En repetidas ocasiones, Trump aseguró que sería capaz de detener la guerra de Ucrania «en 24 horas».
Ya pasan varias semanas desde que el presidente norteamericano trata de llegar a un acuerdo imperialista con la potencia invasora, Rusia, para forzar una tregua o principio de acuerdo de paz en la que Washington y Moscú se repartan el país.
Pero la paz -incluso una paz injusta- no llega, y Trump reconoce su «frustración», tanto con Volodimir Zelenski… como con Vladimir Putin.
Putin ha rechazado la propuesta de Washington de una pausa inmediata de 30 días en la guerra. Un alto el fuego parcial en el mar Negro que podría permitir una navegación civil más segura se ha visto frustrado por las condiciones impuestas por los negociadores del Kremlin, que exigen «un acuerdo global que garantice una solución duradera»
Traducido del lenguaje diplomático ruso, exigen el reconocimiento como territorio ruso de las regiones ucranianas invadidas, el desarme de Ucrania, y un nuevo gobierno en Kiev dispuesto a volver a la órbita de Moscú. Unas condiciones más que maximalistas que obviamente son inasumibles para los ucranianos.
Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, un think tank con sede en Washington, Rusia se resiste a un acuerdo sobre el Mar Negro para «paralizar los esfuerzos hacia un alto el fuego general y obtener concesiones adicionales de Occidente».
Trump ha insistido en que se estaba avanzando en las negociaciones que lidera su Administración, pero también dijo que consideraría imponer más sanciones a Moscú por sus últimos ataques. Pero de momento, lejos de presionar, Rusia ha sido de los pocos países que se ha librado de los aranceles del republicano.
Mientras tanto, las tropas rusas siguen presionando duramente en el frente. Además de seguir bombardeando las ciudades ucranias, Rusia avanza en el este del país, y los analistas afirman que Moscú está preparando una campaña de primavera a gran escala a lo largo de los aproximadamente 1.000 kilómetros de línea del frente.
El Kremlin tiene sus propios intereses y sabe que parte con ventaja en las negociaciones, y que todavía puede conseguir mucha más ventaja en el campo de batalla.
Por otra parte, EEUU ahora insiste en una nueva vuelta de tuerca sobre el acuerdo de tierras raras sobre Ucrania -que ya es draconiano, al exigir a Kiev a que entregue a EEUU el 50% de sus valiosos recursos minerales, así como de hidrocarburos- al que el gobierno de Kiev se resiste.