Jordi Grau abrió caminos radicalmente nuevos en el cine español. Cada película era un impulso y una transformación. La voluntad transgresora de su cine se manifestaba también en su compromiso social. Miembro del foro de cultura de Recortes Cero, comprometido con la cultura y las luchas sociales queremos despedirnos de él con un sincero homenaje a su fascinante universo cinematográfico pero también a su forma apasionada de sentir el cine y la vida.
Jordi Grau no fue sólo un director imprescindible sino un socio y amigo inquebrantable de los Ateneos y de Foros 21 desde sus inicios. La voluntad transgresora de su cine se manifestaba también en su compromiso político y social. Miembro del foro de cultura de Recortes Cero, comprometido con la cultura y las luchas sociales queremos despedirnos de él con un sincero homenaje a su fascinante universo cinematográfico pero también a su forma apasionada de sentir el cine y la vida.
La última vez que me entrevisté con el me confesó que su película El espontáneo (1963), era uno de los films que mejor le definían. Y es que Jordi Grau como el protagonista de su película quiso ser torero. «Cuando era pequeño, quería ser torero. Y le pedí a los Reyes, un traje de torero, que nunca me traían. Recibía un cartón con unas banderillas… los toros son el símbolo ‘del español’, porque en el español había algo de espontáneo, de lanzarse al ruedo en el trabajo, en la política, en muchas cosas…» Y es verdad, Jordi Grau siempre saltaba al ruedo, en su cine y en la vida, conservaba la voluntad transgresora de sus inicios. Cada película era un impulso y una transformación.
Considerado “director de culto” gracias a su dos películas de género fantástico, “ Ceremonia Sangrienta” y No profanar el sueño de los muertos; su filmografía, sin embargo, con una veintena de películas es una de las más versátiles del cine español. Cineasta imprescindible del cine español a pesar de ser hoy un cineasta “descatalogado”. El universo cinematográfico de Jordi Grau abarca desde el terror al drama, del cine experimental y documental al cine comercial con la Trastienda, una de las películas icónicas de la transición. Jordi Grau abrió caminos radicalmente nuevos en el cine español.
Director autodidacta, se definía como un espectador. Perteneció a una nueva generación de directores que abrió camino al “nuevo cine español”. En sus inicios con la Escuela de Barcelona, Jordi Grau cultivó el cine documental en “Una noche de verano”, y arremetió contra la moral dominante en “Una historia de amor”. Jordi Grau estudió en el Centro Experimental en Roma gracias a una beca donde descubrió la libertad y un cine auténtico lleno de verdad. Roberto Rosellini, su gran amigo Federico Fellini, Luis Buñuel, Segio Leone, Escrivá de Balaguer, Jorge Oteiza, Elías Querejeta o Sara Montiel son personajes imprescindibles en la vida de película de Jordi Grau.
Su ópera prima Noche de Verano, una de obras más interesante del nuevo cine español, un drama romántico con Paco Rabal ambientada en la noche de Sant Joan, es una crónica descarnada del autoengaño, la hipocresía y el desengaño amoroso que revolvió sin pretenderlo a la censura.
Hasta sus películas más comerciales tienen una enorme carga de profundidad. El individuo enfrentado a una sociedad hipócrita es un tema que se repite en muchas de sus films. La trastienda, la película que le encumbró y que se convirtió en el símbolo de la apertura, gracias al primer desnudo integral en los cines españoles tiene una carga de profundidad más allá de los 37 fotogramas de María José Cantudo. Grau dispara contra la doble moral burguesa y la hipocresía.
Pena de muerte, adaptación de un cuento de Maupassant relata la historia de un juez que buscando al criminal perfecto se encuentra a sí mismo.
Grau demuestra su talento al adentrarse en la intimidad de sus personajes que se transforman en cada paso de manivela.
“Noche de Verano ocurre en la catarsis de la verbena de Sant Joan. En una época gris esos eventos festivos liberaban, creaban una vía de escape. Lo mismo sucedía con La Trastienda que ocurre durante los San Fermines. Siempre buscaba en mis películas un marco de transformación del individuo a través de sus rituales de libertad.
Y sus películas de terror con legiones de fans son películas inquietantes y misteriosas. Detrás de lo fantástico late un verdadero drama. Ceremonia sangrienta basada en la historia real de la condesa de Barthory no es una simple película de terror sino el drama de una mujer que le teme a la vejez y la soledad, y que para conservar su belleza la condesa se bañaba en sangre de vírgenes. Los zombis en “No profanar el sueño de los muertos”- la primera película española de zombis- no son amenazas abstractas sino criaturas inventadas que luchan por lo imposible.