Garzón destapa una trama de corrupción en Madrid, Valencia y Galicia

Tolerancia cero con los corruptos

Las investigaciones del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón han destapado -y van…- una gigantesca trama de corrupción, que penetra en las altas esferas del PP y se extiende desde Madrid hasta Valencia y Galicia. Algunos medios utilizan el escándalo como munición polí­tica contra el PP, mientras callan o silencian los casos de corrupción que afectan al PSOE. Pero lo que nos interesa a todos -que no compartimos la mezquina pelea bipartidista- es por qué en España pueden edificarse auténticas tramas corruptas, con un escandaloso maridaje entre el poder polí­tico y ladrones privados de alto standing, que vací­an fraudulentamente la caja de ayuntamientos y comunidades. En plena crisis, donde es necesario un severo plan de ahorro nacional que capitalice inversión para impulsar el desarrollo productivo, es hora de decretar tolerancia cero hacia los corruptos públicos y privados. Exigiendo que se les apliquen las máximas penas, y que se establezcan mecanismos para que devuelvan lo robado.

"Tengo un tema gordo en Valencia, con un PAI rácticamente cerrado, el tío pide 1.000 kilos de más. Compramos a 10.000 y vendemos a 20.000. Ganamos 12.000 kilos. Un empresario pone el 50% y yo otro 50%. De mi 50% yo reparto con Ramón Blanco, con Álvaro (Pérez), con Pablo [ex número tres del PP gallego] y con el alcalde… Hay un tema medioambiental que lo desbloqueo yo". Este es el grado de infiltración, conexión, y robo, de las tramas de corrupción en el seno de ayuntamientos y comunidades. Quien habla es Francisco Correa, que a través de sus privilegiadas conexiones con la dirección del PP durante la época de Aznar, estableció una tupida red delictiva entre los ayuntamientos de la zona norte de Madrid (Boadilla, Majadahonda, Arganda, El Escorial…), beneficiándose de operaciones urbanísticas amañadas con los ayuntamientos de la zona. El interlocutor de la conversación es Alvaro Fernández Alonso, que en Valencia –a través de la relación personal con buena parte de la dirección regional del PP- ha levantado una réplica de esa trama de corrupción en Valencia. Los términos de la conversación son vergonzonsamente claros: “un PAI prácticamente cerrado”, “compramos a 10.000 y vendemos a 20.000”, “de mi 50% yo reparto con el alcalde”… Quien quiera hacernos creer que este es un ejemplo de “la corrupción de la derecha” pretende engañarnos. Episodios como este se reproducen en ayuntamientos del PP, del PSOE, en Madrid y en Cataluña –recordar el famoso 3% que había que pagar como mordida para acceder a obras públicas-. Padecemos un “estado de la corrupción”. En plena crisis, tramas corruptas siguen malversando los fondos públicos –que debían dedicarse a impulsar la economía productiva, a incrementar las prestaciones de los parados, etc- en beneficio de unos pocos. Y lo peor de todo es la impunidad que disfrutan los corruptos. Una de las empleadas del cabecilla de la trama de corrupción en Madrid, declaraba que “a él le seguirá yendo bien, aunque le vaya mal en España. Él tiene su dinero en las Islas Caimán”. Estamos hartos de ver como a distinguidos corruptos, que roban el pan de todos, se les aplican penas escandalosamente leves, salen de la cárcel al poco tiempo y disfrutan del botín que permanecía a buen recaudo en un paraíso fiscal. Lo mismo ocurre con los ladrones privados que con los alcaldes o concejales que participan de la corrupción. Es hora de implantar tolerancia cero contra los corruptos. Si se ha reformado el Código Penal para endurecer las penas a pederastas y terroristas, debe hacerse lo mismo contra los corruptos. ¡Basta ya de robar el pan de todos!

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