Ucrania recupera 8.000 kilómetros cuadrados de territorio

Ucrania ya no sólo resiste. Ucrania contraataca.

El factor clave de esta victoriosa contraofensiva es el pueblo ucraniano, la voluntad de resistencia y lucha de la nación agredida, que combate por derrotar una invasión imperialista

Desde el inicio de la invasión, Ucrania nunca había asestado a Rusia un golpe de estas dimensiones. El ejército de Kiev ha llevado a cabo con éxito una contraofensiva en Lugansk que le ha permitido recuperar más de 8.000 kilómetros cuadrados -con sus 150.000 habitantes- que llevaban meses bajo el control de Moscú.

Se trata de un duro golpe a los planes militares del Kremlin, que no se esperaban este ataque y que, sorprendidos por el rápido avance ucranio, tuvieron que emprender una rápida retirada dejando abandonado gran cantidad de material bélico. Aunque se mantiene la cautela ante la superioridad militar rusa, no pocos expertos hablan de que esta contraofensiva podría iniciar un cambio en las tendencias de la guerra.

Desde hacía meses, veníamos asistiendo a una invasión imperialista rusa que -aunque ralentizada y con dificultades- avanzaba. Parecía que Ucrania sólo era capaz de poner pie en pared y resistir. Por eso, la actual contraofensiva es una buena noticia.

Hasta ahora, Ucrania se había defendido numantinamente. La tenaz resistencia ucraniana hizo que la primera ofensiva de la «operación militar especial» de Putin, lanzada el 24 de febrero, no pudiera engullir el norte y el este del país, ni tomar en pocas semanas capitales tan importantes como Kiev y Járkov. Entonces, en abril y mayo, las tropas rusas iniciaron la retirada desde la capital a otros puntos del este y el sur, y las batallas principales se trasladaron al Donbás, a Donetsk y Lugansk. Moscú logró conquistar Mariúpol a sangre y fuego, y el avance ruso se estancó. Ni unos ni otros lograban importantes avances, y todo parecía indicar el inicio de una larga guerra de desgaste, en la que Ucrania veía peligrar la ayuda militar occidental ante la perspectiva de un conflicto largo y costoso.

Lo que ha ocurrido ahora es un cambio. Ucrania ha lanzado una ofensiva que ha recuperado en muy pocos días un enorme territorio, 8.000 kilómetros cuadrados -un área comparable a la Comunidad de Madrid- liberando a sus 150.000 habitantes, muchos de los cuales salían a abrazar a las tropas ucranianas a su paso.

Ucrania ha lanzado una ofensiva que ha recuperado en muy pocos días un enorme territorio, 8.000 kilómetros cuadrados, un área comparable a la Comunidad de Madrid-

El factor decisivo

Infografía de la contraofensiva ucraniana a 11 de septiembre de 2022. Por Henar de Pedro para 20 minutos

¿Qué ha hecho posible este avance? Nos ponen el foco sin cesar en el suministro de armamento sofisticado por parte de EEUU y los países de la OTAN. Pero también en Irak o Afganistán las armas made in USA eran una ventaja… pero no sirvieron para evitar una derrota.

Es innegable que una base material de este éxito militar ucraniano radica en la cantidad y la calidad de armas suministradas por los países occidentales, en particular por EEUU, que ha entregado a Kiev armas por valor de 15.000 millones de dólares desde el inicio de la invasión. Washington comenzó suministrando armas antitanque de corto alcance, pero en los últimos meses han entregado a Ucrania sofisticados sistemas lanzamisiles HIMARS, con los cuales Kiev -que además cuenta con información de la inteligencia militar de EEUU, Reino Unido y la OTAN- puede alcanzar objetivos (como depósitos de municiones rusos) con gran precisión a 80 kilómetros de distancia.

Es innegable que una base material de este éxito militar ucraniano radica en las armas suministradas por los países occidentales. Pero el factor clave radica en el factor humano: el pueblo ucraniano y su determinación de lucha y resistencia.

