Teatro - Reestreno de Arte de Yasmina Reza

Toda una declaración

Esta obra fue inicialmente presentada en España en 1998 de la mano de un gran trí­o de actores formado por Josep Marí­a Flotats, Josep Marí­a Pou y Carlos Hipólito. El propio Flotats produjo, dirigió e interpretó este fenómeno teatral que cosechó uno de los mayores éxitos de ese año. Al mismo tiempo, en Buenos Aires, la obra estaba siendo representada por un elenco encabezado por Ricardo Darí­n (Nueve Reinas, El aura). El propio Darí­n trajo su versión a España convirtiéndola en un nuevo éxito durante las temporadas 2003 y 2005. Ahora, Luí­s Merlo recoge el testigo acompañado por Iñaki Miramón y Álex O´Dogherty (Camera Café) y se suben al escenario del Teatro Alcázar de Madrid dirigidos por Eduardo Recabarren (ex profesor de interpretación en la Escuela de Cristina Rota).

En clave de comedia la rolífica autora profundiza en las falsedades de una sociedad basada en valores ficticios, grandilocuentes o exagerados. Como anécdota y punto de partida la obra se centra en la adquisición por parte de Sergio, uno de los tres amigos, de un cuadro que representa un objeto completamente blanco sobre fondo blanco que, a ojos vista, parece un lienzo en blanco (en la versión de Darín, negro sobre negro). El conflicto se plantea cuando Marcos se escandaliza al conocer primero la presunta obra de arte y más tarde el dineral que Sergio ha pagado por ella.La oleada de compradores compulsivos con economías domésticas alejadas de la crisis y gustos igualmente alejados de cualquier criterio artístico o estético respetable, han convertido a algunos aprovechados en renombrados o afamados “artistas” cuyo renombre o relumbrón no dura ni los 15 minutos a los que, según Warhol, todos tenemos derecho. Una situación que no sólo evidencia la absoluta falta de gusto, criterio y formación por parte del inversor en artículos de dudoso talento, sino que también es síntoma de la exaltación de unos valores, en este caso estéticos, pero extrapolables a otros ámbitos. La laxitud en la exigencia de calidad, en la realización de un trabajo, en el esfuerzo en la consecución de objetivos puede mermar y merma, de hecho, los principios que determinan a una sociedad, a un pueblo, a conseguir sus objetivos por medio de su firme voluntad, a aceptar responsabilidades que requieran energía, brío, ardor y empeño, o bien a arriesgarse a luchar por lo que es justo con el tesón y la constancia que en absoluto requiere el camino regalado del éxito fácil y la gloria vana. No siempre lo transgresor es vanguardista.En este momento se pasean por los teatros patrios varias obras de la misma autora, Un dios salvaje (con Maribel Verdú y Aitana Sánchez Gijón), Una comedia española (dirigida porSilvia Munt con Ramón Madaula, Cristina Plazas y Mónica Randall) y la ya citada Arte. Tal cantidad de obras indica claramente la enorme aceptación y el interés que esta dramaturga francesa despierta en nuestro país. No sin motivo, desde luego, toda vez que los temas actuales que trata abren debates necesarios en un momento en que el diálogo, en general, está en horas bajas. Nada hay que discutir en que esto sea así. Únicamente sería deseable que los promotores (productores, directores, actores) de Teatro en España dieran cauce a una mayor variedad de obras y autores, conocidos o no, y no se rigieran sólo por criterios comerciales o de éxito asegurado.

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