Feria Internacional del Libro de Guadalajara

La FIL por dentro

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) es la más importante del mundo de la lengua española

Del 25 de noviembre al 3 de diciembre pasado tuvo lugar en México la 37 edición de la FIL (la Feria Internacional del Libro de Guadalajara), el mayor evento mundial del libro en lengua española y una viva expresión de la enorme pujanza de la literatura que se escribe y publica en español en los más de veinte países que lo tienen como lengua oficial, así como en EEUU.

A diferencia de otras ferias, o bien más comerciales o bien casi exclusivamente literarias, la FIL se caracteriza por su carácter global: por aunar y dar cabida a todas las dimensiones del mundo del libro y a todos los ámbitos de la lengua. Editores, escritores, críticos, traductores, ilustradores, diseñadores, distribuidores, bibliotecarios… no hay ningún aspecto relevante del mundo del libro que no tenga su proyección en la Feria y su programación específica. Amén de la literatura (protagonista indudable del evento), la FIL da cabida a todas las dimensiones del libro: desde el libro científico, político, social o ensayístico, hasta el académico o el libro infantil y juvenil. Incluido el libro digital. Y ahora también el cómic.

En la edición de 2017 estuvieron presentes en la FIL, de uno u otro modo, unas 2.000 editoriales, la inmensa mayoría de países del mundo hispano, lo que da una idea de la representatividad y el alcance de la feria. En los 9 días de la FIL, se presentaron 600 libros, más de 50 al día en los más de veinte espacios distintos que la Expo Guadalajara habilita tradicionalmente para la FIL. 700 escritores de 41 países intervinieron en algún acto de la programación exhaustiva de la feria. Cerca de 400.000 títulos se pusieron a la venta este año en los distintos stands de las editoriales presentes. Más de 800.00 personas pasaron por el recinto de la FIL durante su desarrollo: una media de casi cien mil personas diarias, lo que producía muchas veces una verdadera sensación de abarrotamiento.

Como ya es tradicional, en la FIL de 2017 no faltaron grandes figuras del mundo literario global. El preciado premio de la FIL en Literatura en Lenguas Romances se otorgó este año al magnífico escritor francés Emmanuel Carrère. En la sección de Mil jóvenes con… estuvo presente Paul Auster. El reciente ganador del Premio Cervantes, Sergio Ramírez, presentó su última novela. El poeta rumano Mircea Cartarescu abrió este año el Salón de Poesía. Presentaron libros Muriel Barbery, Juan Villoro, Mario Bellatin o Claudia Piñero. El argentino Alberto Manguel recibió en la feria el premio Formentor de las Letras de 2017. La FIL homenajeó por todo lo alto a Fernando Savater. El editor de Páginas de Espuma, Juan Casamayor, recibió el homenaje al Mérito Editorial. El editor italiano Feltrinelli abrió el curso dedicado a editores.

LA FIL, además de un gigantesco evento literario, es un foro público de discusión plural y abierto sobre los temas más candentes del mundo y de México. Filósofos, economistas, científicos, sociólogos e historiadores de todos los ámbitos protagonizaron intensos debates en mesas redondas, conferencias y otros actos, donde estuvo muy presente el tema de Trump y los retos a la civilización y a la democracia que supone el crecimiento de nuevas fuerzas reaccionarias en todo el mundo.

La edición de 2017 de la FIL tuvo, además, a Madrid como invitado de honor y protagonista esencial de la feria. Decenas de narradores y poetas españoles (desde Almudena Grandes a Ray Loriga, desde Luis Antonio de Villena a María Salgado) inundaron la FIL de luz en el bellísimo escenario creado por al arquitecto Alberto Campo Baeza. Pero Madrid no llevó solo su literatura; también su música, cine, teatro, performances y exposiciones, completaron una exhibición del poder cultural de Madrid, al que quizá le faltó un poco de mordiente y de su singular «espíritu canalla». La presencia de Madrid sirvió además para traer a escena las múltiples relaciones entre España y México en el campo literario y cultural, en especial tras el exilio de buena parte de la intelectualidad española a México tras la derrota de la República.

Por otro lado, una sección muy interesante de la Feria fue la denominada «Latinoamérica viva», donde más de una treintena de escritores jóvenes y no tan jóvenes, poco o muy conocidos de todos los países de la América hispana expusieron sus proyectos literarios. Quizá es una sección que requiere mayor relieve y atención, ya que si algo se echó en falta es que algunas literaturas de América (como la argentina o la colmbiana, por ejemplo) tuvieran en Guadalajara la presencia y dimensión que realmente tienen. En cambio, fue una grata noticia, la presencia creciente de una región ignorada: Centroamérica, que ya saca la cabeza pidiendo su lugar en el inmenso y prolijo mundo de la literatura en lengua española.

La FIL madura año a año, y su poder es creciente. Ya es la segunda feria literaria del mundo, después de la de Francfort en Alemania. Pero, como ha subarayado con gran acierto Marisol Schulz, actual directora de la FIL, «tenemos que crecer en diversidad e inclusión». El gran peligro de estos eventos es que su propio éxito los devore y se acaben institucionalizando de tal modo que pierdan todo contacto con lo nuevo que se está produciendo en la realidad. O que se acaben convirtiendo en un coto cerrado que aspira a dictar reglas y gustos propios. Para seguir encarnando el ideal que ya ha conseguido debe renovarse constantemente, abrirse a lo nuevo, incluir a todos y mantener una programación variada e inteligente.

Deja una respuesta