Sobre todo, no hablar de los bancos

«Los dos lí­deres celebrarán el miércoles una ví­deoconferencia con el primer ministro griego Papandreou. Esta videoconferencia reemplaza la idea de una declaración franco-alemana mencionada durante todo en el dí­a. De acuerdo con un consejero del Elí­seo, este comunicado deberí­a ratificar el firme apoyo de ambos gobiernos a sus bancos. Francois Fillon también se refirió a una iniciativa franco-alemana. Obviamente, la luz verde de Berlí­n aún no habí­a llegado.»

Los líderes euroeos, entre ellos el francés, estudian todas las opciones, incluidas las más fuertes, para salvar a sus bancos en caso de que el ataque de los mercados aumenten, pero no quieren hablar de ello para no crear profecías autocumplidas. Para superar la crisis hay que limpiar los balances bancarios y recapitalizarlos. No es posible apelar a los mercados de capitales, ya que la desconfianza es alta. De ahí la idea de tener una participación del Estado. ¿Nacionalización? Bercy opone una "triple negación". Pero la idea de una intervención no se excluye en los círculos de poder. "Es obvio que se estudia, se estudia en todos los países del mundo", dijo un próximo al ejecutivo. La intervención puede tomar la forma de participación en el capital, préstamos participativos, etc. (LE MONDE) DEUTSCHE WELLE.- . Los países de la zona euro han prestado miles de millones a Grecia o han aportado garantías sobre créditos. Si ese dinero no es devuelto, las deudas de dichos países aumentarían en proporción. Si eso sucede, Alemania debería abonar intereses más elevados por las nuevas deudas que asuma. Lo cual, en sí, no sería dramático para Alemania, pero sí para países ya castigados por la crisis de deuda como Portugal, Irlanda, Italia y España. En ese caso, la disposición a prestar dinero a los países débiles de la eurozona se debilitaría todavía más, mientras que se intensificaría la acción de los especuladores contra determinados países bajo el lema: si Grecia ha quebrado, que pase el siguiente. Francia. Le Monde Sobre todo, no hablar de los bancos Arnaud Leparmentier Por encima de todo, no se habla de los bancos. Esta es la elección hecha por el presidente francés, Nicolas Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel. Los dos líderes celebrarán el miércoles una vídeoconferencia con el primer ministro griego Andreas Papandreou para recordarle su compromiso de mantener los acuerdos de 21 de julio, es decir, la adopción de un plan de recuperación para Grecia y la ratificación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), dice un asesor del Elíseo. Franck Louvrier, consejero del Elíseo, no excluye que el señor Sarkozy hable brevemente antes de la reunión con Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, la tarde del martes Esta videoconferencia reemplaza la idea de una declaración franco-alemana mencionada durante todo el día y negada por el Elíseo y la cancillería alemana. De acuerdo con un consejero del Elíseo, este comunicado debería ratificar el firme apoyo de ambos gobiernos a sus bancos, además del compromiso de respetar los acuerdos del 21 de julio. El primer ministro, Francois Fillon, también se refirió a una iniciativa franco-alemana durante el desayuno de la mayoría. Obviamente, la luz verde de Berlín aún no había llegado. "¿Puede confirmar la publicación de una declaración en la tarde", se preguntó a un funcionario alemán: "No", respondió a Le Monde. Se decidió no hablar de los bancos, que suscitan la desconfianza de los mercados. "No hay necesidad de recordar nuestro apoyo a los bancos", asegura un asesor del presidente, que afirma que su liquidez está garantiza por el Banco Central, Europeo y la solvencia por su capitalización. Siempre y cuando los inversores no retiren sus activos, no hay ninguna razón para intervenir. En cuanto al fondo, la desconfianza de los mercados con respecto a los bancos debe ser resuelto por la mejora de la gobernanza de la zona euro. En realidad, la mejora de la gobernanza no es suficiente en estos momentos, incluso si los líderes europeos juegan con el reloj. Ellos barajan un período de calma a finales de septiembre, con la