Terremoto nuclear en Extremo Oriente

Corea del Norte realiza la prueba nuclear más potente hasta el momento. En estas condiciones, adquiere cada vez más sentido, urgencia y necesidad la exigencia -defendida por China y Rusia- de que tanto Washington como Pyongyang procedan a una «doble suspensión», por la que Corea del Norte desista de nuevas pruebas de armamento a cambio del fin de las maniobras militares estadounidenses, como condición previa al inicio de la distensión.

El régimen de Pyongyang ha llevado a cabo una nueva prueba nuclear, la sexta de su historia y la más potente hasta el momento. La explosión ha provocado en la región del país donde ha sido detonada un terremoto de magnitud 6,3 en la escala de Ritcher. A pesar de que el régimen la ha anunciado propagandísticamente como «una bomba de hidrógeno», la fuerza de la explosión, unos 90 kilotones, descartan que se trate de un ingenio de fusión, mucho más potente. Sin embargo confirma los temores de que el programa armamentístico de Corea del Norte ha hecho progresos notables y avanza a un ritmo apresurado.

La explosión subterránea, en el montañoso noroeste del país, ha sido entre once y doce veces más potente que la anterior prueba, alcanzando una potencia estimada de entre 80-100 kilotones. Como referencia, la bomba de Hiroshima fue de 15 kilotones, pero la más pequeña de las Bombas H -basadas en la fusión del Hidrógeno, y no en la fisión de un átomo pesado, como el Plutonio o el Uranio- alcanzaría como mínimo 1.000 kilotones. Así que la mayoría de los expertos descartan que Pyonyang haya alcanzado un dominio de la tecnología necesaria para montar -como afirma la propaganda del régimen- una bomba de Hidrógeno.

Otro problema que no está nada claro que haya resuelto el régimen de Kim Jong-un es miniaturizar una cabeza nuclear -de fisión o de fusión- lo suficiente para que pueda ser transportada por los proyectiles que Corea del Norte posee. En paralelo a las pruebas nucleares, Corea del Norte acelera sin parar los lanzamientos de misiles balísticos, como el Hwasong-12 que lanzó hace pocos días sobrevolando el norte de Japón y que recorrió 2.700 km antes de desintegrase y caer al océano. El arsenal norcoreano -con más de 1.000 proyectiles de distinta capacidad- dice contar con un misil de mayor alcance, el Hwasong-14, que tendría un recorrido intercontinental de cerca de 7.000 kilómetros, con el que tendría capacidad para alcanzar la Costa Oeste de EEUU.

No obstante, la sexta prueba nuclear es con mucho la más potente hasta la fecha y es una prueba inequívoca de los rápidos avances del programa atómico norcoreano. Entre las pruebas nucleares, los lanzamientos balísticos -Pyongyang ya suma 13 pruebas de proyectiles este año- y las bravatas de Kim Jong-un amenazando con atacar la isla de Guam (un estratégico enclave militar norteamericano en el Pacífico), la tensión entre EEUU y Corea del Norte está alcanzando cotas estratosfericas.«Las autoridades de Pekín son perfectamente conscientes de que la olla a presión coreana es una bomba contra China»

Las amenazas de Pyongyang tienen su inmediata respuesta en el Pentágono, que está aprovechando la tensión para militarizar apresuradamente la Península de Corea, encuadrar política y militarmente a los gobiernos de Tokio y Seúl y en última instancia avanzar en de reforzar apresuradamente el cerco contra China, el verdadero objetivo estratégico de este macabro ying-yang armamentístico en el que Trump y Kim Jong-un se retroalimentan amenazadoramente. Estas últimas semanas, al mismo tiempo que Corea del Norte subía en el listón de sus bravatas, Washington se empeñaba en realizar las maniobras ‘Ulchi Freedom Guardian’ junto al ejército surcoreano, que movilizan a unos 67.500 soldados en la península, y que el régimen del norte considera una provocación.

Las autoridades de Pekín son perfectamente conscientes de que la olla a presión coreana es una bomba contra China, y por eso han condenado de la forma más enérgica el nuevo ensayo nuclear norcoreano. Mientras tanto en la Casa Blanca, Trump, que ha calificado de “muy hostil y peligroso” el nuevo ensayo atómico, ha diho estar sopesando «suspender todo el comercio con países que hacen negocios» con Pyongyang. Se ha referido así -de forma indirecta- a China, el único país que mantiene relaciones comerciales con Corea del Norte, aunque cada vez más restringidas tras el empeoramiento acelerado de las relaciones entre Pekín y un régimen de Kim Jong-un que desoye sus advertencias.«Que tanto Washington como Pyongyang procedan a una «doble suspensión»»

El ensayo nuclear norcoreano, junto a las pruebas balísticas amenazadoras contra terceros países, son una grave amenaza para la paz mundial. Aunque seguramente ni Washington ni Pyongyang planean una guerra abierta -que sería devastadora para los segundos y para todos los habitantes de la Península- la tensión en la zona ha llegado a cotas inimaginablemente altas.

En estas condiciones, adquiere cada vez más sentido, urgencia y necesidad la exigencia -defendida por China y Rusia- de que tanto Washington como Pyongyang procedan a una «doble suspensión», por la que Corea del Norte desista de nuevas pruebas de armamento a cambio del fin de las maniobras militares estadounidenses, como condición previa al inicio de la distensión.

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