Valencia, la primera autonomí­a intervenida

Terra Mí­tica o Deustche Bank. ¿Dónde está el origen de todo?

Ha saltado la liebre. El mismo dí­a que la prima de riesgo superaba por primera vez los 600 puntos, la Comunidad Valenciana hací­a pública su quiebra y solicitaba el rescate al gobierno central. El precio serán más recortes en sanidad, educación o gastos sociales. Y una intervención cercana a los términos sufridos en Grecia o Portugal. ¿Dónde está el origen del desastre? Todos apuntan hacia Terra Mí­tica, el aeropuerto de Castellón, la quiebra de la CAM o Bancaixa Es decir, a los desmanes de las castas polí­ticas y caciques locales. Y, desde luego, ellos han puesto mucho de su parte. Pero se olvida que el calvario financiero de Valencia comenzó cuando se atrevió a retrasarse unos pocos dí­as en la devolución de uno de los plazos de la deuda contraí­da con el Deustche Bank.

La Comunidad Valenciana es el emblema de la debacle del “paraíso” del PP. En 2008, Rajoy, de visita en Valencia, certificaba que “este es el modelo que yo quiero aplicar para el gobierno de España”.

Hoy, precisamente Valencia arrastra una deuda del 20,5% del PIB, y es la primera comunidad que se ha visto obligada a pedir el paraguas del Estado para asumir sus compromisos de pago. «Se recorta la sanidad o la eduación para pagar a los bancos extranjeros, este es el meollo de la cuestión»

Casi todos apuntan hacia los chanchullos y corruptelas de la casta política y caciques locales como lastre principal. Pero cojamos uno de los ejemplos más escandalosos, el de Terra Mítica, el parque temático construido a mayor gloria de los constructores locales, y que ha dejado en las arcas públicas 65 millones en pérdidas. Es una cifra colosal, pero exactamente la mitad de los 123 millones que el gobierno valenciano dejó de pagar en diciembre al Deustche Bank.

Ese retraso de unos pocos días en la liquidación de uno de los vencimientos de la deuda con la banca extranjera precipitó los acontecimientos. Sólo unos días después, el gobierno valenciano anunció un nuevo paquete de recortes por valor de más de 1.000 millones de euros.

El meollo de la cuestión es que la Comunidad Valenciana tiene que asumir entre 4.000 y 5.000 millones –según las fuentes- de vencimientos de deuda este año con la banca extranjera y nacional.

Y hay que pagarlos por encima de cualquier otra cosa. Si es necesario recortar la sanidad, la educación, las pensiones, las ayudas a los dependientes, los sueldos de los funcionarios… se hace y punto.

Para eso se ha habilitado desde el gobierno central un fondo especial de liquidez, al que se ha acogido Valencia, y a la que van a seguir otras comunidades como Murcia. No se hace para invertir más en gastos sociales o en creación de empleo. Simplemente para garantizar que las autonomías devuelven sus deudas con los bancos extranjeros y nacionales.

En los próximos diez años, la Comunidad Valenciana tiene asumida una deuda con los bancos cifrada en 47.933 millones de euros. Comparado con este gigantesco atraco, los 244 millones que cuesta la Fórmula 1, o los 40 millones de la corrupción del caso Brugal son calderilla.

Dios nos libre de decir que los Camps, Fabra y compañía estén libres de culpa. Han saqueado las arcas públicas para beneficiar a monopolios como FCC o a constructores y caiques locales. Deben pagar por sus desmanes.

Pero los principales ladrones no están en Terra Mítica, sino en los pulcros bancos alemanes, franceses, norteamericanos, y también españoles, que practican el atraco financiero.

Sólo las seis comunidades más endeudadas tienen que devolver este año a la gran banca 13.237 millones de euros. Y nos lo tienen que sacar a cada uno de nosotros.

Por eso el FMI y la Comisión Europea insisten en sus informes que “es necesario vigilar muy de cerca a las autonomías”. Es imprescindible que los bancos cobre. A toca costa. A costa de todos nosotros.

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