Son patriotas gibraltareños

La identidad que los independentistas panameños, apoyados, financiados y organizados por Washington, esgrimían contra “la opresión colombiana” se reducía a hacer posible que EEUU ocupara militarmente el nuevo Estado y construyera un canal que le permitiera el dominio de dos océanos.

Pero ya bastante antes de que Colombia fuera fracturada, EEUU había consumado la anexión de Texas, California, Arizona, Colorado o Nuevo México arrasando a sangre y fuego su histórica identidad hispana. Separaron a Guatemala de Nicaragua, a Costa Rica de Honduras,…. Dividieron y enfrentaron a pueblos de la misma raza, la misma cultura, la misma lengua, la misma historia con el único objetivo de que, finalmente, la United Fruits acabara convirtiendo ambos países en inmensas plantaciones de su propiedad.

Al tiempo se anexionaban Puerto Rico «para acabar con la opresión colonial española». Razón por la que los antecesores de Ibarretxe en la dirección del PNV se apresuraron a felicitar a Washington. Enfrentaron a Colombia con Venezuela alentando un inexistente conflicto de identidades. Pero a cambio se quedaron con un trozo de ésta, creando la identidad de las Guayanas para convertirlas en apéndices coloniales de sus imperios.

En Europa, mientras la burguesía alemana, de la mano del nazismo hitleriano, se anexionaba Austria, los Balcanes explotaban, enfrentando sangrientamente a los pueblos para extender su dominio e implantar Estados títeres. Mientras Alemania ampliaba su territorio para implantar la pesadilla de un inmenso Reich nazi, las SS hitlerianas diseñaban una “Europa de los Pueblos” donde los Estados eran triturados en pequeñas unidades que debían ser sucursales de Berlín, alterando las fronteras para racionalizar la explotación del continente.

Un fenómeno que, bajo otras formas, hemos vuelto a sufrir en los últimos quince años. Al mismo tiempo que Alemania absorbía a su homónima del Este, y ampliaba crecientemente su poder en la Unión Europea, todo el continente se ha visto sacudido por el fantasma de la disgregación y el nacionalismo étnico. En unos Balcanes donde se había alcanzado durante décadas una convivencia pacífica, se ha vuelto a azuzar el enfrentamiento entre pueblos, culturas y religiones.

Todo para que Croacia o Eslovenia, convenientemente desgajadas, pasaran a orbitar bajo el área de influencia de Berlín. Checoslovaquia se disgregó de la noche a la mañana, sin existir ninguna reivindicación popular de independencia, para que los dos mini Estados resultantes fueran más fácilmente absorbidos por la fuerza centrífuga germana.

Se ha azuzado la confrontación entre flamencos y valones, alentado el nazifascismo de los Arzallus e Ibarretxe, generado la fantasmagórica identidad de la Padania en el norte de Italia…

Mientras las grandes potencias imperialistas no cesan de centralizar más poder y anexionarse nuevos territorios, azuzan la división de los pueblos, lanzándolos a un desquiciado enfrentamiento con el vecino para «defender su identidad».

Identidades de vergüenza y monigote, alentadas, creadas o diseñadas por el imperialismo con el único fin de dominarlas mejor, de invadirlas mejor.

Y para conseguir sus fines, se apoyan siempre en los patriotas panameños, cuya lucha por la independencia consiste en entregar un trozo de su territorio para que el hegemonismo disfrute de más y mejores medios para su dominio mundial.

En patriotas gibraltareños, cuya soberanía acaba siendo finalmente un taller de reparaciones de los submarinos nucleares de las potencias imperialistas. A esto se reduce el destino que Ibarretxe y su plan proponen para Euskadi. Detrás de sus ataques a los lazos de unidad de Euskadi con el conjunto del pueblo español, detrás de sus intentos por actuar como ariete de la desarticulación del Estado español, detrás de su desafío a la Constitución, no se esconde otra cosa, como en Panamá o en Gibraltar, que el interés del hegemonismo de fragmentar, de romper, de dividir para dominar mejor. Ya dijo Sabino Arana que “un coronel inglés propala la especie de una posible alianza de Inglaterra con Francia, cuyo resultado sería la desmembración de España… con esa alianza es muy probable nuestra libertad; y sin ella, imposible nuestra salvación”.

Se llaman patriotas vascos pero no son, en sustancia, más que cómplices del imperialismo dispuestos a entregar a su pueblo y a su tierra al servicio de lo que dicten los intereses del imperialismo, a cambio de convertirse ellos en virreyes locales.

Se llaman patriotas vascos, pero todos debíamos conocerlos como lo que son en realidad: patriotas gibraltareños.

2 comentarios sobre “Son patriotas gibraltareños”

  • Si ya lo decía el socialista vasco y marxista(aunque éste más moderado que Largo Caballero):»Una Euskadi gobernada por el PNV no sería más que un Gibraltar Vaticanista»(como Setién,y es que de donde más jesuitas saca el Vaticano del mundo es en el Pais Vasco)

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