Opinión

Todos los músicos son buenos

Desde que se inició la andadura de este medio digital se han hecho más de doscientas crí­ticas musicales y una docena de entrevistas a músicos de primera lí­nea, grupos de actualidad, jóvenes promesas y músicos «olvidados» por los medios, y en todos los casos se ha seguido una máxima «todos los músicos son buenos». Evidentemente serí­a ridí­culo, e incompetente, pretender presentar esto como una realidad del panorama musical, pero frente al chismorreo, la pedanterí­a y del escarnio como lí­nea de crí­tica musical. La «crí­tica-basura» es un elemento que ha de ser denunciado, por el buen gusto y el respeto a la profesión.

A rincipios de septiembre la legendaria banda Deep Purple ofreció un concierto en el Palau de Sant Jordi de Barcelona. Los resultados de asistencia de público fueron realmente pésimos para lo que se podía esperar de una banda de este calibre, y el concierto, en términos musicales estrictamente, no despertó de “la fórmula que funciona”. Aunque para los amantes de la música y del grupo podría ser un debate interesante el motivo del anquilosamiento de este gigante, el universo Deep Purple es de tal inmensidad que es imposible abrir la boca para hablar de ellos sin rendir tributo a algún aspecto de él, para poder abordar cualquier crítica, por importancia que tenga. Sin embargo la crítica musical que salió en un importante medio rozó el mal gusto provocando, como mínimo, la indignación. Algo así como “mentar a la familia”. Menciones al peligro de “embolia” del cantante en los altos, desprecios a un grupo que, según el crítico, “es una caricatura de lo que fue”, al ex-líder de la banda, Ritchie Blackmore, al que “se le ha ido la chaveta” y hace un “rock plasta”, al tono del grupo “más parecido a Paulina Rubio o Chenoa”, y al actual guitarrista Steve Morse y sus “solos insípidos”. Pese al intento de redimirse poniendo a los fans de su parte con un “lo mejor fue el público, santo hasta decir basta”, dudo mucho que incluso el cabreo de algún seguidor al salir del concierto – en el peor de los casos – pueda compararse con la mala sangre del mismo al leer la crítica. A parte de los cinco miembros actuales – Ian Gillan, Steve Morse, Roger Glover, Don Airey e Ian Paice – Deep Purple ha cambiado en diez ocasiones de formación y han pasado hasta catorce músicos diferentes, 18 álbumes y una revolución absoluta de los cánones, las estructuras y la sonoridad hasta 1975. Rainbow, Whitesnake o la misma trayectoria posterior de Gary Moore son hijos directos de Deep Purple, después, todos los demás… todos. No es posible que el mismo grupo que hace dos años recibieran elogios y emblemáticas críticas por su directo en el Wembley Arena, se hayan convertido “en la caricatura de lo que fue” Realmente no todo vale por cuatro duros. Por lo demás, en esta casa seguiremos la línea, cuando se trata de músicos, artistas y profesionales, de “si es para hablar mal, mejor no hablar”, porque “todos los músicos son buenos".El De Verdad digital también lo haces tú: Contribuye con la calidad del De Verdad digital puntuando este artículo y enviando tu comentario. El 31 de octubre se realizará un sorteo de entradas para los mejores conciertos y estrenos de cine, teatro y espectáculos de la temporada navideña entre los lectores que hayan participado opinando sobre cualquier artículo. Solo hace falta dejar tu email.

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