Cargando...Con toda la pompa de la República Francesa, el presidente iraquí, Nuri al Maliki, fue recibido en el Eliseo por su anfitrión francés, Nicolas Sarkozy, en un encuentro en el que según fuentes oficiales, sirvió para reforzar las relaciones entre ambos países. ¿Qué relaciones se fortalecieron?
Como «amistosa y ositiva» calificó la entrevista el mandatario iraquí, ene la que se trataron temas de seguridad, economía, diplomacia, cultura y (y aquí esta lo interesante)… energía. Porque de diplomacia poco puede querer discutir Francia -una potencia que presume, con razón, de tener uno de los cuerpos diplomáticos mas robustos del mundo- con el gobierno de un país ocupado, poco más que un inestable protectorado militar norteamericano. Pero si hablamos de energía, de las enormes reservas petrolíferas de Irak, eso ya es un tema mucho más interesante para los monopolios galos como Total-Fina-Elf, que antes de la invasión de Irak disfrutaban de un trato francamente favorable por parte del régimen de Sadam Hussein. Pero esos acuerdos se convirtieron en papel mojado, lo cual, no les quepa ninguna duda, tuvo al menos algo que ver con el acentuado y ardoroso pacifismo de Chirac hacia la guerra de Irak. Y es que no hay nada tan indignante como que te frustren un buen negocio.Así que ahora que Chirac y su eje con Berlín están en los libros de historia, y en el Eliseo hay un inquilino dispuesto a seguir de nuevo la batuta de Washington -integrando a Francia en la estructura militar de la OTAN y ofreciendo tropas francesas para Afganistán- ha llegado el momento de formular esa pregunta tan grata a los oídos: ¿qué hay de lo mío?.