SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Soria electrocutado, el oligopolio bajo sospecha

La guerra del kilovatio está declarada entre la industria y el ministro del ramo con una virulencia sin precedentes y a punto de que llegue a los juzgados. Desde luego no se había llegado a un choque semejante en tiempo de los Gobiernos socialistas con ministros más que reticentes ante el oligopolio eléctrico.

José Manuel Soria se está chamuscando a velocidad de la luz debido en parte a su incontinencia verbal, a no ser capaz de medir las consecuencias de sus machadas. Al tiempo que el oligopolio eléctrico dirigido por Nacho Galán, presidente de Iberdrola, el más abiertamente beligerente; secundado por Borja Prado, de Endesa y Salvador Gabarró de Gas Natural-Fenosa y jaleado por los dirigentes de Eon y EDP, aparece ante la opinión pública bajo sospechas de manipulación, de conspiración para alterar el precio de las cosas etc.

En medio está la Comisión Nacional de Mercados y de la Competencia (CNMC), la macrocomisión que engloba, entre otros entes, a la antigua Comisión Nacional de la Energia (CNE) y que está dirigida por José María Marín Quemada, un gran experto en energía, que se estrena con un gran asunto en el que se pone a prueba la credibilidad del nuevo ente. El ministro Soria ha formulado acusaciones muy graves de “burda manipulación” que tendrá que demostrar si no quiere acabar en el juzgado de guardia. Se basa para ello en el informe emitido con carácter de urgencia por la CNMC cuyo contenido no se conoce en todos sus términos cuando escribo estas líneas.

Sin embargo lo que ha trascendido, la aparición de “factores atípicos” es tan cauta que difícilmente se sostiene no la manipulación sino que esta sea tan burda como pretende el ministro. Al muy poderoso lobby eléctrico le sobran medios para actuar con la mayor sutileza. La supresión de la célebre subasta, o sea de las reglas de juego en medio del partido, un procedimiento que por cierto mantiene en la ley eléctrica recién aprobada, generará suspicacias respecto a la seguridad jurídica empresarial, al “riesgo de regulación”, o sea intervencionismo estatal que suena como un trallazo en los mercados.

Es un reproche que ya se escuchó cuando Soria decidió la retroactividad respecto a las primas acordadas alegremente por su antecesor Miguel Sebastián. En todo caso y yendo al fondo del asunto lo que parece claro es que el actual modelo es insostenible. La lógica parece indicar que si hay más oferta que demanda, como ocurre en el sector eléctrico donde se observa exceso de capacidad productiva, una subasta debería hacer bajar los precios.

También es insostenible un sistema que como viene sosteniendo Jorge Fabra, predicador incansable en contra del mismo, los precios se fijan al nivel los que producen con mayores costes. Es un sistema que me recuerda el de los precios del trigo que se calculan sobre los costes de los pequeños agricultores generando unas ganancias extraordinarias para la duquesa de Alba y demás latifundistas.

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