EEUU armará a la oposición siria y azuza la guerra

¿Siria será «el Irak de Obama»?

Para tratarse de «un presidente pacifista», el mandato de Obama está plagado de guerras y agresiones. Tras Libia o los asesinatos de los drones en varios paí­ses, ahora le toca el turno a Siria. La decisión norteamericana de armar abiertamente «porque ya se estaba haciendo de forma encubierta- a la oposición siria amenaza con azuzar un conflicto que según la ONU ya carga con más de 100.000 muertos. El salto en la implicación militar norteamericana tiene poco que ver con «preocupaciones humanitarias» y mucha relación con sus intereses como superpotencia. Encendiendo con ello una mecha en una de las zonas más explosivas del planeta.

Washington ha justificado su decisión de armar y prestar apoyo militar a la oposición siria como una respuesta al uso de armas químicas contra la población del régimen de El Asad.

Nadie puede creerse esta “motivación humanitaria”. ¿Acaso no es EEUU el país que más ha utilizado las armas químicas contra la población civil? «EEUU reacciona para cortar el avance de la influencia de Teherán actuando sobre el tablero sirio»

Hace sólo unas semanas un grupo de expertos formado por el secretariado de la ONU reiteró que “no existen pruebas del empleo de armas químicas en Siria”.

Pero, si se hubiera producido por parte del régimen sirio –ciertamente capaz de ello, dado su carácter reaccionario- la alternativa para “proteger a la población” no sería la de fortalecer militarmente a una oposición capaz de ajusticiar a un adolescente por declararse ateo o perpetrar varios episodios de limpieza étnica contra la población chií.

Las razones del salto en la implicación militar de Washington en Siria son mucho más prosaicas. Hace solo uso meses el Pentágono consideraba que el desmoronamiento del régimen sirio era solo cuestión de tiempo.

En julio, un ataque suicida de la oposición contra el cuartel general de la Dirección General de Inteligencia de Siria, que mató a varios miembros de la cúpula militar del régimen, parecía confirmarlo.

Tras aquel ataque, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ordenó que la Guardia Revolucionaria iraní incrementara el suministro de armas a Damasco, y que tomara una parte más directa en el entrenamiento de combatientes sirios.

Propiciando además una mayor implicación de las milicias de Hezbola, apoyando al ejército de El Asad.

Por eso ahora las tropas gubernamentales han retomado la iniciativa, y la inteligencia estadounidense e israelí consideran que “el régimen puede llegar a ganar el conflicto”.

Este sería el peor escenario para EEUU, una victoria de El Asad propiciada por el sostén iraní, lo que ampliaría todavía más su influencia en la zona.

EEUU reaccionara para cortar el avance de la influencia de Teherán actuando sobre el tablero sirio.

En el cambio de posición de Obama también han actuado las presiones de los sectores más agresivos de la burguesía norteamericana, que exigen una respuesta más contundente ante los actores globales –China- o regionales –Irán- que cuestionan su hegemonía.

Representados por personajes como el senador republicano John McCain, rival de Obama en las presidenciales de 2008 y que el mes pasado visitó a la oposición en Siria.

Y que no puede ser ajena a los sucesivos escándalos –como la publicidad otorgada al espionaje global practicado por Washington- cuya difusión ha sido “adminstrada” desde el corazón del Estado yanqui para minar la autoridad de Obama y obligarle a cambiar el paso.

El horizonte que se abre ahora sigue plagado de incógnitas.

EEUU va a rearmar a la oposición siria, pero con el objetivo de “incrementar su poder de combate hasta el punto de revertir la actual situación militar y favorecer una posterior solución política del conflicto”.

Dadas las desastrosas consecuencias, Washington se resiste a abrir en solitario un nuevo frente militar abierto como en Irak o Afganistán.

Presiona a las potencias bajo su órbita para que apoyen su escalada militar, que también contempla el establecimiento de una “zona de exclusión aérea” similar a la ejecutada en Libia.

Pero Francia o Alemania ya han adelantado que sólo participarán bajo el amparo de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Y la rotunda oposición de Rusia o China, miembros permanentes con derecho a veto, niega esa posibilidad.

EEUU parece el pirómano que enciende la cerilla para incendiar el bosque, pero que no tiene ningún control sobre el posterior desarrollo del incendio.

Esta debilidad no le vuelve menos peligroso. Tal y como ya han declarado, para defender sus intereses como superpotencia están dispuestos a echar gasolina sobre el fuego de una guerra que ya ha provocado más de 100.000 muertos, y que amenaza con volver a activar la carga explosiva alojada tras la invasión de Irak en una de las zonas más sensibles del planeta.

¿Quiénes son la mayor amenaza para la paz y la estabilidad mundial? ¿De quién debemos protegernos los pueblos del mundo?

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