Seis autonomí­as exigen a Chaves 5.000 millones

Todos quieren exprimir a lo Chaves

El nuevo y flamante vicepresidente territorial, Manuel Chaves, consiguió para Andalucí­a, tres semanas antes de incorporarse al Gobierno de Zapatero, 1.200 millones de euros en concepto de la «deuda histórica» del Estado. Ahora, Aragón, Baleares, Galicia, Murcia, La Rioja y Extremadura exigen el pago de distintas cantidades que suman una deuda total del Estado superior a 5.000 millones de euros, en base a iguales o similares razones, por las que Cataluña o Andalucí­a ya lo han logrado. Una enloquecida y desaforada carrera sin lí­mites por llevarse los recursos del Estado. La razón más demagógica es la «deuda histórica». Pero España no puede estar en deuda con España. Las autonomí­as son Estado y el Estado no puede estar en deuda consigo mismo.

Pero cuando no se blande la “deuda histórica”, se utiliza el aumento de oblación, como Murcia, o las infraestructuras como Baleares, y así sucesivamente. Se reforman Estatutos, se acude a los tribunales o se chantajea políticamente de alguna manera. Pero lógicamente los nuevos repartos de ingresos regionales que se exigen desbordan la capacidad económica del Estado. No se pueden cuadrar las ilimitadas peticiones de las autonomías, ni los más de treinta requisitos económicos impuestos en los nuevos Estatutos, ni las supuestas deudas pendientes del Estado con su disponibilidad presupuestaria, en plena crisis económica.En esto coinciden tanto los responsables autonómicos del PSOE, del PP y por supuesto, por los nacionalistas de todo pelaje. Como Zapatero ha estado haciendo, y ahora con Montilla y Chaves, y como Rajoy justificaba respecto a los suyos, “todas las comunidades van a defender sus propios intereses, porque es su obligación; el presidente de cualquier comunidad autónoma, sea del partido que sea, piense como piense, su primera obligación es defender los intereses de su comunidad autónoma”. ¿De qué intereses se habla? No se habla de los intereses de los ciudadanos de a pie, que necesitan una España y un gobierno fuerte que lleve adelante una política de verdad contra la crisis, de redistribución de la riqueza, de ahorro e inversión. Se habla de los intereses de las castas burocráticas regionales, que son los intereses que representan y encarnan los barones del PSOE, del PP y, obviamente, los nacionalistas donde existen.

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