Viaje de Abu Mazen a la Casa Blanca

¿»Última esperanza» o vinculación progresiva?

Mahmoud Abbas, «Abu Mazen», acude a la Casa Blanca como quien acude -como reconocen en la Mukata de Ramala- a «la última esperanza» para Palestina. Con los gobiernos de Washington y Tel Aviv en rumbos antagónicos y Obama enarbolando la solución de los dos Estados, el dirigente de la Autoridad Nacional Palestina tiene puestas todas sus expectativas en un decidido apoyo de la superpotencia a la creación de un Estado palestino.

El momento en el que el residente de la ANP acude a Washington es de una gran volatilidad, no sólo en clave palestino-israelí, sino en clave de Gaza y Cisjordania. Tras la brutal ofensiva de la franja, las facciones palestinas enemigas, encabezadas por Al Fatah y Hamás iniciaron un contradictorio y tortuoso proceso de acercamiento y reconciliación, ahora estancado. El ascenso de la ultraderecha en Israel y el negro panorama que vaticinan empuja fuertemente a que los palestinos cierren filas unos con otros, pero las rencillas y los desencuentros son muy intensos. También dentro del propio gobierno de Cisjordania, donde el independiente Salam Fayad, enfrentado con Mazen y encarnizado oponente de Hamás, ha logrado convertirse en Primer Ministro.Mazen no acude pues a Washington sólo para obtener el respaldo claro de la Casa Blanca frente a Netanyahu, sino frente al resto de facciones palestinas. La superpotencia tiene ante sí a un líder palestino que poco tiene que ver con el histórico Yasser Arafat. No sólo por el indiscutible y enorme prestigio que el `Raïs´ atesoraba entre los palestinos (algo de lo que Mazen carece), sino por el grado de autonomía e independencia de Arafat le hacían ser nunca del todo previsible apara EEUU. Washington tuvo que pilotar el conflicto con Arafat, pero ni siquiera para Clinton eso fue plato de buen gusto. El pragmático y maleable Mahmoud Abbas es otra historia.Y ciertamente Mazen ha entendido perfectamente que la estrategia de Obama para Oriente Medio precisa de la fórmula de los dos Estados, y por lo tanto que Netanyahu ceda sea como sea. "Si Netanyahu no acepta la fórmula de dos Estados, no ordena el cese de la construcción de las colonias y no hay un avance en el proceso de paz, a Obama le costará formar una coalición frente al Irán nuclear y no podrá conseguir la reconciliación con el mundo árabe", han dicho los colaboradores de Abbas en Ramala. El problema no es si a la potencia más poderosa del planeta –y la única que puede forzar a su gendarme israelí- le conviene, dada la situación internacional, impulsar la creación de un Estado palestino y una estabilidad relativamente duradera en la región. El problema es que tipo de Estado quieren formar los dirigentes como Abu Mazen.La delegación norteamericana para la zona –encabezada por el veterano George Mitchell- no está compuesta sólo por diplomáticos, sino por militares como Keith Dayton, segundo de a bordo de Mitchell. La importante misión de Dayton consiste no sólo en entrenar y adiestrar a las fuerzas de seguridad palestinas –unos 1500 nuevos policías- sino de garantizar su sutil pero galvanizada vinculación con los centros de poder de la superpotencia. Puede que EEUU quiera un Estado palestino relativamente independiente de Israel… pero de ninguna manera de Washington

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