Decepción socialdemócrata en Alemania

Socialdemocracia alemana: mí­nimos históricos

A sólo cuatro meses de que se lleven a cabo las elecciones generales en Alemania, los partidos de derecha se muestran más fuertes en el gusto del electorado, mientras que el Partido Socialdemócrata cayó a su nivel histórico más bajo. El partido de Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana, no tuvo este dí­a mucho qué celebrar, porque perdió cerca de seis puntos en comparación con el resultado que registró en las elecciones europeas en 2004. El de hoy fue su segundo peor resultado en unas elecciones europeas.

La coalición de derechas de Angela Merkel la CDU-CSU se mantienen como el artido con más apoyo en las europeas (38,%), pero la canciller Angela Merkel no ha podido conservar el amplio apoyo que obtuvo en 2004 (44,5%), en unos comicios que han sido convertidos por los partidos en un examen previo a las decisivas elecciones federales de septiembre. Los socialdemócratas (SPD), con un 20,8% de los votos, no se recuperan de los malos resultados obtenidos en 2004, cuando fueron castigados por las reformas del Plan Hartz IV, que recortaba las ayudas a los parados de más de 12 meses. La participación en 2009 ha descendido medio punto hasta el 42,5%.Franz Müntefering, el presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), encajaba compungido la derrota, que vuelve a situarlo en un nuevo mí­nimo histórico; Müntefering reconocí­a «problemas de movilización» en su gente y que la directiva del SPD encaraba una tormentosa sesión pero desaconsejó «sacar conclusiones para septiembre». El resultado es el peor absoluto de su historia, a todos los niveles, más bajo incluso que hace cinco años coincidiendo con las duras reformas laborales y sanitarias. El «Spiegel» cuestiona los primeros pasos, como candidato a la cancillerí­a, del actual ministro de Exteriores, el socialista Frank-Walter Steinmeier. Hablaba de «una ví­a hacia ninguna parte».Steinmeier reconoció abiertamente a la televisión pública: «Es un resultado decepcionante». «Debacle socialdemócrata», analizaba el «Frankfurter Allgemeine»; «La CDU desclasa al SPD», según «Süddeutsche Zeitung».Con todo, no hay motivo de celebración en casa de los democristianos, que ven caer su respaldo combinado en 6,6 puntos y pierden diputados y terreno a manos de los liberales en casi todos los estados occidentales. La CDU/CSU baja así­ 7 escaños, hasta los 42; el SPD pierde 0,9 y se mantiene en 23; los Verdes ganan uno hasta 13; los liberales (FDP) crecen en 5 escaños a costa de la CDU, hasta los 12; y La Izquierda agrega un diputado hasta sumar 8.La lí­der de la CDU, la canciller Angela Merkel, habí­a advertido ya antes de las elecciones de que su partido no podrí­a repetir el resultado del 44 por ciento de hace cinco años y habí­a dicho que la meta era seguir siendo la formación más fuerte, lo que se logró con el 38 por ciento de los votos que auguran los sondeos a pie de urna.El jefe del grupo parlamentario de la CDU/CSU, Volker Kauder, subrayó que el resultado de hoy le permite a su partido designar el próximo comisario alemán en la Comisión Europea y recomendó al SPD que abandoné su pretensión de ocupar ese puesto, lo que calificó de ridí­culo para un partido con sólo el 20 por ciento de respaldo.Por su parte, el presidente de los liberales (FDP), Guido Westerwelle, definió a su partido como el verdadero ganador de las elecciones subrayando que habí­a logrado prácticamente duplicar el resultado alcanzado hace cinco años. Para Westerwelle el buen resultado de su partido, superior al 10 por ciento, es también una señal de cara a las elecciones generales de septiembre, cuando el FDP espera poder lograr un resultado que le permita formar una alianza con la CDU/CSU y poner fin a la actual gran coalición de gobierno.Agobiado se vio a Steinmeier en las pantallas de TV, sin poder disimular la amargura de este trago que le sirvieron en las urnas. «Evidentemente no conseguimos movilizar a nuestro electorado», señaló, aludiendo a la baja participación ciudadana en los comicios. Pero el debate gira básicamente en torno a la posición adoptada por la socialdemocracia en las materias económicas que han estado en primera plana en estos tiempos de crisis.El candidato del SPD rechazó las crí­ticas al respecto. Defendió, por ejemplo, la decidida intervención socialdemócrata a favor de rescatar a Opel, indicando que nadie no se debe creer que permitir que esa empresa cayera en la insolvencia «nos habrí­a resultado más barato». El discurso socialdemócrata a favor de la protección de los trabajadores y en contra del libertinaje del mercado financiero que condujo al actual desastre, en todo caso, no ha logrado convencer al electorado alemán, sus votantes están hartos de traiciones y de «llamadas a la responsabilidad» para castigar a los trabajadores y primar los intereses de la banca y la gran industria.La socialdemocracia el brazo de izquierda polí­tica de la burguesí­a monopolista alemana, ya no convence al trabajador alemán que Tras la crisis económica, que esta descubriendo el velo que ocultaba el abismo social, a través de el narcótico del Estado del Bienestar, que fue capaz de convencer a los trabajadores -a golpe de subvención y subsidio- que el capitalismo podí­a tener un rostro suave, humano y hasta agradable. Ahora la crisis desvela la cara más dura de la polí­tica de los gobiernos de la coalición de antropófagos en el gobierno, paro, merma en las condiciones de vida del trabajador, exclusión social, sobre todo para los trabajadores menos cualificados e inmigrantes. Hasta ahora los sindicatos alemanes habí­an logrado evitar despidos masivos convenciendo a las empresas de que mantuvieran el empleo a costa de reducir la jornada laboral, y al gobierno que pagara en subsidios estatales las entradas salariales restantes.Ante las elecciones a cuatro Meses vista, los resultados reafirman a la derecha de Merkel y abren el camino para una alianza con los liberales, desprendiéndose así­ de la alianza con la socialdemocracia. Pero los acontecimientos en esta crisis económica, que pueden acarrear una crisis politica y social, funciona a una velocidad tal que resulta imposible para los polí­ticos, adelantar acontecimientos.En estos cuatro meses quedan decisiones de ajuste económico, las cuales conllevarán medidas impopulares. El partido de Merkel hasta ahora ha salido bien librado. Dependerá de las minas que la crisis económica le ponga en el camino y como las sortee que siga siendo así­. Pocos se atreven a negar que Alemania alcanzará los 5 millones de parados antes del fin de 2010, y que la caí­da del PIB llegará al 6% antes de que acabe éste. Un gobierno donde cohabitan dos rivales electorales -los democristianos y los socialdemócratas- se enfrenta, a 4 meses de la cita electoral, a un proceso de desgaste donde más medidas antipopulares están a la vuelta de la esquina.La recesión económica que padece Alemania, las indecisiones de la canciller Angela Merkel para ofrecer soluciones rápidas y el marcado protagonismo que adquirió el ministro de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrück, en el manejo de la crisis, convencieron al jefe del SPD que habí­a llegado la hora de desempolvar los tambores de guerra e iniciar con seis meses de antelación una campaña electoral que se anuncia sangrienta, a dos meses de estas europeas. Rescatando algunas de sus recetas tradicionales para estas elecciones, como la introducción de un salario mí­nimo, el aumento de los impuestos a los ricos o la mejora de los subsidios sociales. Pero parece que el primer test, no lo han pasado, por el contrario ha sufrido uno de los mayores descalabros de su historia.

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