A partir de hoy comienza en Yekaterimburgo (Rusia) una de las cumbres internacionales, de carácter «informal», más significativas y de mayor alcance de los últimos tiempos: es la reunión del BRIC, el «grupo» constituido por las cuatro principales potencias emergentes del planeta (Brasil, Rusia, India y China), que representan adía de hoy al 50% de la población mundial, el 23% del PIB, el 40% de la superficie del planeta, y que generan en estos momentos el 65% del crecimiento mundial. Los reunidos van a abordar los grandes problemas cruciales del mundo actual (desde el futuro del dólar a la reforma del comercio mundial, desde la seguridad mundial a la proliferación nuclear y el desarme)… sin la presencia de EEUU ni de Europa.
La reunión del BRIC escenifica con una claridad meridiana, no los cambios que se van roducir en un futuro remoto, sino algunos que se han producido ya y otros que están a punto de producirse, como consecuencia de una alteración esencial de la correlación de fuerzas en el mundo: quizás la más importante que ha tenido lugar desde el fin de la segunda guerra mundial.Los países que se van a reunir en Yekaterimburgo son aún “potencias emergentes”, pero su PIB conjunto es ya similar al de Estados Unidos y al de la Unión Europea. Y su crecimiento actual y su proyección de futuro indican que, en apenas una década, estarán muy por delante de ellos, sobre todo si –tal y como está pasando, al menos con China– son los países que encuentran una salida más rápida a la crisis, y son capaces de “tirar del resto” para acabar con la recesión mundial.Esta nueva posición “de fuerza” de los países del BRIC en el escenario mundial es la que les permite plantearse una verdadera reforma en profundidad de los mecanismos económicos globales. Y la mejor prueba de que lo que está en juego es un nuevo “orden mundial” es que el primer punto de la reunión es el debate sobre el dólar. Ya está en abierta discusión el papel del dólar como única o principal moneda mundial de reserva: es decir, ya está en discusión uno de los principales instrumentos de la hegemonía mundial de EEUU desde el fin de la segunda guerra mundial. Aunque el problema de la sustitución no se plantea a “corto plazo” (China tiene grandes reservas en dólares y no desea una drástica caída de la divisa americana), sin embargo la búsqueda de un sistema alternativo ya está en marcha. Es más, China y Brasil ya han firmado acuerdos bilaterales a fin de que el comercio entre sus dos países no pase por el dólar. Mientras se encuentra una solución global, los países del BRIC no pierden el tiempo y adoptan decisiones que terminarán haciendo inviable la continuidad del dólar. Lo mismo que ha caído la General Motors, acabará cayendo la hegemonía absoluta del dólar: Y con ella la hegemonía única e indiscutible de EEUU, al menos en el campo económico y, en cierto modo, en el político y diplomático. Aún mantendrá, durante largo tiempo, su superioridad militar: pero, eso sí, una superioridad militar cuyos límites se han visto con meridiana claridad en las guerras de Irak y Afganistán.Con todo el BRIC tampoco va a obviar estos temas, tan espinosos, de la seguridad. Los cuatro países se proponen reforzar el papel del Consejo de Seguridad de la ONU para frenar la capacidad de actuación por cuenta propia de EEUU. En efecto, una y otra vez, EEUU y sus aliados ningunean a la ONU cuando no obtienen su apoyo para una acción exterior. La idea del BRIC no es tanto cómo impedir esas acciones (todavía no tienen fuerza para ello), sino “encarecer” el precio (ante todo, político) que EEUU tendría que pagar cuando actúe a su antojo, fuera del sistema común.El BRIC está aún lejos de ser un bloque monolítico, y acerca de algunas cuestiones cruciales sus posiciones están completamente enfrentadas (por ejemplo, en el comercio agrícola: China e India son proteccionistas, mientras que Brasil, primer productor mundial de alimentos, aspira a la plena libertad de comercio), pero aún así, cualquier acuerdo que se tome en la reunión, con el apoyo de los cuatro, va a tener un peso decisivo en el futuro. Tanto si se refiere al futuro del dólar como a la política de seguridad mundial. El futuro no está por llegar: ya está aquí.