Detenida en Castellón una célula terrorista neonazi que planeaba atentados inminentes en España

‘The Base’: neonazis, terrorismo e intervención imperialista

El terrorismo es siempre fascismo, y siempre tiene detrás alguna cloaca imperialista. No son grupos de incontrolados. Su órbita está clara. Alguien les amamanta, les financia y les cobija. Y en el caso de 'The Base' es blanco y en botella: la apariencia coincide con la esencia

El 1 de diciembre una operación conjunta de la Policía Nacional y de Europol detenía en Castellón a una célula terrorista del grupo neonazi ‘The Base a la que seguía la pista. En los registros se incautaron nueve armas de fuego, munición, y una veintena de armas blancas prohibidas, además de equipamiento táctico militar y parafernalia neonazi, incluidos varios ejemplares del ‘Mein Kampf’ de Hitler. La captura tuvo que precipitarse porque los tres miembros detenidos planeaban atentar de manera inminente contra alguno de los grupos que tenían en la diana de su odio: migrantes, colectivos LGTBI o grupos de izquierda.

Desde estas páginas siempre hemos defendido que el terrorismo -no importa la bandera o justificación ideológica que levante- siempre es fascismo. Y que siempre tiene detrás, directa o indirectamente, la mano de aparatos de intervención de centros de poder imperialistas.

En el caso de ‘The Base’, la apariencia coincide con la esencia. No son grupos de incontrolados. Su órbita está clara. Alguien les amamanta, les financia y les cobija.

No sólo por la negra naturaleza de su ultrareaccionaria ideología neonazi, y de los atroces actos que estaban preparando, sino porque indagando en la historia de ‘The Base’ encontramos vínculos con las cloacas de la ‘alt right’ norteamericana, de la que procede el trumpismo… pero también con la Rusia imperialista de Putin.

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Quienes son ‘The Base’ y qué defienden

El grupo terrorista neonazi ‘The Base’ ya está en España, pero ya contaban con presencia en Estados Unidos, Australia, Sudáfrica, la UE y Ucrania. Sus actividades en la Unión Europea se remontan a 2019, cuando comenzaron a planificar atentados a nivel internacional.

La detención en España de su primera célula en nuestro país se une a la detención en septiembre de 2024 de tres miembros en Países Bajos de 16, 19 y 24 años y otro en Italia, un rumano de 20 años.

‘The Base’ es un grupo nazi, supremacista y aceleracionista de extrema derecha que fue declarado organización terrorista en EEUU en 2018. Sostienen la teoría del «gran reemplazo», un supuesto plan de las «élites globalistas» para sustituir a la raza blanca, que podemos encontrar de manera más o menos explícita en los discursos de todos los líderes de la extrema derecha mundial, desde Trump a Le Pen, pasando por Vox. Y defienden la necesidad de provocar -mediante atentados terroristas y la violencia- un gran conflicto social que posibilite la eliminación de todos los colectivos que consideran enemigos como los musulmanes, judíos, y miembros de otras razas, además de minorías sexuales y colectivos izquierdistas.

Rinaldo Nazzaro, exmiembro del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU y creador del grupo terrorista neonazi ‘The Base’

Su líder internacional es el estadounidense Rinaldo Nazzaro, de 51 años, que fue contratista del Pentágono y exmiembro del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU. También montó una empresa llamada Omega Solutions dedicada al sector de la seguridad y la inteligencia. Este supremacista ultra compró varios terrenos en Washington bajo el nombre de ‘The Base LTD’ que fueron utilizados como campos de entrenamiento para la organización neonazi.

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Bajo el ala de la Rusia imperialista de Putin

En 2017 Nazzaro se mudo a San Petersburgo, en Rusia, para casarse con una mujer de esa nacionalidad, y un reportaje de la BBC lo retrató poco después vistiendo una camiseta negra con la imagen de Vladímir Putin y el mensaje ‘Rusia, poder absoluto’. Desde allí opera en la actualidad.

El teórico fascista Aleksandr Dugin, con conexiones con la extrema derecha global, está considerado como un importante asesor del presidente de Rusia Vladimir Putin

El experto británico en grupos de extrema derecha Matthew Feldman, profesor de la Liverpool Hope University sostiene que aunque no esté clara la relación de Nazzaro con las autoridades estatales rusas, es del todo seguro que éstas “deben tener algún tipo de conocimiento sobre su actividad”.

