Juicio a Sintel

Sintel: vaciamientos patrimoniales y lobotomí­as

Hace ya unos siete años del inicio de la famosa acampada de Sintel en el Paseo de la Castellana, el Campamento de la Esperanza. Los chubasqueros de color azul-gris encerraban luchadores que, a contracorriente de las direcciones sindicales, tuvieron que lanzarse a pecho descubierto a base de movilizaciones, asambleas y demandas contra una de las operaciones más descaradas de descapitalización de una empresa española rentable para contentar otros intereses polí­ticos.

1.200 de los 1.800 trabajadores en lantilla levantaron en plena Castellana un campamento de chamizos, uralita, grupos electrógenos, algunos huertos donde plantaban garbanzos y solidaridad de los vecinos, del pueblo de Madrid, que se traducía en comida y ánimo. Tuvieron que evitar varios intentos de desalojo por parte del Ayuntamiento. Molestaban. Sobre todo a los poderes públicos, a Telefónica y a unas cúpulas sindicales que no podían permitir que su ejemplo de lucha se extendiera.Los trabajadores de Sintel representaban un sindicalismo combativo, unitario (se les veía por todas las manifestaciones), asambleario. Sintel era la filial de Telefónica que se encargaba de instalar sus líneas telefónicas, valga la redundancia. Fue vendida en abril de 1996 a la empresa Mas Tec del polémico millonario Jorge Mas Canosa. El Fiscal Anticorrupción recuerda que la polémica venta de Sintel a Mas Canosa fue realizado por un presidente de Telefónica nombrado por el PSOE, Cándido Velázquez-Gaztelu, quien había rebajado previamente el patrimonio de la empresa vendida.La operación no tenía ningún sentido financiero, nadie pretendía obtener las plusvalías que producía Sintel. Nadie. Quebró cinco años después, cuando Telefónica, dirigida por Juan Villalonga, le retiró su carga de trabajo. Por medio, un acuerdo en diciembre de 1998 de reconocimiento de deuda por parte de Juan Villalonga (hombre de Aznar en Telefónica) y MasTec. Los Mas Canosa llevaban pagados tan sólo unos 1.500 millones de pesetas cuando, por dicho acuerdo, los pagos los pasaba a asumir la propia Sintel, como aval. ¡La empresa vendida asumía el pago de su propia venta!Posteriormente las acciones de Mas Tec International fueron transferidas, junto a las filiales de Sintel de cuatro países hispanoamericanos, a cinco sociedades (cuatro de ellas ubicadas en las Islas Vírgenes), cuyos administradores se incluyen en la actual lista de imputados (José Miguel Sariego, Juan Casanova, Ricardo Campos y Alfredo Flórez). Y, finalmente, se descapitalizó Sintel con la venta de otras diez compañías participadas: Cotronic, Redes de Cataluña, Bazaco, Scoitel, Estudios Ténicos, Alberto Romero Electrificaciones, Inversiones de Telecomunicaciones en Canarias, Sintel Montajes Eléctricos, Sintelar y Sietel.Mas Canosa era entonces, falleció pocos años después, uno de los más relevantes exiliados cubanos vinculado a los movimientos anti-castristas que operan desde Miami con el paraguas de la CIA, relacionado también con el narcotráfico desde Sudamérica y la financiación de actividades terroristas. Sus hijos, Jorge y Juan Carlos Mas Santos, son los que ahora, junto a directivos de Telefónica y Sintel de la época, afrontan el juicio de la Audiencia Nacional.A diferencia del auto de 2007 por el que la Audiencia Nacional archivaba la causa contra 16 implicados y la mantenía sólo contra los relacionados con la empresa Mas Tec, ahora son imputados unas veinte personas, entre ex directivos de Telefónica, de Sintel, de las empresas de los Mas Canosa, y los comisionistas que en plena agonía de la sociedad cobraron cantidades multimillonarias. La Fiscalía Anticorrupción, que ha solicitado penas de prisión de entre dos años y seis meses y cinco años y seis meses para los ocho acusados relacionados con la sociedad Mastec, reclama además un mínimo de 115 millones de euros de compensación para los 1.828 trabajadores de Sintel.Una trama de sanguijuelas que representan un período de la historia de España en el que la expansión internacional de los grandes monopolios españoles hacia Hispanoamérica requería de un presidente de gobierno afín a EEUU. Sintel fue con toda seguridad víctima de una operación de altos vuelos relacionado con este nuevo rumbo para el país. La lucha de los trabajadores molestaba a todos y tuvieron que darle una salida basada en promesas, promesas vacías.

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