Almodóvar

Sobre la piel que habito

El doctor Ledgard “Cuando leí la novela, el hecho de que el rotagonista fuera cirujano plástico estimuló mi imaginación. En la novela se hablaba de la piel y de la idea del cambio y eso me ponía ante un universo fascinante. La piel tiene miles de significados: es el mayor órgano que tenemos, lo que nos sirve de identificación, lo que nos separa del mundo, una frontera. El hecho de que el protagonista sea un virtuoso de esa manipulación de la piel me proponía muchas historias que no tenían que ver necesariamente con el libro. Se me ocurrió, por ejemplo, un mundo donde la cirugía estética acababa rigiéndose por las modas, igual que el terreno de la alta costura. Me fui separando de la novela, aunque quedaba la idea de esa venganza desmesurada y brutal: el mayor castigo que se le puede infligir a una persona.” Antonio Banderas “Antonio te hace pensar en todos esos personajes que encarnó en los 80, que eran apasionados, enamoradizos, violentos… pero de otra época y otro estilo. Hay ecos de Átame! (1990) y de todos los personajes que hizo en mis películas. Insistí mucho en vaciar de expresión su rostro para encontrar una cara totalmente ausente: así quería expresar su falta de emociones, su incapacidad de comprender al otro… Quería que fuera un tipo de buena apariencia, agradable, que no pareciese el malo a primera vista. Es alguien que puede estar en sociedad sin que se detecte su psicopatía. Gael García Bernal en La mala educación (2004) es otro ejemplo: si no te cruzas en su vida, no percibes su maldad. El Tom Ripley de Patricia Highsmith es el gran modelo”. Elena Anaya “Elena es una actriz de la estirpe, en este sentido, de Victoria Abril: las dos son capaces de llegar muy lejos en todo lo físico, se crecen incluso en situaciones en las que, directamente, corren peligro. Además de tener esa valentía, también son capaces de mostrar una vulnerabilidad emocional increíble. Espero que se convierta en la nueva revelación europea. Ella no es consciente de haberse expuesto tanto, porque forma parte de ella: Elena es así”. Lo masculino y lo femenino No está muy bien visto mostrar violaciones y a veces me planteo que debería poner menos. El hecho de rodarlas tampoco es lo más relajado del mundo. Pero tanto la violación como el asesinato tienen un componente dramático que, de repente, dinamiza el conjunto. También ocurre cuando introduces, por ejemplo, un personaje transexual. Son dinamita. Es el choque más evidente, brutal e inmediato entre lo masculino y lo femenino. Me salen películas muy oscuras cuando hablo de mi propio género. El hecho de pensar en mi género me lleva a una deriva pesimista. Si tuviese que hacer mi autobiografía, me saldría tristísima, y lo que me gustaría es que fuese una autobiografía como la de Miguel Mihura, inventada y tronchante”. Laberinto de pasiones Como parece haberse convertido en norma, especialmente a partir de Todo sobre mi madre, cada nueva obra de Almodóvar provoca una apasionada división entre la crítica y, sólo en parte, el público. La piel que habito no ha sido una excepción, desatando simultáneamente entusiastas alabanzas y críticas feroces. Reproducimos un breve extracto de lo que seguramente son dos de los mejores ejemplos de ambos extremos. Vayan a verla, y juzguen ustedes. Zonas de alto riesgo Jordi CostaNada es sencillo. Soy maestra de ballet y nada es sencillo, decía Katerina Bilova (Geraldine Chaplin) al final de ‘Hable con ella’ (2002), la película en la que se afirmó esa etapa de madurez en la filmografía de Pedro Almodóvar que ahora parece haber llegado a un nuevo punto de inflexión con ‘La piel que habito’: (…) en efecto, no hay nada sencillo en los fascinantes movimientos de la condición humana en esas zonas de alto riesgo que Almodóvar delimita como territorio de sus ficciones.Si en ‘Hable con ella’, emergía la luz en un acto aparentemente atroz, aquí, una retorcida venganza puede revelar una segunda piel como carta de amor mortuorio que transforma al verdugo en vulnerable víctima. Y una brutal tortura, sostenida en el tiempo, podría ser el largo y tortuoso camino que recorre un personaje para cerrar el círculo esbozado por las leyes de la atracción. En efecto, nada es sencillo en ‘La piel que habito’ (…)(…) también la forma de ‘La piel que habito’ es exquisita, un ejercicio de aplomo y alta seguridad en el delicado arte de detectar la armonía en lo irreconciliable. En sus notas más extravagantes (…) es donde la película encuentra la medida de su grandeza.El cóctel de géneros no parece la estrategia premeditada, astuta y posmoderna de un mad doctor cinéfilo, sino la respiración natural de una obra que absorbe diversos ecos (…) fija la esencia almodovariana y ahonda en su gran tema: la ley del deseo como fuerza redentora y camino de autodestrucción. FOTOGRAMAS. 2-9-2011 ¿Horror frío? No, horror grotesco Carlos BoyeroEn la estratégica, sofisticada y abrumadora campaña de promoción con la que Pedro Almodóvar arropa cada una de sus pretendidamente trascendentes películas (…) aseguraba el autor (…) que La piel que habito se adentraba en territorios abisales habitados por un horror frío, cruzaba peligrosas fronteras de difícil retorno, estaba concebida desde el vértigo, iba a ser la película más oscura, obsesiva, arriesgada, densa y subversiva que ha rodado nunca (…)Los personajes tenebrosos, a los que ha pillado tanta afición últimamente el cine de Almodóvar, no me resultan particularmente estimulantes. Recuerdo con más desidia que temblores al retorcido transexual que seduce a todo cristo y transmisor del sida a una monjita que interpreta el nada creíble Toni Cantó en Todo sobre mi madre (…)Y en mi caso, los resultados de ese buceo pavoroso que se ha propuesto el autor me resultan más cómicos que trágicos, desprovistos de la mínima sombra de perturbación. Existe algo profundamente patético en provocar la risa con situaciones, diálogos y personajes que pretenden ser trágicos, complejos, torturados y feroces (…)No he tenido oportunidad de revisar esta película desde que la padecí hace varios meses en la última edición de Cannes. Recurro por ello a la hastiada memoria. Y no existe una sola imagen que se haya incrustado agradecidamente en ella (…)Vi con fastidio esta película, pero al recordarla todavía es peor (…) Qué pesados los que se han propuesto ejercer todo el rato de creadores, (…) vender sin tregua una imagen impostada. EL PAÍS. 2-9-2011

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