En la forma en que hoy concebimos la historia, la sociedad, la economía… no solo entre los intelectuales sino en el conjunto de la población, está la huella de la enorme influencia del marxismo
El 5 de mayo de 1818, hace exactamente doscientos años, nació Karl Marx en la localidad alemana de Renania. Dos siglos después, a pesar de que se ha decretado numerosas veces el carácter caduco y trasnochado de su pensamiento, una encuesta de la BBC, la televisión pública británica, nada sospechosa de radicalismo, decretó por votación popular que “el mayor pensador del milenio” es Karl Marx.
El escritor mexicano y premio Nobel de literatura, Octavio Paz, nos recuerda en su libro Los signos en rotación que “el marxismo ha penetrado tan profundamente en la historia que todos, de una manera u otra, a veces sin saberlo, somos marxistas”.
¿Una exageración, una boutade que los escritores utilizan para llamar la atención del lector?, ¿o una realidad incómoda para algunos?
Nadie puede obviar el gigantesco impacto del marxismo, y de las organizaciones que se han guiado por él, en la política, la economía… La historia de los últimos dos siglos sería otra, y tanto el mundo actual como el del futuro sería muy diferente sin la intervención del marxismo.
Pero eso, extraordinariamente importante, sería objeto de otro artículo. Aquí nos ocupamos de algo solo aparentemente más banal: cuando usted o yo nos explicamos el mundo estamos utilizando, la mayoría de las veces sin ser conscientes de ello, conceptos o puntos de vista aportados por el marxismo.
Algunas de las corrientes historiográficas más influyentes se han declarado abiertamente marxistas. Como la Escuela Marxista Británica, con personalidades tan importantes como Edward P. Thompson, Eric Hobsbawm, Gordon Childe…
Otras como la Escuela de los Annales francesa, con Marc Bloch o E. Labrousse, está profundamente influida por aspectos de la concepción marxista de la historia, como la definición de las clases.
Más allá de la historia, el marxismo ha estado presente como referencia imprescindible en algunas de las grandes corrientes de pensamiento del siglo XX.
Sucede con la Escuela de Francfort de Adorno, Horkheimer, Habermas, Marcuse… O con el estructuralismo, que revolucionará la antropología con Lévi-Strauss, o sacudirá la filosofía con Althusser, Sartre, Foucault…
Pero no es un fenómeno reducido a círculos académicos. Impregna a toda la sociedad. Ya no es posible concebir la historia desde el positivismo burgués dominante en el siglo XIX, que la reducía a una mera narración cronológica de hechos o fenómenos concretos. Es necesario adoptar una visión global, donde influye la base económica en la que se asienta esa sociedad, pero también y sobre todo su estructura de clases -se llamen así o no- y las disputas que genera.
Todas estas, y otras muchas que hemos incorporado a nuestra cultura general, no existirían sin el marxismo.
Algunas de las mentes científicas más lúcidas del siglo XIX ya advirtieron, sin ser marxistas, el enorme poder del marxismo y su capacidad para cambiar nuestra concepción del mundo.
Darwin, un pastor protestante, contestó a Marx, cuando este le envió un ejemplar de la primera edición de El Capital, con una carta en la que remarcaba que “aunque nuestros estudios sean tan distintos, creo que ambos deseamos ardientemente la difusión del saber y que a la larga eso servirá, con toda seguridad, para aumentar la felicidad del género humano”.
Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, no compartía los posicionamientos políticos de los partidos comunistas, pero reconocía que “la fuerza del marxismo (…) reside en su penetrante demostración del influjo necesario que las relaciones económicas entre los hombres ejercen sobre sus posturas intelectuales, éticas y artísticas. Así se descubrieron una serie de nexos y de relaciones de dependencia que hasta entonces se habían ignorado casi por completo. (…) El marxismo ha desarraigado implacablemente todos los sistemas e ilusiones idealistas”. Y destacaba también que el marxismo había desvelado la auténtica sustancia de la propiedad, idealizada durante milenios, como una potencia que esclavizaba a la sociedad.
Es imposible encontrar un plano verdaderamente importante de nuestra conciencia actual en el que no aparezca la influencia decisiva del marxismo. Por ejemplo en el enorme cambio producido en los últimos dos siglos en la concepción sobre el papel de la mujer y su liberación.
Fue el marxismo quien estableció los fundamentos de la sociedad patriarcal, la unión entre el sojuzgamiento de la mujer y la explotación sobre toda la población, despojó a la familia patriarcal del aura idílica con que recubría sus desmanes y demostró que existen muchas otras y mejores formas de familia…
Definitivamente, incluso aunque no lo sepamos, todos somos marxistas en el fondo.
Boquerones dice:
Interesante aunque hecho de menos más profundidad en el análisis de la influencia marxista en el pensamiento actual especialmente el de los economistas y filósofos capitalistas.
También quería deciros que vuestro canal en Telegram no funciona. Para empezar no hay nada desde marzo del 17 y además sale este mensaje del 28 de febrero: «The account of the user that created this channel has been inactive for the last 5 months. If the account of the creator remains inactive in the next 7 days, it will be self-destructed and the channel will lose its creator.»
Supongo que lo abandonasteis por los pocos suscriptores que tenía, pero bien dejad de anunciarlo en la web o bien retomadlo y usad algún bot para publicar los enlaces a los artículos de la web automáticamente, que hay varios, y así no tenéis que preocuparos de hacerlo a mano. Total, es gratis…
charlie dice:
Un buen artículo filosófico http://www.fgbueno.es/hem/1979g07.htm .
Cem Flores dice:
Era, assim, o homem de ciência. Mas isto não era sequer metade do homem. A ciência era para Marx uma força historicamente motora, uma força revolucionária. Por mais pura alegria que ele pudesse ter com uma nova descoberta, em qualquer ciência teórica, cuja aplicação prática talvez ainda não se pudesse encarar — sentia uma alegria totalmente diferente quando se tratava de uma descoberta que de pronto intervinha revolucionariamente na indústria, no desenvolvimento histórico em geral. […]
Pois, Marx era, antes do mais, revolucionário. Cooperar, desta ou daquela maneira, no derrubamento da sociedade capitalista e das instituições de Estado por ela criadas, cooperar na libertação do proletariado moderno, a quem ele, pela primeira vez, tinha dado a consciência da sua própria situação e das suas necessidades, a consciência das condições da sua emancipação — esta era a sua real vocação de vida. A luta era o seu elemento. E lutou com uma paixão, uma tenacidade, um êxito, como poucos.
Engels,Discurso diante do túmulo de Karl Marx, 17 de março de 1883
https://www.facebook.com/CemFloresDesabrochem/posts/1769822546410512
kenobi dice:
Toma,claro.Como que frases como «el tercer mundo»,etc que utiliza todo el mundo,está sacado de «la teoria de los 3 mundos» de Mao Tse Tung(donde pone como ppal.enemigo de los pueblos a la URSS.Si ya en la ruptura chino-soviética hubo hasta tiros en la frontera,no se quedó en una ruptura diplomática).Si hasta franquistas como Ricardo de la Cierva,para hablar de historia lo hacían en térmninos de clases y lucha de clases(Un análisis que tiene genial,es sobre «la caida de los dioses» de Visconti,donde te habla de las relaciones entre los magnates de la siderurgia Krupp,ahora fuisionados como Thyssenkrupp,que son los que hacen ascensores y escaleras eléctricas del metro,con Hitler y los nazis)