Alberto Contador

Sospechoso de ser indomable

En las últimas semanas se han incrementado las sospechas por doping sobre Alberto Contador. Mientras nada se escucha ya de opiniones como la de Perico Delgado o denuncias como la de Manzano. ¿Es el mallot de Contador lo que está en cuestión?

Hace un ar de semanas se publicaba un artículo en la prensa flamenca en la que se denunciaba que otro ciclista bajo la dirección de Bruyneel, Li Fuyu, aunque en otro equipo, había dado el mismo positivo que Contador de clenbuterol… en la misma cantidad exacta. El argumento se apoyaba en las ínfimas posibilidades que existen de que puedan coincidir las cantidades en dos corredores diferentes. Al mismo tiempo la ofensiva lanzada contra el ganador del Tour y las autoridades españolas se ha recrudecido hasta el punto de enfrentarse la Unión Ciclista Internacional – UCI – y el Consejo Superior de Deporte Español – CSDE -. Especialmente la prensa alemana ha cargado contra el ciclismo español llegando a calificar a España de “RDA del doping”. Desde hace tiempo una de las voces más respetadas del ciclismo, Perico Delgado, viene ofreciendo otro “punto de vista”, absolutamente diferente sobre la realidad del doping: “El mundo del ciclismo es incapaz de reaccionar ante esta sangría. La Unión Ciclista Internacional que vive del ciclismo, dice que el problema son los ciclistas, ¡no!, los ciclistas son los protagonistas y a los que hay que proteger. Antes de una gran vuelta dan listados de sospechosos y valores de doping, son ellos, la UCI, los que lo fomentan. Está el pasaporte biológico que deben tener los corredores con las pruebas por las que los equipos pagan una millonada y con las que se hace un seguimiento exhaustivo. ¿Qué pasa?, que la UCI es la que designa qué laboratorios son los idóneos para hacer ese control. Si de pronto no hubiera casos positivos toda esa entrada de dinero no existiría. Son los primeros que quieren que hayan cuarenta controles en vez de veinte, porque se llevan también un porcentaje. Si hay un corredor sospechoso que se retire, y si es flagrante que se denuncie.” A esto habría que añadir las denuncias contra equipos, como la lanzada por Manzano en el famoso reportaje televisivo contra su antiguo equipo, que no hacen sino cuestionar a qué están dispuestos para defender sus beneficios a través de los corredores y su salud. Están, por lo tanto, los intereses extradeportivos que nada tienen que ver con el celo por el deporte limpio, por una parte. Y la carnicería que se ha montado con Contador como cerdo en San Martín. No se trata de elucubrar oscuras conspiraciones contra el ciclista o el deporte español, sino de ser conscientes de que a la cacería se ha unido el ánimo de liquidar la hegemonía española, que en los últimos treinta años ha cosechado once mallots amarillos, seguidos por los diez norteamericanos. Con Armstrong en otra órbita nadie necesita otro Indurain; los últimos cinco tours han sido para ciclistas españoles y éste el tercero de Contador. De otra manera no se explica que el mismo Werner Franke que denunciaba en los últimos juegos olímpicos que el dopaje era generalizado y que “solo se pilla a los tontos”, participe del festival de golpes contra Contador sin ninguna intención por desvelar los intereses que actúan en el doping, sea Contador declarado culpable o inocente.

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