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Es tiempo de pasos, procesiones, de saetas y tambores de Calanda. Ningún país católico del mundo, ni Polonia ni Irlanda ni siquiera el Vaticano exhiben entre sus tradiciones populares una Semana Santa con ese fervor, pasión y arrebato como en España. La Semana Santa española disfrazada de la liturgia católica es una de las más altas manifestaciones de la imaginería y simbolismo del paganismo precristiano, del culto a las Diosas de la Fertilidad, a Atean June, Diosa Madre de los íberos. La semana Santa es mágica, es la herencia de las ceremonias sagradas de las civilizaciones agrícolas mediterráneas adoptada por el sincretismo cristiano.
En la Semana Santa se conmemora aarentemente la pasión y muerte de Cristo, pero solo aparentemente, la verdadera protagonista de la celebración es su madre, Maria, la Virgen de los Dolores, de las lágrimas, del rocío..…Son fiestas de duelo, se celebra la tristeza de la Diosa por la muerte de su paredro (el que está al lado), de Cristo. La muerte del paredro es necesaria, su muerte da lugar a la Pascua de resurrección. Estas fiestas religiosas están asociadas a los ciclos agrícolas y sus particulares concepciones. Justamente la Semana Santa se inicia con la primavera, no es casual, pues para las primitivas culturas agrícolas mediterráneas el año comienza con la siembra, esto es con la primavera. Para que germine la semilla y de frutos es necesaria su muerte, o su siembra. Sin muerte, siembra, no es posible la germinación. , la resurrección. El misterio en estas antiguas religiones es precisamente la resurrección. Por eso el paredro tiene que morir para que se de la resurrección, la germinación la recoleccion. A pesar de los siglos el reinado de esta vieja diosa tan vieja como las montañas sigue vivo y florece y estalla en los pasos de Semana Santa.