De la llamada de Obama a la reforma constitucional por decreto

¿Soberanos o intervenidos?

«Cuando has decidido en una sola noche, la del nueve de mayo de 2.010, un duro ajuste, estás preparado para una reforma constitucional en poco tiempo si las necesidades lo requieren». Así­ explicaban fuentes del entorno de Zapatero la celeridad de la «reforma express» de la carta magna, tras años donde cualquier cambio constitucional era desechado por «inconveniente». La noche a la que se hace referencia es aquella en la que Obama descolgó el teléfono para ordenar a Zapatero presentar en el parlamento, al dí­a siguiente, el mayor programa de recortes sociales y rebaja salarial de la historia reciente. Ahora, poco más de año y medio después, el diktat de Berlí­n y Parí­s obliga a modificar, precipitadamente, la ley de leyes española para satisfacer las exigencias de las grandes potencias.

Un diktat extranjeroHace solo unas ocas semanas, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, los máximos mandatarios alemán y francés, se reunieron para decidir una reforma inmediata de la constitución española. ¿Berlín y París manejando a su antojo la carta magna nacional? Sí, hasta ese punto han degradado la soberanía nacional. En una minicumbre de urgencia, Merkel y Sarkozy conminaron a los países miembros de la Unión Europea a incorporar en sus constituciones nacionales un compromiso explícito de disciplina fiscal, a imagen y semejanza de la carta magna alemana. Lo que va a exigir un brutal ajuste, a añadir al que ya nos han impuesto en los últimos dos años. Para equilibrar el déficit público se anuncia una nueva oleada de recortes sociales y rebaja salarial. Inmediatamente, se pusieron en marcha todos los mecanismos para “ajustar” la voluntad de los Estados europeos al diktat franco-alemán. El ministro de Economía germano amenazó con la retirada de todas las ayudas europeas a los países díscolos. Y, en una esperpéntica demostración de subordinación, el presidente del Banco Central Europeo remitía una carta a Zapatero para exigirle una inmediata reforma de la constitución española. En sólo quince días, por vía de urgencia y hurtando a los ciudadanos cualquier capacidad de decisión, Zapatero-Rubalcaba y Rajoy han reformado la constitución, imponiendo a las generaciones futuras un techo de déficit que va a ser un corsé para el crecimiento. Entre 2.005 y 2.007, Alemania y Francia superaron reiteradamente el techo de déficit del 3% establecido en el tratado de Maastricht. Entonces, Berlín y París rompieron el Pacto de Estabilidad al negarse a pagar las multas previstas y a ejecutar los recortes de gasto público que exigía Bruselas. Ahora, pretenden que otros cumplan las condiciones que ellos se saltaron cuando les vino en gana. Y es que no estamos ante una cuestión económica, sino frente a una batalla política. Los países más débiles -es decir más intervenidos, con menos soberanía nacional- son los que tienen que pagar la factura. A más intervención, más saqueoComo ha puesto de manifiesto esta reforma constitucional dictada por un bastón extranjero, la gasolina que extiende el incendio de los recortes y rebajas salariales es la capacidad de intervención de las grandes potencias sobre España, y el vergonzoso grado de dependencia y sumisión de las élites locales. A través de esta intervención política nos imponen un gigantesco saqueo global. Cuanta más intervención extranjera, mayor grado de saqueo. Esta es la sencilla ecuación que permanece oculta bajo toneladas de “fenómenos económicos”. España no está condenada, a causa de sus “debilidades económicas” internas -pesada digestión del exceso de ladrillo, o un inasumible nivel de deuda- a sufrir en mayor grado que otros los efectos de la crisis. Tenemos menos déficit público que Alemania o Francia, y sin embargo son París y Berlín los que nos imponen cambios en la constitución para fijar un techo de deuda. Cada uno de los recortes aprobados en España ha sido una imposición política imperial, ejecutada a través de los múltiples mecanismos de intervención de que disponen en nuestro país.Fue en EEUU donde se formuló de manera explícita la consigna que ha dirigido la aplicación de los recortes en España: “los españoles deben rebajar sus salarios en un 25%”.Poco después, una llamada de Obama ordenó a Zapatero la presentación del mayor paquete de recortes sociales de la historia reciente: congelación de las pensiones, rebaja del sueldo de los funcionarios, eliminación de ayudas sociales como el “cheque bebé”, subida del IVA y del IRPF, recorte del gasto sanitario…Meses más tarde, Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, y Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, trasladaban a Zapatero el mandado germano-norteamericano para acelerar la aprobación de la reforma de las pensiones. Un tijeretazo que nos obliga a trabajar hasta los 67 años, y reduce en un 26% la cuantía de las futuras pensiones.Hace poco más de un mes, Zapatero enmendaba la plana al ministro de Trabajo, para adaptar la reforma de la negociación colectiva a las exigencias del FMI, planteadas por una delegación que acababa de visitar España. Abriendo paso a un salto en el abaratamiento del despido, y a nuevas rebajas salariales y recortes en las condiciones de trabajo, por la vía de permitir a las empresas descolgarse del convenio.Ahora, el grado de vasallaje y dependencia ha superado todos los límites, hasta el punto de que el diktat imperial se incorpora a la constitución.Romper las cadenas para salir de la crisisNo padecemos los “efectos de una crisis mundial”, sino la agudización del saqueo imperial con que EEUU obliga a los países vasallos a sufragar su hegemonía. Y la “cuota de tributos” se reparte precisamente en función de la capacidad de intervención norteamericana en cada país, y al grado de dependencia y sumisión al imperio de sus élites locales. Los eslabones más débiles de la cadena -aquellos que soportan un mayor grado de intervención norteamericana- están sometidos a un saqueo sin fin. Incrementando hasta niveles salvajes los intereses a pagar por la deuda. O imponiendo recortes en las coberturas sociales, rebajas de salarios, subidas de impuestos…Es el caso de España, donde una simple llamada del presidente norteamericano puede poner en marcha, a golpe de silbato, la trituradora de los recortes.El grado de intervención del hegemonismo norteamericano en los principales aparatos del Estado -desde el ejército a los servicios secretos, pasando por la judicatura o los principales partidos- les permite decidir el rumbo del país.Y el grado de sumisión de las élites dirigentes españolas alcanza extremos inauditos. En ellas se ha instaurado, desde los plutócratas financieros a la clase política, una auténtica castración económica, política y militar del país, que impide ni siquiera pensar en un camino independiente, no ya enfrentado sino diferente al marcado por Washington.Este grado de intervención es el que permite al inquilino de la Casa Blanca despertar al presidente del gobierno español a intempestivas horas de la noche para ordenarle que ponga en marcha la maquinaria de los recortes.O el que moviliza, a toque de corneta, a la clase política oficial para modificar la constitución en un tiempo récord para cumplir la voluntad del amo.Y hace posible que todos los poderes locales, desde el Banco de España a los grandes medios de comunicación, desde la patronal a la práctica totalidad de la clase política, nos impongan como única salida posible los planes de ajuste dictados por el FMI.Para salir de la crisis, es imprescindible romper las cadenas de la dependencia. Conquistar como país la capacidad de decidir un desarrollo autónomo, que convenga a los intereses nacionales y populares.

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