20-7-2017
Donald Trump demuestra una vez más la prepotencia e ignorancia imperiales de su administración al amenazar de forma vulgar, soez e impúdica a la República Bolivariana de Venezuela con imponerle duras sanciones si se realiza la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) convocada para el 30 de julio. Pero más allá de las mamarrachadas del inquilino de la Casa Blanca, lo que está claro como el agua es que esta amenaza encaja perfectamente en el guion desestabilizador y golpista delineado en el manual Venezuela Freedom II, firmado por el almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos. El mismo da continuidad al Venezuela Freedom I, endosado en su momento por el general John Kelly, ahora secretario de seguridad del suelo patrio, el mismo que ha dicho que el triunfo del candidato a la presidencia por Morena en 2018, Andrés Manuel López Obrador, no le convendría a México ni a Estados Unidos.
Las dos partes de Venezuela Freedom califican como manuales de guerra no convencional o guerra de cuarta generación, para conducir a Venezuela a un escenario de intervención militar donde como en Ucrania, Libia y Siria no se contempla necesariamente la participación masiva de tropas de Estados Unidos. Pueden ser paramilitares y miles de soldados colombianos desmovilizados después del avance de los acuerdos de paz en el país neogranadino, eventualmente combinados con fuerzas especiales yanquis para asestar golpes “quirúrgicos” en determinados puntos estratégicos.
Todo indica que la ANC será una enorme victoria política del chavismo aunque así no lo reconozcan los medios de la jauría mediática. No ha de extrañar, pues hicieron caso omiso del extraordinario éxito del simulacro comicial convocado por el Consejo Nacional Electoral(CNE) el domingo 16, en que el chavismo dio pruebas una vez más de su combatividad, disciplina y deseo de paz junto a amplios sectores no partidistas del pueblo venezolano. Este simulacro es tradición en Venezuela antes de cada elección. Pero en esta ocasión se convirtió, este sí, en un plebiscito informal a favor de la ANC, mientras el anticonstucional “plebiscito”, citado por la oposición, tuvo todas las características de las prácticas fraudulentas de la Venezuela prechavista. Ni registro de electores, ni credencial de votantes, hubo quien votó 17 veces, votaron niños y extranjeros y, para colmo, quemaron los votos y actas ese mismo día con el ridículo argumento de no comprometer a las personas que en él habían participado. De modo que no hay forma de comprobar cuántos votaron ni cómo, aunque CNN, El País, Clarín etc. hayan dado por segura la increíble cifra publicitada por la oposición de más de 7 millones. Por cierto, aun suponiendo –sin conceder- que así fuera, quedó debajo de la votación alcanzada por el presidente Nicolás Maduro en 2013.
No obstante, la derecha, fiel a su obsesiva tradición antidemocrática y golpista decretó a partir de ese día, otro plan contrarrevolucionario bautizado “la hora cero”, que incluye el nombramiento de un gobierno provisional y el recrudecimiento de los actos violentos contra personas, instituciones, mobiliario urbano y negocios privados. Muy semejante a lo que pretendía llevar a cabo la CIA en Cuba durante la derrotada invasión mercenaria por Playa Girón. Sin olvidar la fase de “limpieza” de comunistas, que se aplicaría después del triunfo invasor. En relación a Venezuela solo habría que sustituir la palabra comunistas por chavistas.
La contrarrevolución venezolana logra sus victorias en los medios de (des)información cartelizados y en la lengua de ex presidentes como Vicente Fox, Laura Chinchilla, o Tuto Quiroga, todos repudiados por sus pueblos. Desgraciadamente estos medios todavía engañan a muchas personas. El chavismo gana en la calle y en las urnas con su combatividad y la sólida unidad cívico-militar, que el Venezuela Freedom II pretende romper con los ataques a instalaciones militares.
El chavismo está antes el desafío de evitar la guerra cuando el enemigo se propone echar toda la carne al asador. De ahí la trascendencia enorme de la ANC, puesto que allí estará ampliamente representado lo mejor de la sociedad venezolana, tanto territorial como sectorialmente y sus atribuciones son absolutamente soberanas, con mandato sobre todos los poderes del Estado.
Una causa fundamental del miedo de Estados Unidos y la derecha a la ANC es su carácter de depositaria de la voluntad del pueblo pobre y de la de todas y todos los revolucionarios venezolanos.