Homenaje

El vals que Cohen siempre quiso bailar

Los Buckskin Boys, así­ se llamaba el primer grupo que montó la leyenda: Leonard Cohen. Diez años de aprendizaje y misticismo poético fueron necesarios hasta que Cohen se lanzó a los escenarios folk en EEUU. 15 discos en su haber; 43 años de carrera musical. Ordenado monje budista y estafado por su representante en fuga – 5 millones de dólares – Cohen se recupera con «Live in London» una oportunidad única en una carrera como la suya. El desplume obliga, y Cohen se desnuda

“Un acorde secreto” vale como libro de consulta del poemario del cantautor canadiense: amor, sexo y religión. Pero esta gira de la que se nos ofrece un botón de muestra es como el disco perfecto que todo fan desearía tener de su ídolo. La síntesis de voz grave y ecos que retumban en la superficie sosegada del estanque; así quedan las papilas musicales del más entendido, entumecidas por el disfrute. Hace cuatro años pudimos disfrutar de una de las mejores producciones de las últimas décadas, “I´m your man”. Un tributo-recopilatorio en forma de documental dirigido por Lian Lunson, en el que se recogían actuaciones de dos conciertos-homenaje a Cohen: “Came So Far for Beauty: An Evening of Leonard Cohen Songs”. Antony & The Jonhsons, Rufus Wainwright, Teddy Thompson, The Handsome Family, Nick Cave, las hermanas McGarrigle, Beth Orton, Perla Batalla, Julie Christensen, Anjani Thomas y U2. Aun con la diferente suerte, teniendo en cuenta que es Cohen, que otorga el peso de la cadencia propia de cada artista, el disco es extraordinario. Frente a la inflexibilidad de Bono, Antony Hegarty conserva cada matiz, cada tramo de cambio imperceptible, definitivamente intacto. Es Cohem y, en el buen sentido, todo vale en tan sincero tributo, hasta una versión convertida en idioma propio. Quizás el riff de U2 sea demasiado “absoluto”, pero el caso es que como no es de buena educación significarse en este caso, cada detalle del tributo subraya humildemente. Ahora bien, en Londres… solo Cohen. No mucha gente conoce que la hija de Cohen se llama Lorca, sí Lorca, en honor al poeta. Ella señala una antología mucho más sugerente: Enrique Morente interpretando a dúo “Pequeño vals vienés “ – “Take this waltz” –. Enrique Bunbury desgranando “Who By Fire”, mientras Cohen le contesta con una versión de “Los restos del naufragio”. Nacho Vega sobre un taburete interpretando “The stranger song” o “Famous Blue Raincoat” diluida en extractos de “Al norte del norte”. Joaquín Sabina trajinando por la cara “There is a War” como “En pie de guerra”. Y Cohen y Aute de la mano en una obscena relación con “The Future”… Ya ha ocurrido sin quererlo. El vals que Cohen siempre quiso bailar.

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