cordura y humanidad que resplandece y conmueve a todo el planeta.

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