Siguiendo el sugerente título del artículo de Monserrat Galcerán, Catedrática de Filosofía de la Universidad Complutense («Seis preguntas a los defensores de Bolonia», disponible en Internet), lo que tiene que responder el gobierno ante el Plan Bolonia es:
1ª.- Ante las rotestas el Ministerio dice que va a poner en marcha una campaña de “comunicación” ¿Por qué en su lugar no promueve un debate abierto sobre la situación de la Universidad? Esto es lo primero que exigen los estudiantes y a lo que el gobierno contesta "a porrazos". Si el Plan Bolonia es tan bueno como afirma el gobierno ¿por qué tiene miedo el Ministerio a un debate en la comunidad educativa que permita unir al conjunto de la sociedad en este proyecto? 2º. El gobierno afirma que con Bolonia no hay una “mercantilización” de la universidad. Pero ¿no es cierto que a partir de su puesta en marcha las becas con las que los estudiantes financiarán su carrera son créditos bancarios que tendrán que pagar una vez se gradúen? Es un cambio sustancial a la educación superior, tal y como funciona actualmente. También aumenta de precio los Masters, haciéndoles "indigeribles" para gran parte de los titulados que quieran continuar su formación. Y los estudiantes tendrán que trabajar gratis para la empresa privada como condición para la obtención del título. ¿No es esta una elitización y la privatización encubierta de la educación pública superior? Si no es una privatización de la educación pública ¿Por qué un alto porcentaje al de los miembros de los Consejos sociales universitarios son grandes empresas y entidades financieras? Desde allí deciden presupuestos, plantillas, proyectos y otros temas sensibles sobre la dirección de la universidad. 3ª.- Se dice que el único objetivo del Plan Bolonia es homologar los títulos entre las diversas Universidades europeas entonces ¿Por qué en España las carreras van serán de cuatro años, mientras que en otros países europeos serán de tres? Si sólo se trata de homologar los títulos con Europa ¿por qué se modifica drásticamente la pedagogía de enseñanza hacia la implantación de una serie de “habilidades” y “competencias”? tales como “desarrollar actitudes de liderazgo” propias de las empresas. Los reales "beneficios" de estas nuevas estrategias de enseñanza -para la formación intelectual, el libre pensamiento, el pensamiento crítico…- deberían, al menos, debatirse antes de ser implantadas en nuestra enseñanza superior. Estas son sólo algunas de las múltiples preguntas que merecen un amplio debate en la comunidad educativa y en toda la sociedad.