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Tarifa plana para las rentas más altas

En un país con 6 millones de parados, uno esperaría que el Gobierno, y el resto de agentes económicos y sociales, dedicase todo su esfuerzo a la creación de empleo y se dejase aconsejar por aquellos que saben y conocen el mercado laboral. En este sentido fue realmente sorprendente, y triste, cómo el Presidente del Gobierno apenas habló de empleo, salarios, condiciones laborales y situación de endeudamiento de los hogares y las empresas en España.

El debate sobre el estado de la nación apenas suscitó un debate riguroso sobre el empleo

Justamente el debate del estado de la nación de 2014 coincidió con la publicación del cuarto trimestre de la Contabilidad Nacional de 2013, con lo que se cuadró la radiografía de la economía y el empleo durante el pasado ejercicio. El año terminó con una caída del empleo a un ritmo del 1,6% anual, y en el conjunto del año se han perdido más de 500.000 empleos, con una reducción del PIB del 1,2%, cifra que se revisará a la baja en los próximos meses.

El año 2013 terminó con una caída del PIB del 1,2% y más de 500.000 empleos perdidos

Esta situación del empleo, se acompaña con una preocupante realidad de la evolución de los salarios que, lejos de tener unas estadísticas que capten la realidad existente en la economía española, están descendiendo más que lo que el INE publica. En un mercado de trabajo como el español, con una gran volatilidad de entrada y salida, el análisis de los salarios de forma agregada presenta disfunciones relevantes a la hora de su cuantificación.

En particular, desde 2008, la enorme destrucción de empleo no cualificado y con escasa experiencia, afecta al agregado ya que estos trabajadores cobran en, media, salarios inferiores. Se puede observar que la tendencia desde 2006 ha sido la de destruir el empleo temporal, menos cualificado y más joven. Estos han perdido 9 puntos de participación entre 2008 y 2012, mientras que los trabajadores extranjeros lo han hecho en 2 p.p. En materia de experiencia laboral, el salto de los trabajadores con más de tres años de permanencia en la empresa ha pasado del 60% al 73%, lo que demuestra que se han quedado los trabajadores más, antiguos, más formados y por tanto más caros.

Los salarios caen más que lo que refleja el INE por los efectos composición del empleo

Con el inicio del proceso de destrucción de empleo, en 2008, la contribución de los efectos composición aumentó de forma significativa, contribuyendo con un 1,3 p.p cada año al incremento de las bases de cotización observado. Esto se resume en que el empleo que se ha quedado es el de mayor nivel de cualificación y del de mayor poder adquisitivo. Aún así, solo a partir de 2010, se observa una reducción notable de los salarios, siendo en 2012 de un 2%, superior a lo que marca el dato del INE.

A partir de estos datos, resultó llamativo las medidas propuestas por el Presidente del Gobierno para relanzar el mercado laboral, en particular su medida estrella, una tarifa plana de 100€ de cotización para los empleos indefinidos nuevos que supongan un aumento de plantilla y se mantenga durante tres años. Esto supone considerar al empleo una variable exógena y contemporáneo al crecimiento, sin entender que el empleo siempre retrasa al ciclo económico. Por ello, y sin que la demanda interna se recupere, será muy complicado que la mera reducción de la tarifa a la Seguridad Social pueda relanzar el empleo, máxime si tiene una serie de restricciones que a quien más benefician son a las cotizaciones más altas.

La medida estrella para relanzar el empleo fue la de establecer una tarifa plana de 100€ en Seguridad Social

El RD 3/2014 que desarrolla esta medida tiene elementos que claramente perjudican a las arcas de la Seguridad Social y benefician a las grandes empresa y empleo más cualificado, curiosamente el que se ha mantenido tras la purga llevada a cabo por un gran número de empresas. Por un lado, hay que poner en claro que, por ejemplo, la cuota empresarial para un salario de 20.000€ será de 205€, no 100€, como se anunció en el Parlamento. En segundo lugar, la reducción de la cuota es manifiestamente asimétrica entre las bases máximas y mínimas de cotización. Para las bases máximas de cotización, la reducción es del 75%, mientras que para las bases más bajas, la reducción es del 47%, por lo que se produce una subvención encubierta de todos los españoles a las grandes rentas y a las grandes empresas.

Esta medida favorece sobre todo a las bases máximas de cotización

Por otro lado, el RD plantea y permite que las empresas puedan despedir objetivamente y disciplinariamente, salvo que los tribunales lo anulen, mientras se benefician de esta medida, por lo que muchas empresas pueden estar despidiendo trabajadores con costes elevados y sustituirlos por estos trabajadores más baratos durante tres años. Esto será así siempre que las expectativas de ingresos y beneficios a lo largo de ese periodo sea positivo, algo fuera el espectro de la gran mayoría de empresas de este país. Otro dato relevante, respecto al anuncio en el Parlamento, es que podrán despedir al cabo del primer año, devolviendo el 50% del ahorro y al tercer año, devolviendo el 33%, lo cual, de nuevo, favorece, a las grandes empresas.

El RD permitirá seguir despidiendo a las empresas mientras se benefician de la tarifa plana

Lo que no calibra el Presidente es que las empresas pueden salir ganando si contratan a tiempo parcial, pero obligan a trabajar horas extras sin cobrar, que es legal según la Reforma Laboral, y así no se tienen que comprometer durante tres años.

En resumen, las grandes empresas y las rentas más altas han logrado que les dejen prácticamente gratis el factor trabajo durante tres años, lo cual es contradictorio con las necesidades de empleo de la gran mayoría de parados cuya formación y cualificación es medio-bajo. Esto induciría a pensar que el máximo ahorro debería ser para los grupos de cotización medio-bajo, pero eso parece que no es lo que el Gobierno ha considerado. Si a esto añadimos que las bases de cotización están cayendo más que lo que demuestran las estadísticas de salarios, tenemos ante nosotros un gran quebranto de las arcas de la Seguridad Social, sin que esta medida vaya a mejorar las cifras de empleo. Para ello, es necesario reducir drásticamente el endeudamiento de los hogares e impulsar la demanda interna.

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