Literatura

Trier escandaliza a Cannes

Hacer una pelí­cula es como meter una china en un zapato. Si no «molesta», si nadie se queja, si a nadie le duele, es que es un fracaso. í‰se ha sido siempre el concepto esencial del cine para Lars Von Trier. Sin provocación, sin escándalo, sin polémica, ¿qué objeto tiene hacer cine? De esa «filosofí­a» han nacido pelí­culas como «Rompiendo las olas» o «Bailar en la oscuridad» o «Los idiotas», que marcan una de las tendencias fundamentales del cine europeo de los últimos años. Aquellas pelí­culas conmovieron y provocaron. Pero ahora, Von Trier ha lanzado de nuevo los dados con una apuesta tan fuerte que ha desatado las iras y las condenas más unánimes.

Abucheos, abandonos de la sala de royección, descalificaciones feroces, … El estreno en Cannes de “Anticristo”, la última película de Lars Von Trier, ha respondido con creces a la voluntad provocativa de la apuesta narrativa del danés, para quien no ha faltado siquiera la demanda de un crítico que se ha interrogado si no habrá alguna persona responsable “para internar a este tarado en un frenopático durante una temporada”. Lo que, por otra parte, no debe tomarse totalmente a la ligera, ya que el propio Trier, que atravesó una larga y profunda depresión de dos años, ha definido este film como su “terapia” de curación.“Anticristo” –como también había anunciado Trier– ni siquiera sigue los parámetros habituales de su propio cine, ya que es una obra “en la que las secuencias se fueron añadiendo sin razón lógica y donde las imágenes iban componiéndose fuera de toda lógica o de toda reflexión dramática, procediendo a menudo de sueños que yo tenía o había tenido en otros tiempos”. Así que, en el film, como en la puerta de su despacho en sus estudios de Copenhague, se puede afirmar que “reina el caos”.Ese caos es en el que se sumergen los dos protagonistas de la película, interpretada por William Dafoe y Charlotte Gainsbourg, cuando su hijo pequeño cae por una ventana y se mata mientras ellos dos están follando. La madre enloquece literalmente y el padre, que es psiquiatra, intenta curarla apartándola de la realidad y llevándola a un bosque supuestamente apacible con el fin de superar los miedos, pero el resultado va a ser una orgía de autodestrucción, mutilaciones y sadomasoquismo, que Lars Von Trier sazona con imágenes escalofriantes:eyaculaciones sangrientas, piernas atravesadas por enormes brocas, aplastamiento de los genitales masculinos, automutilación de los labios genitales femeninos con unas tijeras de podar…En un universo, el fílmico, en el que la capacidad de provocar y el umbral del escándalo están cada vez más difíciles de alcanzar, Trier parece dedicido a demostrar que es siempre capaz de superar los límites, romper las barreras y marcar nuevas fronteras. Otra cosa es que la película tenga o no verdadero valor y no sea simplemente un ejercicio “de onanismo mental”, como repite la crítica mayoritaria tras su primera proyección. Pero para eso habrá que esperar a su estreno.

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