USO pide la retirada de las subvenciones públicas a los sindicatos

Sindicalismo subvencionado

La Unión Sindical Obrera (USO) ha denunciado las millonarias subvenciones que recibirán los grandes sindicatos por asistir a los órganos consultivos del ministerio de Trabajo: en total 4,5 millones de euros que se quedarán sobre todo e las arcas de CCOO y UGT. Así­ como la actitud pasiva de Comisiones Obreras y UGT ante la destrucción laboral que está produciendo la crisis.

USO denuncia que or ejercer sus funciones de asesoramiento “nadie debe tener un sobresueldo”. Y exige que se retiren las subvenciones públicas a los sindicatos, para que éstos se financien fundamentalmente de las cuotas de sus propios afiliados, tal como hace la propia USO que se financia en un 80% de las cuotas. Y, por lo tanto que los sindicatos no tengan que depender de las “ayudas” públicas.Además, insiste el sindicato USO, esto es aún más importante en épocas de crisis como la actual; por un lado, para reducir gasto público, pero sobre todo para ganar en “honestidad sindical para defender a los trabajadores de las consecuencias de la crisis”. Ya que, como denuncia también USO, las dos grandes centrales sindicales están manteniendo una “actitud pasiva ante la destrucción laboral provocada por la crisis”.Durante 2008, las dos grandes centrales sindicales, CCOO y UGT, recibieron casi 15 millones de euros en subvenciones concedidas por el gobierno. Más de 12,5 millones de euros para su funcionamiento y otros 2,3 millones por sus actividades “consultivas” para el ministerio de Trabajo.La denuncia de USO vuelve a poner sobre la mesa el problema de la independencia sindical y, en definitiva, el propio modelo sindical. Nadie duda de que unos sindicatos que dependen de las subvenciones públicas para su subsistencia estén condicionados en su acción sindical. Es prácticamente imposible no establecer una relación directa entre la docilidad con la que han actuado las direcciones de las grandes centrales sindicales en los años de crecimiento y la precarización del mercado de trabajo con su doble dependencia económica: de las subvenciones públicas y de sus “liberados” pagados por las grandes empresas. Así como ahora es también imposible no hacerlo ante la “pasividad y mercadeo” (como denuncia USO) con la que están actuando ante la crisis.Sindicalismo subvencionado se ha convertido en sinónimo de sindicalismo de gestión. Entendiendo que de lo que se trata es de “gestionar lo que hay”. Antes se trataba de “repartir el trabajo” precarizándolo (¡eso sí, nada de repartir los beneficios!). Y ahora de “repartir la crisis” para que la paguemos entre todos (¡es decir, los mismos de siempre!).Sobre la mesa está la necesidad de cambiar este modelo sindical para volver a un sindicalismo de lucha y movilización.

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