Alarma social

Trajes a medida que todos pagamos.

El resupuesto aprobado en este año por el Ayuntamiento de Sevilla para el vestuario del personal es de 417 139 euros. En el presupuesto encontramos partidas muy necesarias como trajes ignífugos para los bomberos o jerseys térmicos para la policía local, o vestuario de invierno para el personal del ayuntamiento. Sin embargo, de estos 417 139 euros, no se puede dejar pasar el detalle de una partida de 62 730 euros destinados a trajes de chaqueta hechos a medida para, según el Ayuntamiento, ordenanzas, subalternos, porteros y conductores oficiales de primera. Todos ellos puestos de punta en blanco con nuevos trajes hechos a medida, un gasto supérfluo e improductivo, un gasto inecesario que en plena crisis destina más de diez millones de las antiguas pesetas para vestir a un puñadoto de empleados que atienden a las cúpulas. El presupuesto dedicado a estos trajes a medida se quedaría ridículo en comparación con la flota de 200 coches de alta gama que están a disposición de altos cargos, concejales delegados y otros. No por eso deja de ser un ejemplo de cómo la administración derrocha dinero hasta la saciedad y en gastos tan superfluos como en vestir de etiqueta a los conductores de los altos cargos. Si este es el presupuesto para los conductores, no puedo imaginar lo que se destina a cubrir “necesidades” de los cargos que estos conductores transportan. Un derroche de dinero público, de dinero nuestro, de dinero que todos pagamos, y que a la Junta no le tiembla la mano en malgastar. Mientras recortan personal se servicios tan necesarios como la sanidad, el presupuesto de sueldos y vehículos de los ejecutivos sanitarios parece ser también más necesario que la atención sanitaria que se ofrece al ciudadano. Si todos pagamos, todos decidimos. Es lo que debería de ser, y es lo que debemos de exigir. Porque parece ser que la clase política nos anima a todos a apretarnos el cinturón mientras derrochan dinero que todos pagaremos en el presente y el futuro. Un derroche que recorre los gastos de dinero público hasta el más superfluo detalle, nadie diría que tanto lujo de detalle corresponde a una época de crisis en la que los que pagamos los detalles no podemos llegar a final de mes, millones de familias ya no se pueden apretar más el cinturón porque la economía ya es de subsistencia, pero los que gestionan el dinero pagado por todos no se privan ni recortan los gastos destinados a ellos mismos.

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