El ministro de Trabajo reduce las cifras del paro

Sombra aquí­, sombra allá, maquí­llate…

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho ha cifrado en 300.000 las ersonas que no perciben prestación por desempleo ni ayuda asistencial. Por mucho lifting que el señor ministro se haga se le notan mucho las patas de gallo. Deben pensar que diciendo estas cosas podremos dormir mejor por las noches. Si hay cuatro millones de parados, según el INEM, hay 919.568 trabajadores desempleados que no cobran nada por no cumplir los requisitos, pero éstos no existen para el ministro. Y a los 300.000 que nombra Corbacho habría que sumarles los parados que están haciendo cursillos de formación, que desaparecen de las estadísticas como por arte de magia, que elevarían la cifra hasta cerca de 500.000, según los sindicatos. Por lo que la suma de ambas cifras da la friolera de 1.420.000 parados sin prestaciones. Por mucho que se intente manipular los datos la realidad es inflexible, severa, por mucho que se mienta a nadie se le escapa el dato de cuatro millones de parados y camino de los cinco. La situación a la que nos ha llevado el gobierno a los trabajadores ante la pasividad, todo hay que decirlo, de los sindicatos, es una vergüenza. Han pasado de ser el gobierno de la “justicia social” a convertirse en el gobierno del auxilio social, en el de por lo menos que coman un poco de sopa, pero que no se enteren. Tratan a la gente como números que se pueden mover de un sitio a otro de la estadística, desde las alturas de su pedestal no somos más que puntos negros, inanimados, sin alma ni corazón, pero, como decía Lorca, detrás de cada multiplicación hay una gota de sangre de pato. Y los nada de hoy todo han de ser.

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