La catarata de medidas aprobadas a toda prisa por el Gobierno, con el fin de atacar a la televisión pública para beneficiar al sector privado, se culmina con la aprobación en el Congreso de esta ley, que curiosamente ha tenido una alarmantemente débil oposición parlamentaria. Ni el PP ni nadie se ha opuesto con firmeza a una estrategia que margina y casi expulsa del mercado a TVE, dejándola sin publicidad, y limitando sus contenidos cinematográficos y deportivos. ¿Las consecuencias más inmediatas? Las empresas de telecomunicaciones se verán obligadas a financiar hasta un 25% de la televisión pública, algo que sin duda acabaremos pagando los consumidores; mientras el sector privado audiovisual, y especialmente los grupos aliados del Gobierno, aumentarán sus beneficios de forma escandalosa.
A artir del 1 de Enero de 2010 Televisión Española dejará de emitir publicidad. Podemos atrevernos a vaticinar, que después de más de 50 años de historia, esto se puede convertir en el principio del fin de TVE tal y como la conocemos. Si miramos hacia los Estados Unidos, contemplamos como gigantescos monopolios como CNN, CBS, NBC o FOX acaparan el mercado nacional e internacional, mientras que la televisión pública es un servicio marginal de ámbito local, completamente excluido de la “libre competencia”. Este parece ser el camino que el Gobierno de Zapatero ha trazado para la industria audiovisual en nuestro país.Y es que la supresión de la publicidad es únicamente la punta del iceberg de todo lo que esconde esta ley, enmarcada en una maquiavélica estrategia. Se limita notablemente el porcentaje de capital que TVE podrá utilizar para adquirir derechos de retransmisiones deportivas (como la Liga de Fútbol o la Champions). También se reduce la emisión de películas norteamericanas, hasta un máximo de una a la semana. Sin duda ambos contenidos son los que más interés despiertan en la audiencia, y así se excluye aún más su participación en la competencia.Restricciones dictatoriales como estas (y como otras relacionadas con la subtitulación de programas y la emisión de contenidos infantiles), han sido, curiosamente, impulsadas por las enmiendas lanzadas por los partidos de “izquierdas” y los nacionalistas (PSOE, IU, CIU y ERC); inexplicablemente aliados a la hora debilitar y marginar a la televisión pública nacional. Eso sí, estos mismos grupos parlamentarios también aportan una enmienda en la que prevén “socializar las pérdidas”, que serían subsanadas con fondos de los Presupuestos Generales del Estado. De nuevo intentan vendernos como “progresista” una medida que defiende un insostenible endeudamiento público para garantizar los beneficios del sector privado.