La dirección de Hamás ha dado el visto bueno al alto el fuego con Israel durante año y medio en las negociaciones discutidas con los mediadores egipcios, aunque señalaron algunos cabos sueltos. «Las conversaciones sobre la tregua afrontan algunas dificultades, principalmente la duración del cese de hostilidades», dijo Mohamed Nazal, uno de los líderes de Hamás exiliados en Damasco. Nazal apuntó como segundo problema «el fin del cerco a Gaza y la apertura de los cruces» de la franja con sus dos países fronterizos: Egipto e Israel. Sin embargo, el auténtico problema que planea -aunque no se mencione- sobre el establecimiento de un alto el fuego estable son los resultados electorales de los comicios que se celebran hoy mismo en Israel. Una eventual victoria de las posiciones más intransigentes del sionismo podría hacer saltar por los aires los importantes avances de los últimos días.
Según Nazal, Egito no quiere abrir su paso con Gaza (Rafah) en una primera fase del acuerdo y sólo lo hará en el marco de un acuerdo entre Hamás y la Autoridad Nacional Palestina, del presidente y líder de Al-Fatah, el presidente palestino Mahmud Abás. "Esto significa que no hay garantías de que Rafah vaya a reabrir. En cuanto a los cruces con Israel, dicen que los reabrirían parcialmente y permitirían la entrada en Gaza del ochenta por ciento de los materiales", explicó el dirigente islamista. Una vez más, las negociaciones entre Israel y Hamás aparecen íntimamente ligadas al avance de las negociaciones interpalestinas. Las potencias occidentales –principalmente EEUU- buscan a través de la diplomacia egipcia la desactivación o atenuación del conflicto de Gaza para poder acometer los cambios en la “arquitectura de poder” en Oriente Medio que busca la línea Obama. En ese mismo sentido, Egipto ha invitado al presidente palestino, Mahmud Abás, y a los líderes de las otras facciones palestinas a una conferencia de reconciliación a finales de mes, el 22 de febrero. El líder del movimiento islamista Hamás en el exilio de Damasco, Jaled Mishal, también ha sido invitado a participar en las conversaciones. El objetivo inmediato que buscará la conferencia será la superación de las diferencias entre el movimiento nacionalista Al Fatah –vinculado a occidente y a las burguesías árabes- y el islamista Hamás –ligado a la influencia iraní-, pero el horizonte a medio plazo es la formación de un Gobierno palestino de unidad nacional que supere la división administrativa y política de los dos territorios palestinos.Pero el 22 de febrero el escenario podría estar en llamas si –como hasta ayer vaticinaban las encuestas- la derecha más extrema, intransigente y belicista gana las elecciones que hoy se celebran en Israel. Es por esto que los aparatos diplomáticos de El Cairo y Washington no tienen tiempo que perder.