Euskadi después de las elecciones

Sostiene Urkullu

A pesar de sus diferencias con el clan Ibarretxe-Egibar-Arzallus, Iñigo Urkullu representa las esencias, como cabeza del PNV, del régimen que este partido ha implantado en los órganos vitales vascos. Basta desayunarse con la entrevista que hoy le hace la prensa vasca para constatarlo. En un intento de limar las incendiarias referencias a que el paso de la presidencia del gobierno vasco, la Lehendakaritza, a manos del PSE es un «golpe institucional», Urkullu ha clarificado el significado de sus palabras.

Al centroSostiene Urkullu que lo que vivirá Euskadi con Patxi Lóez es una “incógnita supina”. Y tiene razón que esa es, hoy por hoy, la situación ante la formación del nuevo gobierno. El Jelkzale se pregunta, sobre el PSE, “¿qué proyecto comparte con el PP aún no gobernando en coalición? ¿Es suficiente un gobierno en solitario ante la situación que vive la sociedad vasca, ante lo que es la configuración institucional de la sociedad vasca?”Que el PNV considere que sociedad vasca es el régimen clientelar de las instituciones hegemonizadas por ellos no es nuevo. Que Patxi López va a tener que gobernar con ese régimen peneuvista tejido durante treinta años bajo los pies sí. Urkullu en realidad se pregunta ¿está realmente Patxi López dispuesto a juntarse con el PP para desmantelar el régimen, o sólo pretende dar el salto a la Lehendakaritza y abrir una etapa de inestabilidad? Y tiene toda la razón. Patxi López tiene que tomar esa decisión.Pacto entre diferentesSostiene Urkullu que el PNV acepta la pluralidad para dar estabilidad. Ha ofrecido un acuerdo de estabilidad a Patxi López “retomando esos discursos que han vendido el PSE y el PP en años anteriores de pluralidad, acuerdo entre diferentes, consenso”, recibiendo a cambio el revanchismo de los socialistas “por asuntos del pasado”. En definitiva la necesidad de atender a la pluralidad en Euskadi es tan sólo un discurso que se vende y que ahora el PNV compra coyunturalmente. Obviamente, no existe para Urkullu necesidad de autocrítica ni problema alguno de agresión a la libertad con sus intentos repetidos de colar un plan que, para empezar, separaba a los residentes de los nacionalizados vascos. “El PNV siempre ha practicado una política de acuerdo entre diferenes, por mucho que se diga lo contrario”, sostiene Urkullu. “Perdone, ¿y en Lizarra?”, le entra el entrevistador. “Le recuerdo que tenemos un gobierno de coalición con EB. El PNV tiene una relación abierta con fuerzas políticas no nacionalistas”. Que viene a ser algo parecido a que un cura exponga sus relaciones pedofílicas con su monaguillo para ejemplificar el “amor hacia los demás”. Antinatura Sostiene Urkullu que el PNV es víctima de un pacto antinatura (el pacto PSOE y PP). Sin embargo, para poder comprender de quién es víctima el PNV es imprescindible poner en su sitio donde está la natura y la antinatura en Euskadi, porque con este término Urkullu trata de lobotomizar la memoria desvirtuando la voluntad popular en Euskadi. Lo realmente antinatura fue la actuación de la dirección de los dos grandes partidos PSOE y PP para impedir que el apretón de manos que intermedió Fernando Savater entre Nicolás Redondo y Mayor Oreja, el que simbolizó la unidad por la libertad por encima de las siglas, fraguara en una alternativa política para Euskadi. Lo que José Blanco y la línea de Zapatero intentó con el defenestramiento de Redondo y la instalación de Patxi López y Eriguren en la dirección (no olvidar que López se reunió con Batasuna igual que lo hizo Ibarretxe) y lo que el PP intentó con el traslado de Mayor Oreja a la Eurocámara y la jubilación anticipada de María San Gil (no olvidar que el PP ha caído en votos y escaños), la voluntad popular lo ha impuesto. De esta voluntad es víctima el PNV. El verdugo convertido en víctima de su víctima. Desmantelar el régimen es la exigencia, sin duda.

Deja una respuesta