ratificación por el Bundestag del EFSF y la aplicación de las medidas para Grecia. Sin embargo, niegan obstinadamente que exista un plan de rescate de los bancos en fase de ejecución. "No hay ningún plan", dice el consejero del Elíseo. Esta visión no es compartida por unanimidad. Los líderes europeos, entre ellos el francés, estudian todas las opciones, incluidas las más fuertes, para salvar a sus bancos en caso de que el ataque de los mercados aumente, pero no quieren hablar de ello para no crear profecías autocumplidas. "Si van a la quiebra, se verá. Pero por ahora no lo están", dice otro asesor de Sarkozy Para superar la crisis hay que limpiar los balances bancarios y recapitalizarlos. No es posible apelar a los mercados de capitales, ya que la desconfianza es alta. De ahí la idea de tener una participación del Estado. ¿Nacionalización? Bercy opone una "triple negación". Pero la idea de una intervención no se excluye en los círculos de poder. "Es obvio que se estudia, se estudia en todos los países del mundo", dijo un próximo al ejecutivo. La intervención puede tomar la forma de participación en el capital, préstamos participativos, etc. "Serán unos pocos miles de millones que no cambiarán la deuda pública", prosigue. Con la idea de incluir una cláusula de devolución cuando la situación mejore. En 2008, el Estado salvó a los bancos, pero no sacó beneficios de su extraordinaria recuperación en el mercado de valores. En este caso, no está excluido tener una respuesta coordinada, como en el rescate de 2008. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), cuyas nuevas misiones fueron aprobadas el 21 de julio, tendrá la capacidad de recapitalizar los bancos. En Francia, el brazo armado del Estado suele ser la Caja de Depósitos, pero "por ahora, no está siendo usada", dice el asesor. El fortalecimiento del capital de los banco implicaría una operación para conocer la verdad sobre sus cuentas. "El BNP y Societe Generale han provisionado la pérdida de un 21% sobre sus créditos griegos. Tienen que ir como Axa hasta el 40%", reconoce un alto responsable financiero de Francia. Los ajustes de cuentas empiezan. "Los bancos habrían tenido que aceptar una reestructuración de la deuda griega del 30% al 40% hace seis meses. Pero Pébereau [jefe del BNP Paribas] se negó a pagar, alegando que podría crear un efecto de contagio en otros países", dice el funcionario. Henri de Castries, jefe de Axa, abogó por un sacrificio inmediato, pero no fue escuchado, el Elíseo eligió seguir la línea Pébereau. "La provisión del 21% fue recomendada por las instituciones internacionales", defiende un banquero. El calendario se aprieta con la celebración de una reunión del Eurogrupo, con la presencia del secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, el viernes en Wroclaw, Polonia, mientras que el G7 no ha señalado un rumbo claro. "Si una declaración euro-americana o europea y del Fondo Monetario Internacional, no es suficiente, la convocatoria de un Consejo Europeo parece inevitable", dice este experto financiero. LE MONDE. 13-9-2011 Alemania. Deutsche Welle ¿Y si Grecia se declara insolvente? Andreas Becker Los políticos alemanes no descartan ya una quiebra de Grecia. Pero, ¿qué pasaría si realmente Grecia acaba declarándose insolvente? Las consecuencias de una insolvencia de Grecia son imprevisibles. Aunque en el pasado ya hubo casos de países que tuvieron que reestructurar su deuda, como Argentina, es la primera vez que la bancarrota amenaza a un miembro de la Unión Monetaria Europa. Una unión en la cual otros países también se encuentran sobreendeudados. Una unión que no sólo ha aprobado ya un paquete de rescate de 110.000 millones de euros para Grecia, sino que pretende llevar adelante otro por una suma similar. No hay, pues, ningún ejemplo histórico de una quiebra similar. Por ello, el ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble, ha encargado a sus expertos que trabajen en diferentes posibles escenarios para intentar contemplar con mayor claridad hacia dónde puede evolucionar la situación. Inseguridad en los mercados Al mismo tiempo, los rumores sobre una posible quiebra hacen