“Sobra enfrentamiento político y falta educación sanitaria”

Jesús Molina Cabrillana es epidemiólogo y portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, una de las sociedades científicas que impulsan el manifiesto publicado en Change.org «En la salud, ustedes mandan pero no saben»

Ya se acepta que la segunda ola es una realidad entre rebrotes y “confinamientos”. ¿Cómo valora la situación epidemiológica en España? ¿Se podía esperar una evolución tan rápida?                            

La situación epidemiológica en España es claramente desfavorable, los números lo dicen. Lo que es más sorprendente es que haya sido antes de lo previsto.

Muchos ciudadanos han visto con desconcierto lo ocurrido en torno a las medidas a tomar en la capital de España. ¿Cómo lo ve usted?

Igualmente, desconcertante. No se han dado mensajes claros, y muchas medidas no tienen fundamento científico.

Epidemiólogos y expertos en Salud Pública plantean la necesidad de establecer criterios claros y homogéneos para todo el país, una especie de “semáforo”. ¿Considera necesario implantarlos? Desde su punto de vista ¿cuáles serían esos criterios?

Son absolutamente necesarios. De hecho, ya se han dictado criterios basados en la Incidencia Acumulada, porcentaje de camas hospitalarias ocupadas y porcentaje de positividad de las PCR.            En mi opinión son indicadores ‘finalistas’. Cuando se superan los valores definidos en esos indicadores ya hay poca posibilidad de prevención y solo queda la restricción de la movilidad.

En el plan de Sanidad sí se establecían indicadores a vigilar como la incidencia acumulada y la ocupación hospitalaria, entre otros. Sin embargo, el documento no recogía ningún dato numérico concreto que estableciese un rango de riesgo y cada comunidad actúa según su propio criterio. ¿Ha sido un error no haberlo hecho antes?

En efecto, ha sido un error de gestión de la pandemia en España. No ha habido una centralización de las actuaciones, ni el Ministerio ha exigido que se cumplan los indicadores definidos en la Estrategia para la Nueva Normalidad, como puede ser la ratio de rastreadores por habitantes o el refuerzo de la Atención Primaria.

A la hora de aplicarlos, es evidente que no es lo mismo una capital como Madrid o Barcelona, con una alta densidad de población y alta movilidad, a otras ciudades sin esos niveles. ¿Son necesarios indicadores numéricos de alerta objetivos y después una respuesta adaptada a las características de cada territorio?

Sí, sería lo ideal. Pero es muy difícil encontrar unos indicadores fácilmente adaptables a las situaciones locales, teniendo en cuenta que es una enfermedad nueva de la que cada día aprendemos algo nuevo.

En Madrid, pero también en otros sitios la población -generalmente la población más precaria y peores condiciones de vida- ha reaccionado ante el confinamiento selectivo de barrios. ¿Tiene sentido restringir en el ocio mientras usan a diario el transporte público y van a trabajar?

No, no tiene mucho sentido. A no ser que se implementaran medidas que disminuyeran el hacinamiento en el transporte público. Y que se asegure la seguridad en los lugares de trabajo.

 Desde el punto de vista de conjunto, ¿considera que estamos preparados para afrontar esta ola?, ¿Se están poniendo desde el gobierno central y los autonómicos las medidas necesarias? ¿Qué echa en falta?

Más que echar de menos, creo que sobra el enfrentamiento político. Claramente ha faltado educación sanitaria, pero este es un déficit estructural en España y tal vez esta deficiencia sea una de las claves que explican la mala situación actual en España.

¿Se puede aventurar alguna fecha para la vacuna y para la vuelta a una “cierta normalidad”?

No me gusta predecir el futuro. Pero viendo la situación actual, en mi opinión, creo que hasta dentro de dos años no empezaremos a volver a los hábitos de la “antigua normalidad”. Siendo optimista…