Televisión

TDT de pago a toda prisa

La absoluta falta de transparencia salta a la vista en toda la catarata de medidas relacionadas con el audiovisual que el Gobierno está adoptando a toda velocidad -reducción de la publicidad en la televisión pública, ley de fusiones e implantación de la TDT de pago-. El anunciado «apagón analógico» ha tenido que ser retrasado, a pesar de las campañas que apremiaban a los usuarios para que adquiriéramos rápidamente los receptores, prometiéndonos una mayor calidad y variedad en la oferta televisiva, y de forma gratuita. Pero ha resultado ser como el cuento de la lechera, y esa lista de ventajas gratuitas se va reduciendo en beneficio del grupo mediático que va a aprovecharse del modelo de pago.

Al Gobierno arece no importarle que los españoles estemos a la cola de Europa en los índices de ocupación laboral, pero lo que no está dispuesto a permitir es que sus socios mediáticos pierdan competitividad, aunque esta sea financiada por los contribuyentes. Y para que la jugada arme el menor revuelo posible, nada mejor que aplicarla a toda prisa y “bajo mano”, con la excusa europeísta de turno para justificar la cacicada.En esta ocasión Zapatero y De La Vega se han quedado agazapados, delegando en Francisco Ros, secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, el anuncio del convenio de colaboración con la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, que todavía no cuenta ni de lejos con el apoyo del resto de grupos parlamentarios, que se han manifestado “sorprendidos” por la aprobación tan inmediata de estas emisiones de pago.Los que no se han sorprendido lo más mínimo han sido los responsables de Mediapro, encabezados por el omnipresente Jaume Roures, que ya se felicitan por la medida, con la que podrán sacar una enorme rentabilidad a los derechos de emisión del fútbol que han ido adquiriendo durante el último año, y que explotaran a través de una red financiada por todos.Curiosamente ha sido el gigante Prisa uno de los primeros en manifestar su rechazo al borrador del decreto, según ellos “por contradecir la legalidad”. Pero que nadie se asuste, porque este rechazo se tornara en aceptación y celebración cuando se resuelvan los flecos que quedan pendientes para la fusión de Cuatro con La Sexta, y la explotación compartida de esos derechos de retransmisión deportiva, que La Caixa y el Santander apadrinarán.Cae así una pieza más del juego de domino que ha puesto en marcha el Gobierno para favorecer, a base de decretos y leyes de dudosa justificación, la creación del más grande monopolio de la información del mundo hispano, con la alianza de Prisa y Mediapro, que aspiran a convertirse en una especie de CNN al servicio de Zapatero, que aplaste a la televisión pública y se aproveche de los impuestos de todos para que sólo ellos salgan beneficiados.

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