aumentar la intranquilidad en los mercados. Y, como si se tratara de una profecía que debe acabar por cumplirse a sí misma, dichos rumores no hacen sino aumentar la probabilidad de quiebra por parte de Grecia. El ministro de Economía alemán, Philip Rösler, se atrevió este fin de semana a no excluir ninguna posibilidad. La reacción de los mercados fue clara: los índices cedieron en toda Europa, con el alemán DAX retrocediendo incluso por debajo de la marca de los 5.000 puntos por primera vez en dos años. También el euro perdió valor respecto al dólar estadounidense. Furia destructora "Los políticos alemanes parecen estar en una dinámica de furia destructora, con todos estas declaraciones públicas sobre una posible quiebra o incluso sobre el abandono del euro por parte de Grecia", explica Marc Oswald, estratega de mercados de Monument Securities en Londres, quien añade: "nadie puede reprochar a los mercados que ahora intenten correr hacia los refugios y colocarse el casco de acero en la cabeza". Buscando una protección que los inversionistas necesitarían en caso de quiebra, ya que perderían parte del dinero prestado a Grecia. Los países de la zona euro han prestado miles de millones a Grecia o han aportado garantías sobre créditos. Si ese dinero no es devuelto, las deudas de dichos países aumentarían en proporción, explica Stefan Homburg, director del Instituto de Ciencias Económicas de la Universidad de Hannover. Si Grecia no es capaz de afrontar sus compromisos, "la deuda alemana aumentará y, con ella, la solvencia del país se verá amenazada". Intereses más altos para todos Si eso sucede, Alemania debería abonar intereses más elevados por las nuevas deudas que asuma. Lo cual, en sí, no sería dramático para Alemania, pero sí para países ya castigados por la crisis de deuda como Portugal, Irlanda, Italia y España. En ese caso, habría que esperar dos reacciones probables por parte de los mercados: la disposición a prestar dinero a los países débiles de la eurozona se debilitaría todavía más, mientras que se intensificaría la acción de los especuladores contra determinados países bajo el lema: si Grecia ha quebrado, que pase el siguiente. Una reacción en cadena que constituiría un auténtico "efecto dominó". Bancos en peligro También muchos bancos podrían verse en peligro a raíz de una insolvencia griega. Aunque muchos institutos ya vendieron en los últimos meses sus bonos griegos al Banco Central Europeo (BCE), numerosos bancos no superarían sin consecuencias una reestructuración de la deuda helena. Así parecen contemplarlo los propios inversionistas, dado que en los últimos días las acciones de los bancos en Alemania y Francia sufrieron fuertes pérdidas. Si los Estados acaban rescatando a dichas entidades financieras con el dinero de los contribuyentes, ese dinero deberá salir del recorte de determinadas partidas o bien asumiendo nueva deuda pública. Finalmente, el euro podría verse presionado, dado que el propio BCE posee ahora una enorme montaña de títulos de deuda pública griega. Una insolvencia significaría una pérdida de valor de dichos títulos que afectaría al curso de la moneda única. Presión sobre Atenas Lo que está claro es que el actual debate sobre una posible quiebra de Grecia tiene como objetivo aumentar la presión sobre el gobierno de Atenas, que debe ahorrar todavía más y al mismo tiempo aumentar los ingresos. Si no es así, los países de la zona euro, el BCE y el Fondo Monetario Internacional se negarán a abonar el próximo tramo del paquete de rescate. Sin embargo, es improbable que el país sea realmente capaz de salir de la crisis. La recesión en Grecia es más fuerte de lo que se pensaba hasta ahora. El ministro de Hacienda, Evangelos Venizelos, afirmó el sabado que la economía griega caerá este año más del 5%. Es posible, pues, que pronto vuelva a discutirse sobre la creación de los denominados eurobonos, es decir, la emisión de deuda conjunta por parte de los países de la eurozona. Los riesgos de los eurobonos, cuando menos, son menores que las consecuencias de una insolvencia griega. DEUTSCHE WELLE. 12-9-2011

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