Una relación que queda más clara si tenemos en cuenta que uno de los atentados más destacados de ‘The Base’ en Europa fue el asesinato de Ivan Voronych, coronel del Servicio de Seguridad ucraniano (SBU), que fue reivindicado por una célula ucraniana de ‘The Base’. Es en Ucrania -ese país que Putin lleva tres años invadiendo con la excusa de su «desnazificación»- donde este grupo neonazi ha actuado con más fuerza, aprovechando la guerra y siempre actuando en la dirección de los intereses de Moscú, por ejemplo realizando varios ataques incendiarios contra infraestructuras críticas.

Una Rusia que ya ha demostrado sobradamente su capacidad y su intención de alentar y financiar a partidos, grupos y lobbies de ultraderecha europeos -como Viktor Orbán en Hungría, Le Pen en Francia, Alternativa por Alemania, Salvini en Italia, o Hazte Oir/Citizen Go en España- para atizar y desestabilizar a las sociedades de la UE.

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Del mismo fango que el resto de la ‘alt right’ trumpista

Pero aunque debamos tener en cuenta los hilos que unen a estos grupos neonazis con el Kremlin, no debemos perder de vista cuál es el «alma mater» de The Base y de su fundador, Rinaldo Nazzaro.

Los Proud Boys, uno de los grupos de extrema derecha supremacista que participaron en la toma golpista del Capitolio, en enero de 2020

Además de haber trabajado ni más ni menos que con el Pentágono y su inteligencia militar, Nazzaro procede de la misma amalgama de grupos violentos y supremacistas -el KKK o Proud Boys- que orbitan en torno a la ‘alt right’ norteamericana y al trumpismo, que a su vez sirve a los intereses del sector hegemónico de la clase dominante norteamericana.

Detrás de la práctica totalidad de los partidos de extrema derecha europea -de Vox, de Meloni, Le Pen, Orbán- encontramos no sólo los hilos que conducen a Moscú, sino poderosos cables -políticos, ideológicos y financieros- que se dirigen al otro lado del Atlántico.

A través de organismos como «The Movement», fundado por el que fuera máximo asesor de Donald Trump en su primer gobierno y figura de la ‘alt right’ norteamericana: Steve Bannon. O más recientemente, a través de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) del Partido Republicano, a la que asisten cada año los principales líderes de la ultraderecha europea o latinoamericana para encontrarse con Trump.

Todos los grupos de extrema derecha, incluidos los más violentos grupos neonazis, orbitan en torno a estos dos centros de poder: el que emana de Washington y el que emana de Moscú. Y a veces de los dos.

Por ejemplo, los muy prorrusos ultras de Alternativa por Alemania no tuvieron problema en recibir apoyo público -y económico- del millonario CEO de Tesla, Elon Musk, cuando éste aún era asesor de Trump hace pocos meses. Y Vox acaba de «absorber» a los neonazis de Hacer Nación, una escisión de España 2000.

El terrorismo es siempre fascismo, y el fascismo siempre recurre a la fuerza y el terror para imponer su ultrareaccionaria agenda.

Y detrás de todos los partidos y lobbies de ultraderecha, y por supuesto de sus más rabiosos perros de presa -las camisas pardas escuadristas o las células terroristas neonazis- tenemos que buscar los hilos que los unen a los aparatos de intervención de una u otra potencia imperialista. Son sus herramientas de desestabilización y control.

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Extremismo de ultraderecha, la fuente principal de terrorismo y desestabilización en las democracias occidentales

No lo decimos nosotros

El Departamento de Seguridad Nacional de EEUU (del que procede el propio Nazzaro) en su informe «Homeland Threat Assessment 2025» califica a los extremistas violentos domésticos -que incluye de manera destacada a la ultraderecha norteamericana- como la principal amenaza terrorista. Lo mismo afirma el FBI, que subraya que los movimientos extremistas de ultraderecha, como supremacistas blancos, representan la mayor amenaza de terrorismo doméstico en EEUU.

Un estudio del Center for Strategic and International Studies (CSIS) que ha analizado casi 900 atentados desde 1994, concluye que en la actualidad los de corte ultraderechista representan el 57%, muy por encima del yihadismo (15%)

El informe «The Rise of Far-Right Violence in Europe» (2022) analiza cómo estos grupos ultras erosionan la cohesión social al criminalizar las identidades culturales no autóctonas, normalizando la violencia contra las minorías étnicas y explotando de manera demagógica y sectaria crisis como la migración o la pandemia, lo que socava la paz social.

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