Al cada vez mejor equipamiento ucraniano se contrapone la creciente escasez de tropas y material en el ejército ruso. Fuentes norteamericanas hablan de que, desde el inicio de la invasión, Rusia habría sufrido entre 70.000 y 80.000 bajas entre muertos y heridos, cerca de la mitad de los casi 200.000 efectivos desplegados inicialmente. Esta situación les ha obligado a tener que sustituir a sus soldados de élite y desplegar otras tropas sacadas de otros lugares, en muchos casos soldados de baja calidad, o mercenarios reclutados de prisa. Se ha hecho famoso un vídeo donde se ve a Yevgeny Prigozhin -el jefe de la agencia de mercenarios Wagner, conocidos por su ideología neonazi- en una prisión rusa, ofreciendo a los presos «el perdón presidencial» si se enrolaban para luchar en Ucrania. Eso sí, «los desertores serán ejecutados», les advirtió, dándoles cinco minutos para tomar la decisión.

Una bandera ucraniana ondea en la ciudad de Balakliia, recapturada por Kiev de las fuerzas rusas, el 11 de septiembre de 2022, en la región de Kharkiv (Ucrania).

Moscú no solo tiene problemas de efectivos, sino de medios materiales. Las sanciones occidentales han provocado que el complejo militar industrial ruso tenga cada vez más problemas para reponer existencias, especialmente en material bélico de precisión. Ante la falta de semiconductores, el ejército ruso está extrayendo chips de los lavavajillas y los refrigeradores para reparar el material militar», ha asegurado la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen.

Pero con ser estos factores importantes para el revés que ha sufrido Putin, no es el decisivo.

El factor clave de esta victoria es el pueblo ucraniano, la voluntad de resistencia y lucha de la nación agredida, que combate por derrotar una invasión imperialista, por vencer una agresión que les fue declarada el 24 de febrero de forma injustificable, y que ha provocado muerte, dolor y destrucción entre la población civil, pero también determinación de reconquista. El heroísmo, el arrojo y la moral de las tropas ucranianas, que están peleando por su propio país, y que a su paso se encuentran con civiles que salen emocionados a abrazarles, o que descubren por el contrario los horrores perpetrados contra su pueblo por las tropas de Moscú- no tiene punto de comparación con la de los soldados rusos.

Por el contrario, las tropas de Putin se ven enroladas en un infierno, en lo que les habían dicho que iba a ser una triunfante incursión militar que iba a concluir rápido con el colapso del gobierno de Zelenski. Aquellos soldados que no son sangrientos asesinos y violadores -como las hordas chechenas o los mercenarios de Wagner- se encuentran con una población civil que les muestra miedo y odio a partes iguales, hablándoles en ruso. «¿Por qué nos hacéis esto?»

El oso ruso tiene zarpas

Este episodio de una guerra que va a seguir siendo larga y cambiante tiene un importante valor militar -Kiev ha reconquistado importantes nudos de comunicaciones- pero tiene una aún mayor importancia política. Para Ucrania y los ucranianos, supone una importante inyección de moral, un energizante ¡sí se puede!. Para sus aliados occidentales, especialmente europeos -donde una parte de las élites políticas empezaban a preguntarse si no sería mejor ir dejando a Kiev a su suerte ante una costosa situación de estancamiento- el sorprendente avance militar ucraniano lo ha cambiado todo.

Pero a pesar de la importancia de este revés -que puede cambiar la dinámica de una guerra que parecía caminar hacia unas «tablas» donde, por la fuerza de los hechos consumados, Rusia se acabara quedando con todo o parte del territorio conquistado- nadie debería subestimar la capacidad de maniobra del Kremlin, que, aún con dificultades, aún cuenta con la incuestionable superioridad militar.

A pesar de la importancia de este revés -que puede cambiar la dinámica de una guerra que parecía caminar hacia unas «tablas»- nadie debería subestimar la capacidad de maniobra del Kremlin, que cuenta con una incuestionable superioridad militar.

Aunque es improbable que Moscú esté en condiciones de lanzar en el corto plazo una contraofensiva que arrebate a Ucrania el territorio que ahora ha reconquistado, el Kremlin tiene afiladas garras y gran capacidad de intensificar sus bombardeos contra infraestructuras ucranianas -como redes eléctricas- que hagan sufrir a la población ante la llegada del frio. Y lo más probable es que aproveche la llegada del barro y la nieve -que dificultan los movimientos de tropas- para reorganizar sus filas, reponer sus suministros y aprovechar las turbulencias en Europa causadas por la escasez de gas e hidrocarburos.

En todo caso, todos los expertos descartan que este revés sea un síntoma de ningún colapso militar del Kremlin, y aseguran que la guerra aún será larga, cruenta y cambiante.

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