Ni el corralito financiero ni la imposición del draconiano tercer plan de rescate han conseguido doblegar la firme resistencia del pueblo griego. El pasado 20 de septiembre Syriza volvía a ganar holgadamente las elecciones formando nuevamente gobierno con la derecha antitroika de Griegos Independientes.
Tras su triunfo, Syriza y el pueblo griego tienen cuatro años por delante en el que van a “continuar la dura batalla que comenzamos hace meses”, porque ese “es el mandato que nos ha dado el pueblo”, como se encargó de dejar claro Tsipras la misma noche electoral.
Una correlación de fuerzas extremadamente adversa, el aislamiento por parte de todos los gobiernos –conservadores o socialdemócratas– de la zona euro, los ataques inmisericordes desatados por Merkel y Schauble y el infame corralito decretado por el Banco Central Europeo obligaron a Syrirza a aceptar un plan de rescate en condiciones leoninas, sí. Pero el pueblo griego no se ha dejado amedrentar y en lugar de volver mansa y sumisamente al corral del viejo bipartidismo, ha devuelto el poder del gobierno y la mayoría parlamentaria a quienes pelearon con orgullo y dignidad y se mantuvieron firmes hasta el último minuto en defensa de los intereses nacionales. «La victoria de Syriza en las elecciones ha sido un nuevo triunfo del pueblo griego contra la troika»
Frente a quienes anunciaban, tras la firma del tercer rescate impuesto al gobierno griego, que la troika había ganado definitivamente el envite y que el triunfo del NO en el referéndum no había sido más que un espejismo pasajero, ya dijimos que la batalla política que se está librando en Grecia no había hecho sino comenzar, y que el pueblo griego no había dicho, ni mucho menos, su última palabra.
La victoria de Syriza en las elecciones ha sido un nuevo triunfo del pueblo griego contra la troika.
Todas las encuestas, “cocinadas” por el hegemonismo y que hablaban de un “empate técnico” entre Syriza y Nueva Democracia han fallado estrepitosamente. En las peores condiciones posibles, tras enfrentarse a una brutal ofensiva de Washington y Berlín, Syriza ha ganado con holgura, conquistando el 35,54% de respaldo popular.
Las fuerzas del hegemonismo van a intentar minimizar la victoria de Syriza, afirmando que “no va a cambiar la política económica, porque está ya establecida por el memorando firmando con la troika”. No es verdad. La victoria de Syriza en las elecciones abre un nuevo periodo en unas condiciones donde el gobierno de Tsipras va a desplegar una soterrada, pero no por ello menos virulenta, pelea con la troika por la aplicación de las medidas contempladas en el memorándum que acompañan al tercer rescate.
En cada una de ellas (reforma de las pensiones, del mercado de trabajo, plan de privatizaciones, gestión del fondo del rescate,…) vamos a asistir a una sorda batalla entre los “hombres de negro” intentando aplicarlas de la manera más onerosa para el pueblo griego y el gobierno de Syriza buscando la fórmula para neutralizar sus peores consecuencias.
Y en el horizonte, la batalla aún inconclusa sobre la reestructuración y el pago de la deuda. Un capítulo que en las durísimas negociaciones con la troika el gobierno de Syriza consiguió dejar abierto para una futura negociación. Y sobre la que Tsipras ya ha advertido que no renuncia de ninguna manera a su objetivo de conseguir una quita sustancial.