Los altos ejecutivos del IBEX-35 se suben un 11% los sueldos

Sin vergüenza y sin perdón

La noticia no ha tenido gran trascendencia más allá de unos pocos medios económicos especializados de reducida difusión. Y si embargo está situada en el corazón de la crisis que sufrimos. Y también de su resolución. 479 miembros de la alta dirección de las empresas del Ibex-35 -el selectivo í­ndice que agrupa a los principales monopolios españoles- se aplicaron en 2008 una subida salarial del 11%.

Como resultado, cada uno de ellos cobró, como media 732.000 euros anuales, más de 60.000 euros (10 millones de las antiguas esetas) al mes. Pero además, esto sólo es una pequeña (ínfima más bien) parte de los salarios que reciben. A esos 60.000 euros mensuales hay que sumar las dietas que reciben por la asistencia a los varios consejos de administración de los que forman parte, normalmente filiales o participadas de la misma casa matriz. A esto hay que añadir los bonos y primas que reciben habitualmente en forma de option-stocks, sueldo pagado en acciones de la propia empresa que después venderán o por los que recibirán dividendos. Y, cada cierto número de años, normalmente 3 o 4, varios millones de euros como aportación de la empresa a su fondo de pensiones que cobrarán cuando se jubilen. La resultante final –sin detenernos ahora en minucias como el sueldo indirecto que reciben en forma de vehículos y transporte, chóferes y seguridad, hoteles y comidas, comunicación, visas oro de libre disposición a cargo de la empresa,…– es que ejecutivos como Francisco González, presidente del BBVA, cobra un salario real cercano a los 20 millones de euros anuales, Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, por encima de los 11 millones, Alfredo Sáez, segundo de Botín 9 millones, el propio Botín… nadie ha conseguido sacar las cuentas reales del salario que cobra.Y mientras ellos llegan a cobrar sueldos hasta 1.500 veces superior al salario medio español, 14 millones de trabajadores, parados y pensionistas cobran mensualmente menos de 1.000 euros (y en ocasiones ni la mitad). ¿Por qué? ¿Es que su trabajo aporta de verdad 1.500 veces más valor que la de un trabajador medio? Eso no se lo cree nadie, ni siquiera ellos mismos.Nada que objetar a que existan diferentes categorías salariales de acuerdo con la cualificación del trabajo que cada uno desempeña y el esfuerzo y los años de vida que le ha costado conseguir esa cualificación. Pero una cosa es que haya una escala salarial razonable, de 1 a 10, es decir ningún sueldo por debajo de 1.000 euros al mes, pero ninguno por encima de 10.000. Y otra muy distinta una escala salarial de 1 a 1.500. Que traducido en la práctica significa que si usted cobra, pongamos 6 o 9 euros por hora, ellos cobran a 9.000 o a 13.500 euros la hora. ¿Qué trabajo vale eso? Qué no nos vengan con cuentos. Porque esa escala de 1 a 1.500 sólo es posible a condición de que haya muchos trabajadores cuyo salario apenas si les da para malvivir para que unos pocos vivan con toda clase de lujos. Acabar con esos sueldos a todas luces injustos e inmorales es la primera medida que cualquier gobierno progresista, o simplemente decente, debería tomar para afrontar la crisis mediante una redistribución de las rentas. ¿No tiene el Estado fijado un salario mínimo? Pues que se establezca también un salario máximo. Nadie por debajo de 1.000 euros, nadie por encima de 10.000. Si los bancos quieren dinero público para reponer sus pérdidas de capital y hacer frente al vencimiento de sus deudas, que se ajusten a esta escala salarial. Si los grandes monopolios de servicios (electricidad, telefonía, petróleo, gas,…) quieren seguir disfrutando de las concesiones estatales, que se ajusten a esa escala salarial. Si las grandes empresas argumentan que necesitan seguir disponiendo de ERE’s y todo tipo de subsidios estatales para sobrevivir y mantener el empleo, que se ajusten a esta escala salarial: nadie por debajo de 1.000 euros mensuales, nadie por encima de 10.000 euros al mes.¿Qué no están de acuerdo? No hay problema. Se les retiran los planes de rescate, las concesiones, las subvenciones y ayudas, los ERE’s,… Que lo devuelvan todo. Porque además, una redistribución salarial de este tipo, un ajuste de las escalas salariales del 1 al 10 no sólo es una cuestión de justicia. Es también una medida práctica de primer orden para salir de la crisis. Pues si por un lado significa una rebaja muy sustancial para una minoría, significa al mismo tiempo una mejora también muy sustancial para una mayoría. Que los más de 11 millones de españoles –cerca de un 40% de la población si consideramos los núcleos familiares– que hoy en día tienen unos salarios (o pensiones, o subsidios) muy por debajo de los 1.000 euros, pasen a disfrutar de una elevación salarial que en muchos casos es de más del 200% de lo que actualmente cobran. Con los efectos inmediatos que ello tendría sobre la revitalización de la demanda nacional y el incremento del consumo interno, base desde la cual gran parte del tejido productivo cobraría nuevo impulso y estaría en mejores condiciones de hacer frente a la crisis de los mercados internacionales, obtener la liquidez necesaria y frenar, como mínimo, la destrucción de empleo.

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