Una de cada tres personas en riesgo de pobreza y exclusión social… trabaja

Trabajadores pobres

Varios titulares de la prensa nacional vienen alertando del empobrecimiento de amplias capas de la población, y de la aparición, cada vez más extendida de asalariados en riesgo de pobreza y exclusión social. ¿A qué se se refieren cuando hablan de "trabajadores pobres"? ¿Qué significa vivir bajo el “riesgo de pobreza o exclusión social”?

Dos titulares de la prensa definen una realidad social que preocupa a una mayoría de la población.

Un periódico de ámbito nacional, El País, nos dice que “hay más de 13 millones de personas en situación vulnerable (…) Tener un trabajo han dejado de ser garantías para evitar la exclusión social”.

Y otro diario de ámbito autonómico, Levante EMV, nos plantea que “la pobreza afecta a uno de cada tres valencianos”. Un porcentaje que incluye a sectores de trabajadores en activo.

¿Qué significa vivir bajo el “riesgo de pobreza o exclusión social”? ¿En qué condiciones vive un “trabajador pobre”?

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El riesgo de pobreza y exclusión social en la España actual

El riesgo de pobreza o exclusión social no se determina de forma subjetiva, ni depende del sesgo político de quienes elaboran cada informe. Se fija de forma objetiva.

Partiendo en primer lugar de un enorme arsenal de datos.  Buena parte de los estudios se basan en la Encuesta de Condiciones de Vida, que cada año publica el Instituto Nacional de Estadística.

Y se define utilizando criterios estrictos, asumidos por todos, que están fijados dentro del ámbito de la Unión Europea.

¿Cuáles son esos criterios?

Se consideran en riesgo de pobreza y/o exclusión social a las personas que están en alguna de las siguientes tres situaciones:

1.- Por el nivel de ingresos.

Si son inferiores al 60% de la renta media por unidad de consumo. Actualmente ese umbral de ingresos está fijado en 9.535 euros anuales por persona, y en 20.004 euros anuales -1.667 euros al mes- en una familia “tipo” compuesta por dos adultos y dos menores de 14 años.

2.- Porque sufre carencia material severa.

Se establece cuando una familia padece al menos cuatro de estas nueve privaciones:

  • No puede ir de vacaciones una semana al año.
  • No puede comer carne, pollo o pescado cada dos días.
  • No puede mantener la vivienda a una temperatura adecuada.
  • No puede afrontar gastos imprevistos.
  • Se ha retrasado en algún pago de la vivienda (hipoteca, alquiler, luz, gas…) o de alguna compra a plazos.
  • No dispone de automóvil o alguno de estos electrodomésticos: teléfono, televisor, lavadora.

El concepto «riesgo de pobreza y exclusión social» no es subjetivo. Se establece de acuerdo a varios parámetros objetivos y estándares europeos, que proceden de las estadísticas oficiales.

3.- Porque el tiempo que trabaja anualmente está por debajo de lo que necesita para cubrir unos mínimos.

Está definido con el concepto de “hogares con una intensidad de empleo muy baja”, por debajo del 20% del total de su potencial de trabajo en el año anterior.

En una familia de dos adultos donde solo uno trabaja a jornada completa, la intensidad de trabajo sería del 50%. Si los dos trabajan a tiempo parcial, bajaría al 25%.

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Trabajar ya no es garantía de no caer en la pobreza

Cuando los conceptos sociológicos entran en nuestras vidas

El concepto de “trabajador pobre” ha dejado de estar limitado a los estudios académicos. Ahora su uso se ha popularizado. Es utilizado por el mismo presidente del gobierno, Pedro Sánchez, cuando afirma que “un país rico como España no puede tener trabajadores pobres”. Y forma parte de las conversaciones de una parte de la población cada vez más amplia.

¿Qué significa ser un “trabajador pobre”?

Se puede sintetizar en una cifra: 1.667 euros. Por debajo de estos ingresos mensuales se considera que un hogar de dos adultos y dos niños está en riesgo de pobreza. Si en una familia uno de los dos adultos está en paro y ya no percibe prestaciones, y el otro trabaja pero con un sueldo inferior a 1.667 euros, son “trabajadores pobres”. Hemos de tener en cuenta que el sueldo más habitual de un trabajador en España está en torno a 1.000 euros.

Se consideran trabajadores pobres las personas que, pese a desarrollar un trabajo remunerado no logran distanciarse del umbral de la pobreza, ni sortear el riesgo de encontrarse ante una privación material grave o severa que les conduce irremediablemente hacia la exclusión social.

Son trabajadores en activo, que a pesar de serlo cumplen alguno de los criterios que los sitúan objetivamente en riesgo de pobreza o exclusión social.

Al hablar de «trabajadores pobres» no nos referimos a lo que normalmente entendemos por «pobres». Son trabajadores que no están excluidos ni marginados, pero están en el límite de estarlo si vienen problemas, si se quedan en paro, o si tienen gastos imprevistos, o se retrasan en pagar la hipoteca, el alquiler o la factura de la luz.

Según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España (EAPN-ES) el 34% de las personas que viven en nuestro país bajo el umbral de la pobreza -uno de cada tres- tiene un empleo.

No forman parte de lo que tradicionalmente definíamos como “pobres”, no acuden a los comedores sociales… pero sufren privaciones de servicios básicos, y están en una situación límite, sin capacidad para afrontar nuevos problemas. No han caído todavía en la exclusión social, pero están en riesgo de caer.

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Crisis de 2008, pandemia, inflación

Tres golpes encadenados

El 15,6% de los trabajadores en España está en riesgo de pobreza o exclusión social. Es una amenaza que se cierne también sobre uno de cada diez trabajadores a tiempo completo.

Todos los estudios coinciden en que este es el resultado de tres sacudidas encadenadas, que han golpeado a una mayoría de trabajadores.

Primero vino la crisis que estalló en el corazón de Wall Street en 2008. Y en España se tradujo a partir de 2010 en sucesivas oleadas de recortes.

Que impusieron una mayor precariedad e inestabilidad laboral y tiraron a la baja los salarios. Hoy el salario real de un trabajador es menor que hace veinte años.

Y redujeron las ayudas sociales o servicios básicos como sanidad y educación.

A principios de 2020 estalló la pandemia. Cuando la mayoría de la población no había recuperado el nivel de ingresos y bienestar previo al estallido de la crisis, sufrió un nuevo golpe. Se implantaron medidas de protección, pero eso no evitó un retroceso en las condiciones de vida de muchos sectores. Y el número de trabajadores con dificultades para llegar a fin de mes se elevó hasta los 3,2 millones.

Este proceso de empobrecimiento no es casual. Es el fruto del proyecto de saqueo que el hegemonismo -secundado por la oligarquía- lleva imponiendo al 90% de la población desde 2010.

Y ahora, una inflación desbocada vuelve a golpear los bolsillos de buena parte de los trabajadores. Los precios se disparan más en los productos y servicios básicos, de los que depende las condiciones de vida de una mayoría, como la alimentación, la luz, alquiler o cuotas de la hipoteca…

Tres golpes encadenados. Tres crisis donde la salida se ha cargado sobre las espaldas de trabajadores, pensionistas, autónomos…

Mientras bancos o eléctricas recuperaron el nivel de ganancias anterior a la crisis, o registran en la actualidad beneficios récord, los ingresos y el poder adquisitivo de la mayoría de la población ha sido recortado.

Estas son las razones que explican por qué hoy hablamos de “trabajadores pobres”.

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