La inmersión lingüí­stica en Cataluña

¿Traductores de castellano en Cataluña?

Algunas osiciones del nacionalismo excluyente rozan un surrealismo aberrante. La ley de Política Lingüística, aprobada por la Generalitat en 1998, otorga teóricamente el derecho “a recibir la primera enseñanza en la lengua habitual del niño”. La Generalitat sostiene que el derecho a estudiar en castellano está garantizado por tutores especiales y que en el último año escolar menos de una veintena de familias los han solicitado. Los padres pueden solicitar la intervención de estos maestros, que se sientan junto al alumno en el aula y le traducen del catalán al castellano. De acuerdo con esta normativa, los padres pueden elegir que sus hijos estudien en catalán o en castellano hasta la edad de ocho años. En la práctica, según las citadas sentencias, la opción de cursar la primera enseñanza en castellano no se aplica, al carecer los impresos de preinscripción de casillas que permitan a los padres señalar en qué lengua quieren escolarizar a sus hijos. Sin embargo, la Generalitat insiste en que sí garantiza ese derecho, ya que los padres que deseen que a sus hijos se les dé la primera enseñanza en castellano tienen la opción de solicitarlo ante la dirección del centro escolar. Una vez recibida la petición, el colegio pone a disposición del alumno un tutor lingüístico, que se sienta junto al niño y le va traduciendo del catalán al castellano todo lo que ocurre en el aula. Sí, así como lo han leído: traductores de castellano en Cataluña. La obsesión del nacionalismo excluyente por ofrecer la distorsionada imagen de que el castellano –lengua materna del 55% de los catalanes- es una “lengua extranjera”, tratada en la enseñanza como si fuera inglés, alcanza momentos delirantes.

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