Tres trabajadores por el precio de dos

Entre 2013 y 2017 se ha reducido el paro. Es un hecho. Sin embargo, la reforma laboral ha creado una situación en la que ahora se contrata a tres trabajadores para cumplir las horas de trabajo que hace años le correspondían a dos. Creando trabajadores precarios con sueldos de miseria y “horarios flexibles”.

Son datos que se extraen del Instituto Nacional de Estadística (INE). En concreto, salen de la suma de la Encuesta de Población Activa (EPA) y de la Contabilidad Nacional que mide la Remuneración y Empleo por Ramas en función del PIB.

En concreto, entre 2013 y 2017, hasta 2,86 millones de personas han salido de las listas del paro. Pero en ese mismo periodo, el número de empleos equivalentes a una jornada completa aumentó solo en 1’72 millones. Es decir, de cada empleo nuevo, se ha contratado a tres para el trabajo que podían llevar dos a tiempo completo.

Esta es la “magia” que ha permitido y permite la reforma laboral. Hay trabajo para más gente, pero porque cada trabajador trabaja menos horas. Cobrando, claro está, un salario menor y soportando condiciones de mayor precariedad.

Hagamos un poco más de números para ver hasta dónde llega el truco. El número de ocupados en 2010 era de 18’72 millones de personas, según la EPA. En 2017, el número ha aumentado hasta los 18’82 millones. Es decir, hace un año ha habido 100.000 personas ocupadas más que hace ocho (2010), año en el que la crisis económica estaba en plena eclosión con una gran destrucción de empleo.

Contemos ahora el número total de horas efectivas semanales entre todos los ocupados en 2010: nos sale un total de 2.473 millones de horas, sumando los cuatro trimestres. Mientras que en 2017, el número total es de 2.391 millones de horas. Es decir, que se han producido 82 millones de horas menos que hace ocho años, pese a contar con 100.000 trabajadores más. La conclusión es diáfana: trabaja más gente, pero menos horas.

¿Hasta qué punto puede hablarse de recuperación económica si todavía producimos menos horas de trabajo que cuando ya empezaba la recesión? Desde el punto de vista de los trabajadores, de crear riqueza y empleo para las clases populares, esta “recuperación económica” se ha traducido en más precariedad. Para volver a llenar las mismas horas de trabajo que en 2010, habría que generar dos millones de puestos de trabajo a jornada completa, a sumar a los que ya había en 2017.

La temporalidad en el trabajo a sufrido un aumento considerable. Según el Eurostat, con datos de 2016, España es el segundo país de la UE con mayor porcentaje de contratos de duración determinada o temporales. En concreto, más de uno de cada cuatro empleados caen en esa categoría, el 26’3%, cuando la media está en Europa está en el 14’2%.

Por supuesto, la temporalidad ha ido acompañada de descenso de los salarios. En la última década, el salario medio ha perdido aproximadamente 1.870 euros al año de poder adquisitivo. Y un retroceso abismal en derechos de los trabajadores.

Hasta un reciente informe de la OCDE indica que España es el país europeo con más trabajadores pobres (un 15%), es decir, de asalariados a los que su sueldo no les no garantiza recursos dignos para vivir.

No se puede acabar de una vez con la lacra de la crisis si no se liquida la reforma laboral que permite tan elevado grado de contratación temporal y precario. Y al mismo tiempo, se lleva medidas de redistribución de la riqueza, para generar empleo en condiciones en favor de la inmensa mayoría de la población.

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