El accidente provocado por el tren Alvia que descarriló cerca de Santiago de Compostela es ya una tragedia nacional que nos ha golpeado y conmovido a todos.
Son ya 80 las víctimas mortales, y 130 los heridos. Decenas de familias rotas por el más grave accidente ferroviario de los últimos 40 años.
Ahora es el momento de ofrecer todo nuestro apoyo a las víctimas y sus familias. Su tragedia es también la nuestra.
Y, como ha ocurrido en cada una de las tragedias que nos han golpeado, el pueblo español ha demostrado su carácter generoso. Con una oleada de solidaridad que, por ejemplo, ha colapsado los centros de donación de sangre. Con trabajadores sanitarios despedidos por los recortes que han acudido a los hospitales a trabajar gratuitamente.
Esta unidad y esta solidaridad es parte inseparable del pueblo español, y nos permite convertir el dolor en fuerza para avanzar.
Es necesario que se abra una investigación para saber por qué el tren circulaba a casi 200 km, cuando el máximo permitido en ese tramo era 80. Es también urgente que sepamos por qué no estaban en funcionamiento sistemas de seguridad más avanzados que podrían haber evitado el accidente.
Debemos saber toda la verdad, para evitar que tragedias como esta vuelvan a suceder.
Pero, es el momento para que todas las víctimas y sus familias sientan el apoyo y solidaridad de todo el pueblo español, unido también, y sobre todo, en los momentos más difíciles.