Educación

¿Sobran carreras o sobran caretas?

La nueva y más reciente idea difundida acerca del desarrollo de la Universidad en España, pasa por presentar el doble efecto que ha producido la generalización de los estudios universitarios combinado con la transferencia de las competencias educativas a las comunidades autónomas: supresión del elitismo por una parte, y multiplicación de los mismos estudios hasta el punto de repetirse 3000 veces 140 tí­tulos. Aún así­ se mantiene el efecto positivo que se refleja en un 26% de los españoles entre 25 y 34 años con estudios universitarios, frente al 25% de la media europea.

Por una arte es cierto que la duplicación o pérdida de las competencias en materia educativa por parte del Estado ha tenido como resultado que cada comunidad organice los estudios sin tener en cuenta ningún criterio de racionalización. Pero esta no debería ser razón suficiente para que se den casos de facultades con la incorporación de tan solo 20 alumnos en el nuevo curso. A no ser que se justifique qué otras nuevas carreras se deberían haber puesto en marcha y con qué lógica, o se pretenda “adelgazar” los gastos burocráticos en educación para poder invertirlos en otras necesidades del sector.Tampoco el descenso de la natalidad parece ser razón suficiente. Pese a que ésta se ha producido, también se han incorporado entre 6 y 7 millones de trabajadores inmigrantes con lo que eso significa, no sólo de nuevas generaciones de incorporación inmediata a la Universidad, sino de convalidación de estudios universitarios y nuevos “viejos” viejos estudiantes que acceden a través de las pruebas para mayores de 25 años.Lo que sí es cierto es que las nuevas matriculas han descendido un 12% y que especialmente las facultades de Humanidades y Ciencias Experimentales – Estadística, Matemáticas… – han empezado a vaciarse. Por eso la salida por la que se ha optado ha sido la de la bandera de Bolonia: reducir las carreras – de 14 filologías a 4 – o eliminarlas, como es el caso de Historia del Arte; aunque este proceso se vea frenado, hasta el momento, por las continuas protestas de la comunidad universitaria.Lo que de fondo ocurre es la utilización de elementos que se han de corregir del sistema universitario, como la ineficacia, la burocratización, el despilfarro, o el “formalismo” de muchos de los contenidos de las actuales carreras, para hacer avanzar la apisonadora europea – también conocida en su versión Fundación Universia del Banco Santander – colando entonces criterios elitistas y mercantilistas al servicio de una “Universidad de Mercado”, es decir, de las banca y los monopolios.Aunque ya se ha tratado desde diferentes puntos de vista este tema, en esta sección, ha de señalarse las diferentes caretas que adopta subvirtiendo las razones y el lenguaje: Fracaso escolar, el acceso de la población inmigrante a la Universidad, la aplicación de criterios de competencia de “beneficio mutuo” entre campus y facultades, la revisión de los contenidos en función de una educación nacional, científica, popular, independiente y al servicio del país y del conjunto de ciudadanos… y la supresión de todo el entramado burocrático y clientelar creado por las castas locales, son los elementos que se tendrían que barajar.

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