Todos los años se celebra en Argentina, con grandes movilizaciones, el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, encabezado por organizaciones como las Madres de la Plaza de Mayo o la Red Nacional Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia (H.I.J.O.S.), y arropado por la izquierda, los sindicatos y organizaciones de derechos humanos.
Este año el Día de la Memoria tiene un significado especial, porque se produce bajo el signo de un gobierno ultraderechista, entreguista y antipopular, que no oculta sus simpatías con los militares golpistas, y que alienta la violencia ultra contra la izquierda y las organizaciones memorialistas.
“No vinimos a robarte, vinimos a matarte”. Esta fue la amenaza que escuchó una mujer, que pertenece a HIJOS, por parte de dos hombres armados que se habían colado en su casa. La amordazaron, abusaron sexualmente de ella y le robaron documentos. Antes de irse, los asaltantes pintaron en la pared: “¡Viva la libertad, carajo!”, el latiguillo que el presidente Javier Milei popularizó desde su campaña presidencial el año pasado.
Es un hecho que demuestra la connivencia y complicidad de Milei y su gobierno con los sectores más violentos y fascistas de la ultraderecha argentina. Un Milei que oscila entre el negacionismo de los crímenes de la dictadura -ha cuestionado el consenso sobre la cifra oficial de 30.000 desaparecidos- y la defensa directa de sus crímenes de Estado
Una desvergonzada reivindicación de la dictadura militar que no sólo se da entre los ultras de Milei, sino que es compartida por destacados representantes de la derecha macrista que le sostiene en el gobierno, y que va más allá de las palabras… llegando a los hechos.
En un gesto inédito, la que fuera candidata del macrismo y ahora ministra del Interior, Patricia Bullrich, dijo que en las causas de lesa humanidad contra los militares que secuestraron, torturaron, ejecutaron, e hicieron desaparecer a izquierdistas, y que robaron a sus bebés… se «produjeron excesos» y que «hay personas que no pueden seguir presas». Y el ministro de Defensa, el también macrista Luis Petri, reivindicó la actuación de las Fuerzas Armadas en la década de los 70 y mandó a sus funcionarios a reunirse en las cárceles con militares condenados por crímenes de lesa humanidad.
«Estamos ante un gobierno dictadura-friendly», han denunciado las organizaciones de lucha contra la impunidad como las Madres y los HIJOS, reunidos como cada año en la Plaza de Mayo, acompañados por cientos de organismos de derechos humanos, las tres centrales sindicales, movimientos sociales, agrupaciones gremiales y estudiantiles y por los partidos de la izquierda y el peronismo.
Bajo la consigna “30 mil razones para defender la patria. Nunca más miseria planificada”, han denunciado no sólo a un «gobierno que oscila entre el relativismo y el negacionismo del terrorismo de Estado, que defiende el plan sistemático de secuestros, torturas y desapariciones y que pretende poner en duda la histórica exigencia de juicio y castigo a los responsables, sino que persigue aplicar las mismas políticas depredadoras y ultraentreguistas que impuso la dictadura, que castigaron a millones de argentinos con el empobrecimiento deliberado».