Ante las presiones para que España acepte un "rescate"

¿Terremoto en el gobierno del PP?

Casi simultáneamente, Rajoy negaba la inminencia de un rescate, recalcando que «España no está al borde del precipicio», mientras el máximo responsable de Exteriores del PP contradecí­a a su presidente difundiendo que «un rescate no serí­a el apocalipsis». Antes, Rodrigo Rato habí­a lanzado una feroz andanada contra Luis de Guindos, ministro de Economí­a, aireando su papel al servicio del FMI y Bruselas contra Bankia. ¿Son meras divergencias puntuales, o la presión de Washington y Berlí­n, empeñados en imponernos un «rescate» que aumente su dominio sobre España, está provocando un terremoto de tal dimensión que empieza a provocar grietas en el mismí­simo gobierno del PP?

Rodrigo Rato aprovechó la convocatoria de un consejo de administración de Caja Madrid –entidad que todavía encabeza- para lanzar una andanada contra la intervención de Bankia.


Y todos los dardos de Rato iban dirigidos específicamente contra Luis de Guindos. «El PP no es un bloque monolítico. Y las presiones de Washington y Berlín lo están empezando a resquebrajar»

Según hemos sabido, Rato había acordado con el Banco de España un plan de salvamento de Bankia, que aseguraba su viabilidad y sólo exigía el desembolso de 6.700 millones de dinero público. De salir adelante, la principal herida del sistema financiero español se abría cerrado.


Pero, sorprendentemente, el ministerio de Economía la vetó. Forzando una intervención apresurada que puso a Bankia –y a todo el sistema financiero español- a los pies de los caballos.


Y no solo eso. Luis de Guindos acudió directamente al FMI para pedirle que incluyera en su informe un párrafo que colocaba a Bankia en el centro de la diana. Al mismo tiempo, viajaba a Bruselas para negociar aceleradamente con el BCE la segunda ronda de la reforma financiera, que exige a la banca española 30.000 millones más en provisiones. Y, como colofón, decapitó al Banco de España, entregando la supervisión de la banca española a auditores extranjeros.


La aplicación a toda prisa de estas medidas convirtieron los 300 millones de beneficios que Bankia iba a dar –según el plan acordado entre Rato y el Banco de España- en 3.000 millones de pérdidas.


El resto de la historia es conocido por todos. Rato es obligado a dimitir. Las acciones de Bankia se desploman. El nuevo presidente de Bankia exige 23.500 millones de ayudas públicas. Toda la banca española en la picota y a punto de ser “rescatada”, mejor dicho intervenida, por Washington y Berlín.


En el origen de todo, la traición de un ministro español que es en realidad un ariete de Washington y Berlín para vencer las resistencias nacionales.


Esto es lo que Rato ha aireado. No estamos ante un “cualquiera”. Rodrigo Rato no es solo un gestor de altísimo nivel. La familia Rato está integrada desde hace décadas en los nódulos principales de la oligarquía española.
Frente a cualquier opinión superficial, la derecha española no es un bloque monolítico. Y esas fisuras recorren el PP de arriba abajo. En la última manifestación contra los recortes sanitarios en Castilla La Mancha, presidida por María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, el encargado de leer el manifiesto de denuncia fue… el secretario de Sanidad del PP de Cuencia, médico de urgencias. A esa movilización contra los recortes acudieron otros destacados dirigentes del PP manchego, como el ex alcalde de Cuenca, también médico en activo.


Asistimos a una feroz ofensiva de Washington y Berlín por acelerar el saqueo sobre España. Quieren ir demasiado lejos, y eso está provocando terremotos políticos antes impensables. Entre la gran banca española, y en el seno del gobierno y del PP.

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